45.

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Su pecho se expandía y contraía, su labio inferior temblaba sin cesar y el nudo en su garganta creció. ¿Estaba soñando? Que alguien la despertara. Corrió hasta él, aunque sus piernas no estaban jugando a su favor pero antes de que cayera al suelo, él la atrapó entre sus brazos.

—Felix...

—Sorpresa. —canturreó en voz baja y le sonrió con ternura.

¿Que si había cambiado en un año? Mucho, lucía mucho más guapo, tenía el cabello más largo y creció unos pocos centímetros más. Ella se aferró a él con fuerza y volvió a llorar, pero esta vez de emoción. Chan sonrió conmovido ante la escena y se dio la vuelta para entrar a casa y darles su espacio.

—¿Por qué no nos dijiste que vendrías?

—Creí que Chan lo haría. ¿Te alegra verme?

—Por supuesto que sí. —lo rodeó en un efusivo abrazo

¿La beso o no la beso? Felix estaba teniendo un debate interno, pues no sabía si era lo correcto. Decidió arriesgarse y acercó su rostro, buscando los labios de la chica pero el resto apareció interrumpiendo el momento, incluso Jisung estaba allí y se veía tan contento cómo los demás, entonces ella se alejó para permitir que Felix fuera recibido entre el bullicio.

(...)

No pasó mucho, sólo platicaron entre todos pero ella no se involucró tanto en la conversación, pues el nerviosismo al dirigirle la palabra le ganaba. Para ese momento ya estaba de vuelta en su casa, sentada en la sala y con la televisión encendida pero la atención a esta era nula, ya que lo único que ocupaba su mente era Felix y su regreso.

Por supuesto que se dio cuenta de lo que Felix quiso hacer al recibirla y sólo se preguntaba si en realidad tenían la oportunidad de intentarlo de nuevo, sus esperanzas se elevaron pero no por mucho, ya que recordó que él regresaría a Australia en unos días.

Ash, quisiera estar con él, su labio inferior se curvó en un puchero y apagó la tv.

Las cosas con Jisung no cambiaron, en el sentido de que su amistad era la misma de siempre, y al parecer este dejó de sentir cosas por ella hace mucho; se excusaba diciendo que sólo había sido una fase embarazosa que afortunadamente superó y de la que ahora se reía.

Suspiró con pesadez y regresó sigilosamente a su cuarto, pues su mamá ya descansaba; esa noche le costó dormir pero después de batallar por un buen rato, logró conciliar el sueño. A la mañana siguiente, y cómo era de esperarse, Chan le envió un texto invitándola a desayunar con él y el resto de los chicos, cosa que aceptó y bajó de su cama para alistarse.

Su corazón latía con inquietud y no sabía si era la emoción o el nerviosismo... quizás una mezcla de los dos. Salió de casa después de despedirse de su mamá y caminó en dirección al sitio donde acordaron verse; los dos australianos eran los únicos allí.

—Buenos días. —les saludó sonriente.

—Buen día. —respondió Felix con una cálida sonrisa.

—Hola —el mayor también sonrió—. Si quieren podemos entrar y pedir una mesa para todos, así esperamos más cómodos.

Los menores asintieron en acuerdo e hicieron lo que dijo el mayor. Los dos chicos se sentaron juntos mientras ella se acomodó frente a ellos, precisamente frente a Felix, una muy mala idea ya que la timidez le llenó y sólo se dispuso a bajar la mirada y jugar con su pulsera, allí mismo se fijó que Felix aún conservaba la suya y eso le alegró por dentro.

—¿Dormiste bien? —lo oyó decir, a lo que alzó la mirada y se percató que Chris no estaba.

—Sí, gracias. ¿Te quedaste con Chan?

Memories ; Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora