25.

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Veinte mensajes de texto, diez llamadas pérdidas y cinco mensaje de voz era lo que su móvil le indicaba. Felix no dejaba de insistir pero ella se rehusaba a contestar.

—¿En serio vas a dejarlo así? —Han se colocó a su lado, ambos sentados en el suelo.

—No quiero hablar con él —encogió sus piernas para abrazarlas y recargar su cabeza en ellas—. ¿Sabes? Si tan sólo hubiese sido sincero o tal vez nunca me hubiese dicho nada, no me importaría tanto... No, pero el señor decidió ilusionarme diciendo que también sentía lo mismo por mí. —frunció su entrecejo con notable tristeza y enojo.

—¿El señor "voz de macho rudo, personalidad de muñequita de porcelana"? —mencionó Jisung, recordando el apodo que Changbin le había dado, y cubrió su boca para no reír. Ella volteó a verlo seria, pero al ver el rostro de Jisung soltó un resoplido acompañado de su risa.

—Eres tan...

—¿Tan yo?

—Sí. —llevó una de sus manos hasta su frente mientras negaba sin cesar su risa.

—Sólo quiero hacerte reír. Sé lo mucho que te gusta y pues... qué triste verte así por él, pero no puedo decir algo antes de escucharlo de él mismo, pueden haber muchas razones por las que lo hizo.

—¿Cómo cuales?

—Habla con él y las sabrás.

—¿Sabes qué? Hablaré con él para terminar con esto, así puede estar con Sujin cuando quiera.

—Eres una dramática.

—No lo soy.

—Estás tratando de terminar tu... algún tipo de relación rara e indescifrable que tengas con él, sólo por este pequeño problema, y ni siquiera sabes si ese beso pasó o no.

Ella suspiró, Han tenía razón pero debía entender que le era difícil ver a la persona que ha amado casi toda su vida con otra chica y que prácticamente se olvidara de ella.

—Lo sé pero...

—Sé que lo quieres demasiado y te hace sentir mal que él actúe de esta manera, pero hablando se entiende la gente y creo que deberías hacerle saber que esto te afecta de tal manera.

—Tú... ¿desde cuándo eres tan maduro? —ladeó su torso y lo observó con los ojos entrecerrados.

—Desde que me volví amigo de una niña que se la pasa todo los días sufriendo por un pecoso.

Ella rió sin ganas.

—Nunca puedo estar con él y supongo que nunca podré así que...

—¿No te estarás rindiendo o sí? —elevó una ceja, algo incrédulo. Ella se encogió de hombros con una sonrisa triste— ¿Qué has hecho con mi verdadera amiga? Esa que haría todo por estar con ese pecoso aunque le llevase toda una vida, ¡dámela, la quiero de vuelta! —la tomó por los hombros y la zarandeó de manera juguetona.

—Han, ya basta —rió apartando sus manos—. Ya no sé que más puedo hacer.

—Yo sí. —se puso de pie y salió de la habitación.

La castaña quedó extrañada por la repentina salida de su amigo, mas se limitó a esperar a que regresara mientras trataba de pensar bien las cosas y hacer lo correcto.

Era extraño, jamás había estado así por un chico y de alguna manera se sentía un poco estúpida, pero es que él la confundía tanto. ¿No se suponía que sentía cosas por ella? Según lo que le dijo, sí, ¿entonces por qué besaría a Sujin?

Tomó su cabeza entre sus manos y la estrujó suavemente para luego rascarla con desesperación.

—Al borde de la locura eh... —escuchó la voz de Jisung, anunciando que estaba de regreso.

—¿Qué hacías?

—Nada, arreglándote la vida, después me agradeces —tanteó su cabeza—. Debo irme ahora. Mamá me acaba de llamar y me necesita. No enloquezcas, te quiero y nos vemos. —se inclinó un poco para depositar un beso sobre su pelo y salir fugazmente de la habitación sin darle oportunidad a ella de despedirse.

Sí que es raro, pensó.

Sacudió su cabeza y se puso de pie, dispuesta a tomar una ducha. Cuando acabó y ya tenía puesta ropa más cómoda, se echó a su cama para intentar descansar un poco, pero parecía que el sueño no le llegaría, siendo que aún era bastante temprano. Así que lo que optó ver la televisión en lo que su mamá regresaba. Recién se había acomodado en el sofá, cuando alguien llamó a la puerta.

Se dirigió a esta, pensando que era Jisung quien tal vez había olvidado algo, pero su sorpresa fue mayor al ver a Felix de pie frente a ella.

—Uh... Hola. —sonrió nervioso.

—Hey.

—Yo... Ehm, Jisung me llamó y dijo que querías hablar conmigo.

—¿Jisung dijo —elevó las cejas ligeramente sorprendida—... Ese cachetón —se quejó por lo bajo—. En realidad yo no... —quiso negarse, sin embargo quería hablar con él y aclarar las cosas; dejó salir un pesado suspiro—... Pasa.

Él asintió, obedeciendo. Se podía notar la incomodidad y lo intensa que sentía la atmósfera, lo que le daba a entender a Felix que algo no andaba del todo bien. Él tomó asiento y ella le imitó.

—Y bien, ¿qué sucede? —frotó sus manos contra sus piernas mientras la miraba con atención.

—Felix, yo... —rascó su cuello y soltó un inaudible quejido, sin encontrar las palabras correctas para decir.

—¿Pasó algo? —la miró con preocupación y se acercó a tomar sus manos.

¿Cómo puede hacer eso después de lo que hizo? Sólo la ilusionaba. Ella apartó sus manos suavemente, acción que confundió aún más a Felix.

—No es nada malo, supongo que para ti esto es bueno —lo último lo dijo en voz baja, por lo que Felix no fue capaz de escucharlo—. El punto es que es mejor que no haya más que sólo amistad entre tú y yo, ¿sí entiendes? Será mejor si seguimos cómo amigos, nada más. Así evitamos confusiones ni malentiendos... y corazones rotos —trató de sonreír pero aquello pareció ser más una mueca.

—¿Por qué me dices eso? —el chico frunció su entrecejo. La menor no estaba consciente de que era ella quien estaba rompiendo el corazón del australiano—. Pensé que tú...

—No quiero darte problemas, Lee.

—¿Problemas con qué?

—¿Por qué lo haces tan difícil? —rascó su cabeza mientras hacía una mueca de frustración.

—Pero es que no sé de qué hablas. —él imitó su mueca mientras encogía sus hombros y extendía sus manos, viéndose inocente.

Y realmente no sabía. No sabía porqué ella le estaba diciendo eso. Y es que aquel beso nunca ocurrió, lo que realmente ocurrió fue que Sujin se acercó a Felix para decirle que lo mejor era darle aquel premio que él había ganado a ___, pero el ángulo desde dónde Jisung y la castaña estaban les había hecho una mala jugada y todo había sido un simple malentendido.

Memories ; Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora