- ¿Quien eligió la careta? -pregunta Denver rompiendo el silencio y el ambiente incómodo que se estaba formando-
- ¿Que le pasa a la careta? -pregunta Berlín sacándosela-
- Que no da miedo -responde Rio con obviedad- que las caretas de todas las películas de atracos da miedo, la muerte, un esqueleto, yo que sé...
- Con un arma en mano te aseguro que da más miedo un loco que un esqueleto -comenta Berlín apuntandole con el arma en la frente-
- Bueno, basta ya... -susurra Moscú, Ezeiza puso la mano en el brazo de Berlín para que baje el arma y eso fue lo que hizo-
- ¿Quien era el payo este del bigote? -pregunta Denver, con su pocas neuronas-
- Dalí, hijo. Un pintor español -responde Moscú con paciencia, sabiendo que su hijo no entendería a la primera-
- Un pintor...-repite en un susurro- ¿un pintor de pintar? -cuestiona-
- No, un pintor de planchar ropa -responde Ezeiza sarcásticamente con una expresión sería- Que pregunta boluda... -susurra empezando a cansarse de la idiotez de su compañero-
Mientras los hombres de la banda discutían acerca de la careta y de quién era Dalí, Tokio y Nairobi se miraban cómplices intentado no reírse, Tokio se estaba pintando los labios de un color rojo pasión que Ezeiza le había regalado y Nairobi jugaba con sus cientos de anillos, pero más específicamente con uno que era de Ezeiza.
- Linda -Llama Ezeiza a Tokio- ¿Me prestas? -pide señalando el estuche de maquillaje que habían llevado-
- Todo tuyo...-dice dándoselo- literalmente -agrega, todo el maquillaje era de Ezeiza-
Era evidente que en esa banda hacían falta más mujeres, ellas podían pasar días eligiendo un par de zapatos u horas pensando que tono de labial se parece más al color de las uñas, pero jamás discutirían sobre una careta para un robo.
- Ezeiza, a la patrulla policial -le avisa Berlín cuando bajaron de la camioneta-
- Entendido -respondio ella asintiendo con la cabeza- ¡Bájate del auto! -le grito al policía abriendo la puerta a punta de pistola- ¡Bájate, hijo de puta! -le gritaba-
- ¡Ha dicho que te bajes! -Gritaba Denver bajando al conductor- ¡Venga, tira -Lo apuro cuando lograron bajar a los dos-
Eran chicos de casi la misma edad que ella, por un momento pensó en que haría en esa situación o en que estaría haciendo si se hubiera quedado en Italia con su mejor amigo. Al ver que un anciano abría la puerta del camión dejando ver lo que horas después serían sus billetes; Si dentro de ese camión hubiera estado la hija de ese señor no hubiera abierto por nada del mundo pero ¿A quien le importa unos rollos de papel moneda con marca de agua?
- Venga, tira... ahora quitesito que si no culatazo en la cabeza -escucho la voz de Nairobi, supuso que estaba atando a los policías-
- ¡Agárralo! -le grita Ezeiza a Nairobi empujando a un policía que ella misma había atado con los cordones de sus borcegos, El policía calló al piso por tener los pies atados-
- ¿Estás loca? -pregunta Nairobi alterada-
- Si me odias, yo me voy a encargar de que me odies con razones... -susurra sería, era la primera vez que Nairobi la veía así- Ahora me va a odiar con ganas ¿me quiere ver forra? Voy a ser forra -penso-
- Ezeiza, ve a cambiarte...-pide El profesor a través del pinganillo-
- Recibido
Ezeiza subió a la camioneta a buscar entre las bolsas el bolso con ropa que le había dejado Berlín, usando totalmente su gusto por la moda para vestir a su amiga "como una persona decente" según el.