𝔼𝕩𝕡𝕝𝕠𝕣𝕒𝕔𝕚ó𝕟

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El día estaba templado, pero aún hacía más frío que nada, algo que le daban ganas a Astrid de seguir acostada -Es muy temprano ¿Verdad?- Repasaba todas las excusas posibles para engañar a su mente y que finalmente, por una vez en su vida, le dijera "quédate en la cama" más eso jamás pasó -Con. Che. Tu. Ma. Re- Separó por sílabas la palabra que iba a decir. Su gran y tan molesta conciencia le dio una idea que sabía que no podía rechazar, la conocía de pies a cabeza ¿Y como no? Era ella misma -Voy a explorar un lugar abandonado, igual hace tiempo que no lo hacía- Un "buen argumento" para levantarse apareció y junto a este un salto de la cama al piso también -¡Ok!, ¡voy a explorar un lugar abandonado!- Su primera misión era vestirse con ropa cómoda que a la vez le proporcionara libertad de movimientos y, sin falta, el desayuno -Oye, Trini ¿Te acuerdas esa vez que casi me desmayo por no desayunar? Bueno, eso no va a pasar otra vez- Le habló a su gata que solamente se lamía su pelaje -Jyan Jyan, ayúdame, no se que ropa ponerme- Abrazaba a su gato esperando una opinión de el -Ah, no po, me tengo que bañar primero, ¡Pero igual! Debo escoger la ropa primero para que no me de un viento y para no estarme paseando- Rápidamente se metió a su closet a escoger una ropa cómoda, que ocupara pocas veces, pero a la vez que se vea bien. ¿Porqué se hacía tanto drama? Es fácil y hay dos razones, sin dase cuenta, su cabeza hace un completo enredo de que debería colocarse, pues piensa que el fantasma o monstruo que la persiguió sigue ahí, y que la mira o sigue constantemente donde sea que vaya o haga, por lo que cree que debe verse como un mínimo de decente, porque según ella "si me veo bien, puede estar considerando en no comerme" -¡Ya se!- Exclamó al encontrar un outfit perfecto, a ojos de ella: consistía en unas calzas, unas zapatillas cómodas y arriba solamente un polerón de lana gruesa co cuello largo -¡Listo! Me sigo preguntando porqué aun no me acostumbro a los climas "solidos" de Asia- Con esto se refería a que el clima variaba con el día, si no que si decían que iba a hacer frío todo el mes, todo el mes iba a hacer frio, no como en Sudamérica; en la noche podían hacer treinta grados de calor, mas en la tarde eran grados bajo cero -¡A bañarme!- Anunció a nadie dirigiéndose al baño.

Kazutora tenía pensado en ir a visitar a Astrid, ya que después de que el y su grupo de amigos fueron a verla, no volvió a ir -¿Que estará haciendo?- Se preguntó mientras salía de su hogar -Oi, Kazutora- Giró su cabeza para encontrarse con su amigo pelinegro de cabellera larga -¿A donde ibas?- Cuestionó a la vez que pasaba su brazo alrededor del cuello del ojos color ocre -A ver a Astrid, no la he ido hace mucho- Explicó empezando a caminar en dirección al bosque -Oye ¿Seguro que no te gusta?- Soltó como si nada con una sonrisa característica de él. Es pregunta sonrojó un poco a Hanemiya -No me gusta- Trato de hablar en tono firme -¿Estas seguro? Siempre la vas a visitar y ahora que la conocemos todos no paras de hablar de ella- -¡No lo hago!- Se excusó mientras lo golpea en el antebrazo -"Astrid sabe hacer no sé qué cosa" "Astrid tiene no sé cuántos animales" Astrid esto" "Astrid esto otro"- Repitió las palabras de manera inconclusa al mismo tiempo que sobreactuaba un papel femenino -No siempre habló de ella, y si lo hago es porque la admiro, nada mas- En parte era cierto: no era consciente de lo tanto que hablaba de ella, más si lo hacía era por que la admiraba, pues le parecía increíble todo lo que podía hacer, únicamente estando en el bosque, a ojos de el, era algo genial -Como sea ¿Vamos?- Preguntó mientras seguía el camino -¿También vas?- Su sorpresa era notable. Pensaba que lo iba a molestar un rato y se iba a ir -¡Claro que voy a ir! Tengo que ver que los gatos estén bien cuidados- Se excusó con una pequeña mentira, si quería ver a los gatos, pero también quería conocer bien el lugar y quien mejor que la persona que vive ahí -¡En marcha, lentotora!- Dijo para salir corriendo, dejando muy atrás a su amigo que le tomó un tiempo en tomar conciencia y empezar a correr, también.

