𝚃:𝟸 𝙴𝙿: 𝚜𝚎𝚒𝚜

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Tan solo un par de horas después, Nairobi ya tenía la cámara acorazada abierta, y había empezado el traslado de los lingotes.

La banda se sentía un poco más relajada, al saber que el plan marchaba relativamente bien, pero Ezeiza no lograba relajarse, pues conocía al pie de la letra ese plan, no era pasional, no la impulsaba un amor. Sabía que todo podría joderse en menos de una milésima de segundo, y eso no la dejaba tranquila.

Ezeiza bajo a supervisar la fundición, Nairobi justo salía de bucear.

- Cariño, Cariño, Cariño... Mira lo que os traigo -muestra los lingotes con una sonrisa de ilusión adornando su rostro- Mirad que pendientitos que me he pillado... ¿Habéis visto,eh?¡Doraditos, doraditos! ¡Manteca colora'a! -rie Nairobi- Venga, al lío que todavía queda... Abridle a Bogotá...

- No te queda mal ese neopreno, Nairobi -Ezeiza alzó una ceja, y Nairobi se dió vuelta rápidamente a verlo-

- ¿Cómo?

- Tienes un culito pa' forrar pelotas -repite Bogotá, la expresión de Ezeiza cambio bruscamente -

- Para forrar pelotas el pellejo que te sobra a ti en los huevos, maleduca'o -Bogotá ríe - A mi no me hace gracia ¿Cómo me hablas así? Aquí adentro de este taller yo soy tu jefa...

- Si, jefa. Perdón...

- No nos perdamos el respeto...

Nairobi comenzó a dar indicaciones a los fundidores y Ezeiza se acercó sigilosamente a su compañero.

- Cuchame una cosa, camión de cebo, la próxima que escucho que le faltas el respeto así a MI mujer, o a cualquier otra mujer de la banda y... bala y a la cámara, no se entera nadie ¿Estamos, boludito? Ubícate -exige Ezeiza en tono amenazante-

La Española continuo su trabajo fingiendo no haber escuchado a Ezeiza reprender a su fundidor.

En el hall Palermo conversaba con El Profesor y traía malas noticias... Muy malas noticias. Habían descubierto que tenían pinchados todos los dispositivos de comunicación de la carpa, y eso les daba una gran desventaja.

Caminando por los pasillos pensando y sobre pensando en maneras de solucionar ese gran problema que tenían sin que muera al menos un tercio de la banda se cruzó a Tokio, quien se freno a mirarla.

- ¿Está todo bien? -cuestiona la Española, Ezeiza asintió con la cabeza- Venga, tía... Tú y yo nos conocemos muy bien... Anda, dime -insiste-

- En serio, boluda. No pasa nada, estoy bien -asegura con una sonrisa- Te queda lindo el pelo así, creo que ya te lo dije...

- No, no me lo has dicho -niega-

- Entonces lo pensé -alza los hombros-

- Piensas mucho en mi... -Tokio se acercó un poco más a Ezeiza con una sonrisa que la Argentina conocía muy bien, por un momento sintió que viajo al pasado, recordó sus noches de cachondeo con Tokio y lo bien que la pasaban juntas, pero era conciente de que juntas, el lugar explotaría- Es una lástima ¿Sabes? -cuestiona, Ezeiza encarno un ceja en señal de desentendimiento- Que estés con Nairobi... Yo realmente esperaba que volvieras a por mi... Igual la quiero, es mi amiga... -"No parece mucho" pensó Ezeiza-

Ezeiza la abrazo... por la cintura y conteniendo el impulso de bajar sus manos un poco más de lo debido. Tokio se alejo a mirarla un poco, y sin despegar su mirada tomo las manos de la Argentina y las bajo a su trasero. Ezeiza quiso soltarla, realmente quiso alejarse de ella... pero le fue imposible hacerlo, así que una voz lo hizo.

- Tokio, Eze -llama Estocolmo- Las necesitan abajo...

Tokio ke guiño un ojo y se fue, sin decir una palabra Ezeiza la persiguió, tomando su brazo y pegándola abruptamente a su cuerpo...

- Si me volves a hacer esa cara de puta, te bajo la ropa y te garcho acá nomás, así que pórtate bien... -susurra Ezeiza y se alejo, deseando no haber dicho eso-

Tenía a Nairobi, que era la persona que más la había apoyado los últimos años, había soportado sus ridiculeces y sus caprichos, así y todo siempre le recordaba lo hermosa que era y lo mucho que la amaba pero ella... Ella estaba cansada de esa española, pero aún así la amaba. No dejaba de sentir amor por ella, pero estaba cansada de tenerla siempre encima como si fuera su madre. No tenía madre, no necesitaba que Nairobi ocupe ese lugar.

¿Que quería? ¿A quien quería? ¿Quería a alguien? No lo sabía, su cabeza pensaba en otra cosa, no necesitaba ningún tipo de distracción. Solo necesitaba hacer dinero y salir con vida, aunque la última era opcional...

𝐌𝐢𝐥𝐢𝐜𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora