06.

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Varios días transcurrieron desde que Felix había salido del hospital y su estado físico iba mejorando, sin embargo, aún no habían señales de que recordara algo.

Ese día, la castaña ayudaba en el aseo de la casa; su mamá le había hecho saber lo cansada que se sentía, por lo que la chica se encontraba limpiando por sí sola. Colocaba un par de latas en la alacena cuándo una llamada cayó a su teléfono.

—¿Hola?

¡Hey! ¿te gustaría ir con nosotros al parque? Jugaremos soccer. —un emocionado Hyunjin se escuchaba del otro lado de la línea.

—Hola, Hyunjin. Sí, estoy bien ¿y tú? —entonó sarcástica.

¿Para qué preguntarte algo que ya sé? —habló obvio— ¿Quieres venir o no?

—No lo sé, Jinnie. Mamá se molestará porqué me la he pasado fuera de casa todos estos días.

Son vacaciones, ¿para qué te quiere tener encerrada en casa?

—No lo sé, tal vez para hacer el aseo. —rió, echando un vistazo a los trastes que aún faltaban por limpiar.

—Sólo pregúntale. —animó.

—Está bien, veré qué puedo hacer —suspiró—. Si no me ven llegar, ya saben el porqué.

—Bueno, espero verte allá. Limpia bien para que te diga que sí. —lo escuchó reír desde la otra línea.

—Lo intentaré. Adiós. —ella rió también y finalizó la llamada.

Miró la hora en su celular, las 3:25 p.m. Podía terminar rápido y pedirle permiso a su mamá, seguramente le diría que sí al ver su arduo trabajo para dejar la casa reluciente, ¿no? Así que eso fue exactamente lo que hizo cuando por fin acabó.

—¿Mamá? —le llamó desde el otro lado de la puerta.

—Adelante, hija —respondió la mujer; la menor se adentró a la habitación—. ¿Pasa algo?

—Ma, los chicos me han invitado al parque y quería preguntarte si me dejas ir.

—¿Hiciste tus quehaceres?

—Sí.

—¿Todos?

—Todos. —asintió firme.

—¿Segura?

—Sí, señora. Así como usted lo ordenó.

—Mhm... Bien, ya puedes ir con tu Felix. —habló burlona.

—¿Mi qué...? —rió resoplando— No es sólo Felix, los demás también irán.

—Sí, claro. Felix... —recalcó el nombre del australiano.

—¡Mamá! —rió— ¡Felix no me gusta! —mintió, pues su madre aún no sabía, pero obviamente ya tenía sus sospechas.

—¿Qué? Yo no he dicho eso. Tú sola te quemaste. —se encogió de hombros y ella negó riendo.

—Bien, debo alistarme, los chicos ya deben estar allá. —caminó hasta la puerta.

—¡Me saludas a Felix! —gritó una vez que su hija salió, quien respondió con un gruñido y seguidamente escuchó su madre carcajearse.

Rápidamente se vistió con algo cómodo para ir al parque y lo más importante, sus tenis para poder jugar soccer. Le avisó a su madre que ya se iba y emprendió rumbo al parque en el que usualmente se reunían.

Obviamente Felix iría pero no jugaría, claramente todavía no estaba en condiciones para poder andar correteando o haciendo alboroto, pues era probable que acabara colapsando. Al llegar, se dirigió al lugar en el cual acostumbraban a acomodarse y los encontró allí. Felix descansaba en una banca y los demás jugaban a pasarse el balón.

—¡Ya llegó su jugadora estrella! —anunció llamando la atención de todos.

Minho tosió falsamente y la miró irónico.

—Claro, jugadora estrella. —hizo comillas.

—Cállate, Lee. —rió.

—¿Yo qué? —cuestionó Felix con las manos levantadas.

—Tú no, Lee. El otro Lee. Por cierto, hola. —lo saludó a lo lejos.

—Oh, hola. —Felix agitó su mano, sonriéndole.

—Sí, claro, sólo Felix existe aquí. —Seungmin se hizo el ofendido.

—¡Hola, chicos! —la menor corrió específicamente hasta Seungmin y lo abrazó por los hombros— ¿Listos para un partido?

—Sí, aún tengo presente que me debes una revancha. —habló Han.

—Oh, vamos Jisung, ¿sigues molesto porqué te gané? —se burló.

—Hicieron trampa. Minho te regaló ese penal. —se excusó.

—Nadie te mandó a que te fueras contra mí con esa barrida. —le sacó la lengua.

—Sí, sí, bueno... ¿Jugamos o qué? —intervino Jeongin.

—Sí, pero sin un árbitro y mucho menos un tramposo. —añadió Jisung.

—Sí, ya no llores. Esta vez jugaré. —contestó Minho.

Armaron los equipos y así dieron comienzo a su juego. Los constantes quejidos de Jisung a lo largo del partido, le hacían mucha gracia a la castaña, quien por cierto no podía evitar ver a Felix riendo a carcajadas atento al partido. Muy lindo, pensó.

De un momento a otro, ella corrió para dar apoyo a su equipo, quienes poseían el balón, aproximándose a la portería y allí le pidió el pase a Chan, quien no dudó en dárselo. En ese instante, Jisung corrió hasta ella para evitar que anotara, pero tropezó en el intento y la empujó sin querer, haciéndola retroceder y finalmente caer bruscamente.

—¡Tiempo! —gritó Chan. Todos corrieron hasta el par que yacía en el suelo— ¿Estás bien? —se dirigió a la menor.

—Sí, es sólo que... ¡Auch! —se quejó al sentir un leve, pero molesto, dolor en su tobillo.

—¡Nuestra jugadora se lesionó! —exclamó el australiano mayor.

—¡___, ¿estás bien?! —gritó Felix a lo lejos, caminando lentamente en dirección a ellos.

—Mhm, dejame ver. —Jisung quiso tocarle pero ella se quejó debido al dolor, por lo que él apartó su mano rápidamente.

—Mejor me iré a sentar.

—Lo siento, no fue mi intención. —Jisung la miró avergonzado.

—No te preocupes, sé que no lo hiciste con mala intención. —le sonrió.

—Déjame llevarte hasta la banca. —ofreció para compensar lo hecho.

Jisung ayudó a la fémina a ponerse de pie y la tomó por la cintura mientras ella colocó su brazo alrededor de sus hombros para sostenerse. Felix frunció el ceño ante aquello, sintió algo raro.

Por un momento se sintió... ¿celoso?

Memories ; Lee FelixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora