Memories ; Lee Felix

17.

—¿Huh? —elevó una ceja, no muy segura de si había escuchado claramente.

—Abrazame, por favor. —repitió.

—Yo... pensé que estabas molesto.

—Ni siquiera yo sé porqué lo estaba —jugó con la sábana—, tal vez es porqué —calló por unos segundos pero pareció haberse retractado de lo que quería decir—... No, no es eso —rió bajo—. Hace mucho frío, ¿no es así?

Me encantan tus excusas, Lee.

—Sí... —se acobijó, cubriéndose hasta la nariz. Se acercó poco a poco a él y lo cubrió con su misma sábana para así poder abrazarlo.

—Gracias, aveces tengo pesadillas sobre el accidente y me alarmo...

—¿Aún las tienes? —habló un poco sorprendida.

—Mhm —entonó afirmativo—... Incluso he llegado a dormir con mis padres por la misma razón.

La chica río bajito.

—Eres cómo un bebé, Lee Felix. —acarició suavemente su cabello.

—Hey, realmente ha sido difícil. —admitió.

—Lo sé, también para nosotros —frunció los labios—. Extraño al tú de antes... —suspiró.

—¿Ah sí? ¿cómo?

—Pues eras más... Mhm, ¿cómo decirlo?

—¿Más...? —inquirió curioso.

—Digamos que más cómo Jisung.

—¿Jisung?

—Anormal pues... Divertido, gracioso...

—Aah... ¿En serio?

—Mhm... —asintió.

—Es por lo mismo, se siente cómo si yo fuera el nuevo aquí, cómo si no conociera a nadie. Todo ha vuelto a comenzar para mí, lo que implica que tal vez no me sienta con la misma confianza cómo para actuar... tan raro.

—Entiendo. No te preocupes, para eso nos tienes a nosotros y haremos todo lo posible para que a esa cabecita vuelva cada recuerdo. —continuó acariciando el sedoso cabello del chico.

—Lo sé. —sonrió suavemente y lentamente cerró sus ojos, dejándose llevar por las leves caricias que ella le brindaba.

Joder Felix, deja de ser tan hermoso.

Se podía notar a millas la química entre ambos. El problema era que ninguno de los dos se daba cuenta de ello. Ella creía que Felix la quería sólo cómo su mejor amiga y que esa era la razón de sus celos; él creía que ella gustaba de Jisung.

—Deberíamos dormir ya o los chicos no tardarán en callarnos. —musitó ella.

—Está bien... Pero ¿puedes seguir con eso? Me da tranquilidad. —se refirió a las caricias sobre su pelo.

—Está bien —sonrió gustosa—. Buenas noches, Felix.

—Descansa, pequeña.

(...)

—¡Aahhh! —el estridente grito de Jeongin hizo que ambos saltaran del susto, separándolos de la cómoda y cálida posición en la que estaban.

—¡¿Está loco, qué te ocurre?! —se quejó ella, sobando la zona de su oreja.

—Lo siento es que tú y Felix estaban abrazados y no pude evitar gritar de emoción. —contestó con desdén.