20.

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¿Para qué seguir ahí si todos parecían estar encantados con Sujin? Toda la atención era para ella, incluso Jisung que al principio se había mostrado indiferente ante su presencia, ahora no paraba de sacarle plática.

—Channie —la castaña se acercó a él—... es hora de irme.

—¿Ya? —volteó a verla, ella asintió— Está bien. Déjame te acompaño. —intentó levantarse.

—No, no. Estoy bien, sólo quería hacerte saber que ya me iba, quédate.

—Pero es un poco tarde, no quiero que te pase algo.

—Hablas cómo si nunca antes me hubiese ido a casa por mi cuenta.

—Eso es cuando yo no estoy cerca, mientras yo esté aquí jamás dejaré que andes sola.

—En serio, Chan, no quiero molestarte, puedo irme sola. ¿Sí, por favor? —juntó sus manos, suplicante. De verdad no quería causarle una molestia.

Chan soltó un resoplido, resignándose a dejarla ir por su cuenta.

—Está bien, pero si sientes algo raro, no dudes en llamarme. Ten cuidado. —la miró, aún no muy convencido de su decisión.

—Despídete de los chicos de mi parte, creo que están muy entretenidos cómo para arruinarles la diversión. —sonrió mirando hacia ellos.

—Lo haré.

—Te veré luego —besó su mejilla—, adiós.

—Cuidate, por favor. —repitió el australiano una vez más.

—Lo haré. —y sin más, salió del local.

Sentía un pesado desánimo, bueno, no fue nada agradable ver cómo sus amigos la dejaban prácticamente olvidada por alguien más.

No había caminado ni media cuadra cuando escuchó su nombre. Rodó los ojos, pensó que le había dejado claro a Chan que podía irse sola. Ignoró aquello y continuó caminando, hasta que sintió cómo la tomaban por la muñeca, haciendo que se detuviera.

—Chan, te dije que yo podía... —miró a la persona frente a ella, no era precisamente Chan quien se encontraba ahí—... ¿Han? —articuló insegura; la oscuridad no le permitía ver del todo bien.

—¿Han? —la voz de aquel chico le sacó un susto, haciendo que soltase sus manos tomadas.

—Felix —musitó—... ¿Qué haces aquí?

—Chan dijo que habías decidido irte. ¿Por qué?

—¿Por qué? —repitió, retomando su camino. Pensó en contestarle de una manera sarcástica pero prefirió mantenerse neutra— Es un poco tarde y mamá me regañaría si llego muy de noche.

—Pero ella sabe que estas con nosotros, no creo que lo haga.

Ella decidió no emitir palabra alguna. El silencio los invadió pero cómo siempre, jamás ninguno se sentía incómodo con aquello. Era más bien algo bastante pacífico y agradable.

—¿Y qué pasó con Sujin? —se atrevió a preguntar— No creo que fuera buena idea haberla dejado sola con todos esos... chicos.

—Estará bien, se agradan. —respondió él sin darle mucha importancia al asunto.

—Lo sé. —pronunció por lo bajo.

Y otra vez el silencio abriéndose espacio entre ellos. Al contrario de ella, Felix pensaba en alguna forma de cómo preguntarle aquello que tenía en mente; no quería incomodarla ni hacerla sentir mal, pero debía acabar con esa duda de alguna manera.

Memories ; Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora