𝙿𝚘𝚟: 𝙴𝚣𝚎𝚒𝚣𝚊
Nunca se aplicó mejor la frase de que "El tiempo es dinero". Cada hora estábamos imprimiendo ocho millones de euros, mil cuatrocientas planchas de papel moneda de las que cortabamos 140,000 billetes de 50€. Todo estaba tan tranquilo a esas horas del amanecer que parecía que el plan iba como viento en popa.
El profesor era nuestro gran hermano, controlaba la radio de la policía y dieciocho cámaras, así que si alguien quería hacerse el vivo, lo sabríamos con anticipación.
Hacíamos turnos para vigilar a los rehenes, los accesos y la producción, a tan solo veinte horas de haber entrado las máquinas ya habían escupido cincuenta y dos millones de euros, así que todos pensaban que iba a salir bien. Pero toda esa paz, no era más que la calma antes de la tormenta. Si preguntan por qué, voy a responder que por una estúpida historia de amor; al fin y al cabo, el amor es una buena razón para que todas las cosas fallen.
𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚘𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎
Las puertas de la fábrica nacional de moneda y timbre se abrieron, dejando salir a siete atracadores armados. Entre ellos se encontraba Mónica Gaztambide, una rehén.
- Les pido por favor que no disparen. Me llamo Mónica Gaztambide, solo vengo a leer un comunicado -informa Mónica sosteniendo un megáfono y un papel en sus mano- Les hablo en nombre de los atracadores, somos 67 rehenes , todos en perfecto estado de salud y bien atendidos. No hay víctimas ni heridos, estamos todos vestidos iguales y es imposible distinguirnos de los atracadores, así que cualquier intento de asalto puede costar la vida de algún inocente.
Los francotiradores comenzaron a posicionarse apuntando hacia Berlín, por lo que de apresuraron y volvieron a entrar antes de que ocurra una tragedia.
- Estamos encerrados y realmente no sabemos cuánto tiempo va a durar esto, pero mientras no me vuelen la cabeza yo voy a cuidar de ustedes -asegura Berlín, Ezeiza al escuchar eso hizo la señal de cruz, rezando para que no pase- Mientras no intenten engañarme o comunicarse con el exterior, todo irá bien... -le hizo una seña a Ezeiza para que siga con su discurso-
- Bueno, a partir de ahora nos vamos a organizar, les vamos a dar algunas tareas para que no se depriman... -informa Ezeiza comenzando a caminar lo máximo que podía- ¿Cómo te llamas? -le pregunta a uno de los estudiantes-
- Pablo -responde sacando pecho-
- ¿Haces deporte? -cuestiona-
- Soy capitán del equipo de atletismo en el Colegio -responde muy seguro de si mismo, Ezeiza se dió vuelta mirando a Rio y Berlín quienes hicieron gestos de burla-
- Mira vos, que lindo... -comenta falsamente- no te pregunté eso... así que vamos de nuevo ¿Haces deporte, si o no? -cuestiona nuevamente-
- Si -afirma Pablo-
- Un paso al frente, capitán -ordena Ezeiza alejándose de el- Un paso al frente -le susurro a un señor de por ahí- Arturito... ¿Cómo dormiste? -pregunta con una sonrisa cargada de superioridad y desprecio-
- Bien -responde con la voz temblorosa y la vista clavada en el piso-
- ¿Sos bueno en el bricolaje? -le pregunta, Arturo negó con la cabeza-