-Toca tú- -No, toca tú- -Es tú amiga- -Si, pero tú también querías venir- Empezaron una pelea para descifrar quien llamaba a la puerta para avisar a Annelise que estaban ahí. Luego de un juego de pierda, papel o tijera, fue Baji a quien le tocó tocar. Después de un par de segundos, salió Astrid con una gran mochila en su espalda -Oh, hola- Les saludó con la mano mientras abría mejor la puerta -¿Que están haciendo por aquí?- Les cuestionó a la vez que hacía unas señas de manera que entraran a la casa -Nada en especial. Este de aquí quería verte- Le respondió el de ojos marrones tratando de avergonzar a su mejor amigo, algo que no pasó -Obvio que la quería ver, es mi amiga, en cambio tu vienes a ver a los gatos- Una nueva pelea de ver quién molestaba más a quien, empezó. Astrid no entendía nada de lo que estaban diciendo, pues hablaban tan rápido que solo le entendía palabras sueltas -Oye, Astrid ¿Que ibas a hacer con esa mochila tan grande?- Le preguntó finalmente, Baji -Ah, pues, iba a ir a explorar- Les explicó mostrando el interior de la mochila: llevaba cascos, poleras, ropa, zapatillas, bolsas, etcétera -¿Explorar? ¿Es que no conoces el lugar? ¿tampoco voces acá?- Esto sorprendió a Baji, asumía que ya conocía todos los lugares de el bosque, pues parecía vivir ahí -Si, vivo aquí y si, conozco el lugar, lo que no conozco son los lugares abandonados que tiene- Le comentó con una sonrisa es su rostro, el que solamente haya dos personas, contando que una era Kazutora, la tenía menos nerviosa -¡Genial! ¿Te puedo acompañar?- Exclamó su amigo pelinegro -¡Claro! Baji, ¿tu también quieres ir?- Preguntó por educación, pues no sabía los intereses del muchacho, ya que, si le decía que fuera, tenía la posibilidad que no le gustarán ese tipo de cosas y viseversa, puede que se sienta excluido o molesto si no lo ofrecía, ya que está la posibilidad que le gusten ese tipo de cosas -Está bien, pero ¿Que vas a hacer con los animales? ¿Los vas a dejar solos?- No era una pregunta para presionar a Annelise, si no que era curiosidad -No, me voy a llevar a algunos, pero sobre todos a mushroom- Confesó. No podía dejar solo a ese gato, pues a la mínima que estuviera sin supervisión estaba metido en lugares peligrosos, buscando hongos para comérselos o darlos de regalo a su dueña, no era malo, solamente si la cosa con la que tuviera contacto no fuera venenosa o peligrosa, algo que su gato no reconoce -¿Puedo llevarlo yo?- Le preguntó con emoción en sus ojos, puesto que los gatos que tenía eran muy suaves de pelaje aparte de muy cariñosos -Claro- Le respondió la fémina, no tenía tanta desconfianza para decirle que no al cuidar a su gato -Bien, ¿Vamos?- Habló a la vez que tomaba a su conejo y a chapulín en brazos.

𝓛𝓪 𝓫𝓻𝓾𝓳𝓪 𝔂 𝓼𝓾 𝓶ú𝓼𝓲𝓬𝓪 [𝓽𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓻𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼] CanceladaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora