15.

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Después de haber echado un vistazo e instalarse en la cabaña, todos se preparaban para visitar el lago del sitio o simplemente jugar afuera, excepto Felix, quien se encontraba tumbado en el sofá más grande del lugar. Estaba comenzando a sentirse mal, sentía escalofríos y su cabeza aún dolía, pero los chicos estaban muy ocupados cómo para prestarle atención. Lo peor era que sus padres ni siquiera estaban, ya que se habían adelantado yendo al lago.

—¿Qué pasa con él? —Changbin codeó a Hyunjin mientras señalaba a Felix con la cabeza.

—Sólo está cansado, supongo que se quedará. —contestó este con desdén.

—Hey, Felix, ¿no irás? —cuestionó Seungmin.

—Aah, no. Vayan sin mí, estoy cansado. Los alcanzaré después. —mintió. Lo que menos quería era quitarles la diversión. Los chicos no le cuestionaron más y simplemente se limitaron a dejarlo ahí.

Una vez que el resto estaba preparado -ya que la mayoría ya había salido-, salieron de la cabaña sin tomar en cuenta que Felix seguía ahí, prácticamente moribundo con su brazo cubriendo sus ojos. Ni siquiera la fémina se había dado cuenta.

—¿Y qué jugaremos? —preguntó ella.

—Fútbol, obvio. —respondió Chan.

—Por cierto... ¿Tu tobillo ya sanó del todo? —preguntó Jisung, recargado su brazo sobre los hombros de su amiga.

—Sí, pero te juro que si vuelve a pasar te voy a... —él la interrumpió.

—No te tengo miedo, debilucha —la empujó débilmente—. Jamás podrías conmigo.

—Channie... —lo llamó ella, haciendo un puchero.

—¿Ah?—el recién nombrado la volteó a ver.

—Jisung me está molestando y me golpeó.

—Jisung, por favor... —el mayor rodó los ojos. Siempre se comportaban cómo niños a la hora de jugar.

—¿Yo qué... ¡Ah! Ni siquiera fue tan fuerte, vas a ver. —la señaló amenazante.

—Chris, míralo, quiere volver a lastimarme el tobillo.

—Han, no te vayas a pasar así ¿entendido? —ahora Han era señalado en señal de advertencia.

—Pero yo no he... ¡ah! Mejor vayamos a jugar de una vez. —miró mal a la chica, quien trataba de contener la risa.

Los chicos se repartieron en dos equipos para jugar, fue en ese entonces que ella se dio cuenta que Felix no estaba ahí.

—Esperen, ¿dónde está Felix?

—Dijo que estaba cansado. —contestó Minho, quien caminaba hacia la portería, donde era su posición.

Se limitó a no decir nada y suspirar. Quería que Felix también estuviera ahí divirtiéndose con ellos, pero comprendía perfectamente que aún no se sentía del todo bien cómo para involucrarse en actividades que requerían agitarse.

—¡Chan, colocate en tu puesto, por favor! —exclamó Changbin. El mayor correteaba al más pequeño por toda el área con la intención de arrebatarle el balón de las manos.

—Ya voy. —dijo luego de lograr su cometido.

(...)

—¿Puedes ir por aguas? ¡estoy que muero de sed! —exclamó Hyunjin, dirigiéndose a ella y los demás se le unieron.

—Está bien, esperen. —la chica se levantó del lugar en donde reposaba para ir adentro.

Al estar allí, tomó una bolsa de plástico donde metió las botellas de agua necesarias. Mientras iba cruzando por la pequeña estancia, escuchó a Felix llamarla. Su voz había sonado tan grave que le sacó un susto y no pudo evitar ahogar un grito.

—Lo siento —se disculpó él mientras se sentaba, estaba adormitado—, no quería asustarte.

—No, no hay problema —contestó ella prácticamente con su último aliento—. ¿Qué sucede? —dejó la bolsa sobre el suelo y se acercó a él.

—¿Podrías traemer mis pastillas para el dolor de cabeza, por favor?

—¿Te duele la cabeza? ¿Es mucho? ¿Tienes fiebre? —tocó repetidas veces el rostro del chico— ¡Tienes mucha fiebre! —dijo casi en un grito y prácticamente corrió a buscar dichas pastillas. Cuando regresó, tomó una botella de la bolsa y le dio la píldora a Felix para que la tomara.

—Gracias. —sonrió a medias, limpiando sus labios con el dorso de su mano y se recostó nuevamente.

—¿Te llevo a la habitación? Será mucho más cómodo —Felix abrió un ojo para mirarla—. Ven, allá estarás mejor. —lo ayudó a levantarse y lo llevó tomado por la muñeca.

Al adentrarse a las recamaras, Felix se sentó sobre la parte baja de una de las literas e intentó quitar sus zapatos, mas el fuerte dolor de cabeza se lo impidió, cosa por la que no pudo evitar quejarse.

—¡Auh! —emitió por lo bajo y llevó sus manos hasta su cabeza.

—Déjame ayudarte. —se agachó y ella lo hizo. ¿Podía dejar de ser así? Sólo hacía que a él le gustara aún más.

Cuando al fin se deshizo del calzado del chico, levantó su rostro, encontrándose con el de Felix a sólo escasos milímetros cerca del suyo. Sus nervios aparecieron, sin embargo, no hizo nada por separarse de él. Felix la veía con las pupilas dilatadas y de pronto comenzó a acercarse poco a poco hasta que sus narices hicieron contacto. La menor ladeó su cabeza dispuesta a dejar que ocurriera lo que tuviera que ocurrir cuando...

—¿¡Ya vienes con el agua!? Moriremos deshidratados allá afuera. —la voz de Jisung se escuchó por todo el lugar y seguidamente este entró a la habitación.

Ambos voltearon hacia su amigo, manteniéndose en la misma posición. Jisung abrió sus ojos más de lo normal al darse cuenta que había arruinado por completo el momento e inmediatamente salió, cerrando la puerta.

Ella soltó un suspiro inaudible.

—Descansa, si te sientes mal, no dudes en llamarme. —sonrió algo decepcionada y Felix asintió. La castaña le sonrió por última vez y se levantó para irse.

Al salir de ahí no fue sorpresa encontrarse a Jisung con el oído pegado a la puerta.

—Ahm... Yo... —balbuceó sin saber que decir.

—Tú nada. Ven, vamos con los chicos. —tomó la bolsa del suelo.

—¿No me estarás odiando ahora o sí?

—¿Tú que crees?

—¿Debería tomar eso cómo un sí?

—Cállate, Han. —rodó los ojos, aún así no pudo evitar reír. Aunque, desde lo más profundo de su corazón, deseaba que ese beso sí hubiera ocurrido.

Memories ; Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora