08.

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—Mami... mamita hermosa.

—¿Qué quieres, hija? —su madre descansaba en su cama. La menor se arrodillo mientras recargaba sus codos sobre la cama y colocó sus manos juntas, mirándola. 

—¿Me dejas ir a casa de los señores Lee mañana? Por favor, por favor, por favor. —alargó suplicante.

—¿Para qué quieres ir con ellos? —frunció el ceño, extrañada.

—Es que Felix se quedará solo mañana porqué sus padres estarán muy ocupados, así que la señora Lee me pidió que si le podía hacer compañía a Felix. —explicó, tratando de sonar lo más convincente posible.

Sí claro, "la señora Lee".

—Mhm... ¿Tú y Felix solos? —la miró con los ojos entrecerrados.

—¡Mamá, no desconfíes de mí! Yo jamás haría algo malo con él.

—Lo sé, lo sé. ¿Tú realmente quieres ir verdad?

—Ajá. —asintió rápidamente.

—Está bien, sólo que no vayas a intentar besar a Felix.

—¡Mamá! ¡Que Felix no me gusta! —cubrió su rostro con desesperación.

—¿En serio crees que funciona que lo sigas negando? Yo soy tu madre, me doy cuenta cuando algo pasa.

Sólo se limitó a encogerse de hombros mientras sentía sus mejillas teñirse rosadas. Salió de la habitación de su madre e hizo un pequeño festejo por haber conseguido permiso. ¡Pasaría un día entero con Felix!

Regresó a su recamara, sitio que últimamente se había vuelto una zona de recuerdos. Ya comenzaba a hacerse una costumbre en ella recordar los momentos con Felix y esa ocasión no fue la excepción... Recordó ese día en el que se encontraban en su casa, en una situación muy graciosa pero linda a la vez.

[Flashback]

Sabía que Felix detestaba todo lo que daba miedo, y no se le ocurrió algo más tonto que poner una película de terror y por ende, él mismo se encontraba muy asustado.

—Felix, hazte para allá. —lo empujó levemente.

—Tengo miedo, no seas así.

—Yo no te obligué a poner esa película.

—¿Cómo no puedes tener miedo? Son payasos, ____, ¡payasos! —al momento de decir eso, uno apareció en la pantalla, provocando que Felix soltara un grito ensordecedor para después cubrir su rostro con uno de los cojines.

La chica rió cubriendo su boca, Felix se veía tan gracioso en ese estado. Él estaba asustado en lugar de ella. Irónico.

—¿Entonces por qué no la quitas y vemos otra? —propuso obvia.

—No, no. Está bien, tengo que perder este miedo. — sacudió su cabeza y carraspeó la garganta, fingiendo ser valiente, cosa que no le salió, pues el mismo payaso apareció obligándole a soltar otro grito.

—Lee Felix —ella chasqueó la lengua mientras negaba—... A ver, ¿qué quieres que haga?

—No sé... ¿abrazarme? —hizo un puchero, suavizando su mirada. La castaña rió, tratando de disimular sus nervios.

—Abrazarte... ¿Es en serio? —lo miró incrédula; Felix asintió inocente.

El australiano tomó el brazo de la chica y lo colocó alrededor de sus hombros para después entrelazar sus manos. El pulso de la menor se aceleró, ¿por qué Felix le estaba haciendo eso? Ah, sufriría un ataque al corazón allí mismo.

Él le sonrió de manera tierna, achicando sus ojos para nuevamente posicionar su vista en el la televisión. Bueno, al menos no fue del todo mala idea haber puesto esa película.

[Fin del flashback]

—Lee Felix, ¿qué puedo hacer para que me recuerdes? —habló para ella misma— No veo señales de que estés progresando en eso. ¿Debería besarte mañana? —rió bajo— No, eso sería demasiado y sólo te confundiría.

Llevó la almohada hasta su cara y ahogó un grito allí. Era triste con tan sólo pensar que existía la posibilidad de que tal vez él no vuelva a sentir lo mismo por ella. Suspiró tristemente y cerró los ojos para intentar despejar su mente.

Felix, por otro lado, no lograba conciliar el sueño en lo absoluto. Tenía una pregunta rondando en su mente desde hace horas: ¿qué era realmente ___ para él? Esa interrogante se había metido en su cabeza y ahora no salía. Pensar en la idea de que tal vez eran novios o algo así le parecía loco, pues él creía que a ella le gustaba Jisung, aunque ella le confirmó lo contrario, él no lo creía así.

Su cabeza estaba hecha todo un lío. Sinceramente quería verla y sólo deseaba que su madre le haya otorgado el permiso de ir a su casa. Cómo ya lo había mencionado antes, pasar tiempo con ella era algo de lo que disfrutaba bastante.

—¡Ah!, ¿por qué estás en mis pensamientos la mayoría del tiempo? —enterró su cara en la almohada.

Un leve dolor en su pierna derecha apareció, por lo que se levantó a tomar una pastilla para aliviarlo, sus dolores de huesos eran constantes y muy molestos. Después de ingerir la píldora, volvió a la cama, metiéndose bajo las sábanas, logrando finalmente dormirse al cabo de unos minutos.

(...)

—Eso quiere decir que... —sonrió feliz y con alivio.

—¿Que también me gustas? Claro que sí. —dijo tímida.

Felix se puso de pie para colocarse en cuclillas frente a ella y mirarla; ella también lo miró.

—¿Puedo besarte? —preguntó con sus mejillas ardiendo, a lo que la menor asintió tímida.

Felix no necesitó más palabras y unió sus labios en un tierno beso, el roce de sus labios era tibio y suave. Le encantaba...

—Pero qué... —despertó abruptamente. Su corazón latía descontrolado por la emoción de ese beso, lo había sentido tan real.

Un recuerdo..., pensó, pero no estaba tan seguro de ello.

Pero ¿quién era esa chica? En su sueño no pudo verla claramente pero la única que llegó a su mente fue su pequeña y única amiga.

Sí, ___.

Memories ; Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora