26.

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—No quiero estar ahí, no si está él. —era la enésima vez que ella se nagaba a su invitación.

—Pero ___, estar sin ti no es lo mismo. —Seungmin hizo un puchero.

—No estamos completos si no estás tú. —añadió Minho.

—Incluso es más aburrido. —le siguió Hyunjin.

—Lo siento chicos, saben que jamás he faltado a ninguna de nuestras pijamadas pero simplemente no puedo. —habló sin ánimos.

—Está bien, no te obligaremos —dijo Changbin, resignado—. Pero has de saber que Felix también está muy triste. ¿Qué ocurrió entre ustedes?

—Nada, él debe estar con Sujin, es lo mejor. —explicó con desdén.

—Así que es por Sujin... —comentó el mayor de todos.

—¡No es justo! ¿Por qué esa niña tonta tiene que arruinar nuestra diversión y tu relación con Felix? —Jeongin frunció el ceño en un intento de verse molesto, pero en su lugar, terminó luciendo tierno.

—Perdón, Innie. —sonrió apenada. Apenas se daba cuenta que sus problemas amorosos también afectaban su círculo amistoso.

—Por favor ven, por favor ven, por favor ven... —alargó el menor a la vez que sacudía su brazo.

Se percató de lo mucho que los chicos querían que estuviera presente; rechazar su invitación sólo le hacía sentir mal y no era justo. No podía permitir que sus sentimientos se interpusieran y dejar a sus amigos del lado.

—Está bien —suspiró rendida—, iré.

Jeongin sonrió con emoción y los demás se lanzaron hacia ella.

—¡¿Qué hacen?! Van a aplastarme. —dijo en un quejido, pero ya era demasiado tarde, todos estaban en bulto sobre ella.

—Nos alegra que no dejes que algo así te quite la diversión. —comentó Chan una vez que se había apartado.

—Vaya forma de demostrar su alegría. —entonó con sarcasmo mientras sobaba su espalda.

—Sólo no queremos que algo así te afecte, creo que hay chicos más guapos que Felix. —dijo Minho entre pequeñas risas.

—Yo por ejemplo —Chan movió su cabello con aires de grandeza y ella lo miró extrañada—. Está bien, sólo bromeo, no me mates.

—Cómo sea. —rodó los ojos y dejó escapar una risa.

(...)

Más tarde que los chicos se despidieron y ella quedó sola, alguien tocó la puerta. Unos toques apenas audibles pero que fue capaz de captar. Salió de la cocina con rapidez, tal vez era su madre quien venía cargada de bolsas, por lo que se apuró a abrir.

Pero no era su mamá quien yacía de pie frente a la puerta.

—¿Sujin? —la sorpresa fue tan grande que ni se molestó por disimular y frunció el ceño.

—Hola —ésta sonrió tímida—... ¿Puedo pasar? —jugó con el bolso que colgaba de su hombro. La castaña aún no comprendía a qué se debía su visita.

—Claro, claro, pasa —reaccionó luego de unos segundos, dándole pase. Cerró la puerta a sus espaldas y le ofreció asiento a la chica—. ¿Se te ofrece algo de beber?

—No gracias, estoy bien —sonrió con amabilidad—. Yo en realidad quería hablar contigo sobre Felix.

—Ah... Él. —acarició su mejilla con incomodidad.

Memories ; Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora