𝚃:𝟷 𝙴𝙿:𝚍𝚘𝚜

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Esa misma noche después de cenar Ezeiza salió al balcón a fumarse un cigarrillo abajo de la luz de la luna. Estaba tarareando "ñam fri frufi fali fu" cuando escucha unos pasos cerca así que se quedó en silencio.

- Canta, que lo haces bien -pide la persona detrás de ella, distinguió la voz de Nairobi- ¿Que tal?¿Eres algo así como... la profesora? -pregunta con gracias mientras se prendía un cigarrillo-

- No, yo soy mil veces mejor que el... -contradice Ezeiza con una sonrisa-

- Ya... no te conozco así que no puedo decir si lo eres o no -responde alzando los hombros-

- A el tampoco así que es lo mismo -susurra Ezeiza mirando hacía la luna-

se quedaron en silencio hasta que cada una termino su cigarrillo, como les tocaba compartir pieza caminaron juntas en la misma dirección.

- Pasa -dice Ezeiza al ver que ambas querían entrar al mismo por la puerta y claramente no podían-

- No, pasa tú -insiste Nairobi, Ezeiza se quedó quieta, no iba a pasar primera- vaale, paso yo -susurra al ver que Ezeiza no iba a pasar-

- Pido el lado derecho -se apresura a decir Ezeiza al ver que Nairobi iba a acostarse de ese lado-

- Pero es mi lado favorito...-niega Nairobi acostándose de ese lado-

- Bueno, está bien...-acepta rendida- si esto y dejar que se coma la última milanesa, no es conciderado como amor no se que sea -Penso mientras buscaba ropa para dormir en su valija- me voy a bañar -le avisa para que no entre al baño-

Se sacó la ropa y prendió la ducha en agua tibia, se lavo el pelo y el cuerpo, cuando terminó se sacó los restos de rimel y delineador que se le habían corrido por la cara, se cepillo los dientes y se peino el pelo, se puso las cremas de siempre y se fue a acostar con una remera gris manchada con lavandina bastante más grande que ella que le había sacado a Martin y un short negro gastado por los años de uso que le quedaba bastante corto pero peor era nada.

- ¿Querés que te ayude? -pregunta Ezeiza con una sonrisa divertida al ver que Nairobi se había enredado en su ropa-

- Si, por favor -responde con la remera enredada al pelo y a una cadenita de acero que tenía puesta- Gracias -agradece un poco sonrojada por la vergüenza- no es una muy buena impresión la verdad... -comenta con gracia sacándole tensión al ambiente-

- Eh, no... la verdad que no -responde Ezeiza intentando no reírse para que Nairobi no se ponga más nerviosa- pero bueno, tengo cinco meses para crear otra impresión sobre vos ¿no te parece? -pregunta dejando sus anillos y pulseras en el cajón de la mesita de luz-

- Supongo que sí... -responde concentrada en los brazos de Ezeiza, más específicamente en sus tatuajes, los miraba como si quisiera descifrar sus significados- tampoco nos podemos conocer mucho... por las reglas del profesor

- Las reglas se hicieron para romperse... -agrego Ezeiza con una sonrisa que parecía la de un adolescente rebelde- pero de igual manera son reglas muy buenas... son simples y le salvaría la vida a varios de nosotros de ser cumplidas al pie de la letra -musito-

- ¿Tu eres muy libertaria, cierto? -cuestiona Nairobi con un deje de admiración por su compañera de habitación que parecía un enigma caminante-

- "Los ladrones somos los auténticos libertadores" -Recito una frase de su mejor amigo, frase que la había marcado a lo largo de su vida-

- ¿Siempre eres así? -inquirio Nairobi, Ezeiza la miro alzando una ceja en señal de desentendimiento- Misteriosa, enigmática...

- ¿Sos bastante curiosa vos, no? -pregunta Ezeiza con una sonrisa burlona- damos por finalizado el cuestionario por hoy... -murmura antes de acostarse, se quedó algunos minutos en silencio, minutos en los que Nairobi no le había sacado la vista de encima, no fue hasta que su compañera se acostó que no volvió a hablar- Para responder a tu pregunta necesitas pasar tiempo conmigo y conocerme... -responde antes de acomodarse para dormir- Buenas noches, Nairobi. -se despide-

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Ezeiza se despertó y por el silencio de la casa pudo suponer que era muy temprano como para que alguien esté despierto, al ver el reloj de su mesa de luz confirmo sus sospechas, eran las 05:00am. Se levantó de la cama en silencio para no despertar a Nairobi, fue al baño a hacer sus necesidades, lavarse los dientes y la cara; del cajón de la mesita de luz saco una mini linterna y con eso busco ropa en el Placard, agarro un conjunto deportivo, se cambió y salió al patio a hacer un poco de cardio. Una hora después sintió que alguien la observaba, ahí estaba Berlín mirándola.

- ¿Que? ¿Te debo algo? -pregunta Ezeiza de manera sarcástica haciendo reír a Berlín-

- Buenos días para ti también -la saluda el tomando una taza de té- aún haces ejercicio desde temprano...

- Este cuerpo no se mantiene solo -responde Ezeiza con la voz agitada por el ejercicio mientras se secaba la nuca y el pecho una toalla de mano- me voy a dar una ducha... -informa antes de entrar a la casa de nuevo-

Eran las 06:10am, tenía hasta las 07:00 para bañarse y arreglarse para desayunar y luego tener clases, entro a la habitación y mientras intentaba no hacer ruido se despertó Nairobi.

- ¿Qué hora es? -pregunta con la voz ronca-

- 06:10am -responde Ezeiza buscando ropa adecuada- te recomendaría que te vayas levantando... -murmura con una sonrisa-

Ezeiza debía reconocer que esa imagen de Nairobi le resultaba tierna, estaba con ojos achinados y la voz ronca por el sueño, los pelos para cualquier lado y un pijama medio extraño. Dejo de mirarla cuando Nairobi alzo las cejas y abrió la boca para decir algo. Se dirigió directo al baño, minutos después Nairobi golpeaba la puerta para entrar.

- ¿Que? -gritaba Ezeiza desde dentro de la ducha-

- Me meo -responde Nairobi entrando al baño-

- ¡Nairobi, la puta que te parió! -chillo Ezeiza antes de ahogarse con el agua con shampoo que caía por su cara-

- Somos mujeres, lo que tienes tú lo tengo yo -comento Nairobi dando a entender que no le molestaba estar en el baño con ella ahí- ya salgo... ya salgo... -se apresuró a decir cuando creyó que Ezeiza iba a quejarse de nuevo-

Diez minutos después salió Ezeiza ya cambiada y maquillada pero con el pelo medio mojado porque no le alcanzaba el tiempo. Se había puesto un jean celeste claro con el color medio gastado, un top negro mangas largas con cuello tortuga, una campera de cuero negro con tachas y unas botinetas negras con un poco de plataforma. Fue a la cocina y se sirvió un poco de café que quedaba en la cafetera, se sentó al lado de Tokio, si mal no recordaba, y se puso a escuchar la conversación que tenían Denver y Moscú, estaban discutiendo por qué cantante de rancheras era mejor.

Ezeiza se sintió libre y felíz, estaba cumpliendo el sueño de uno de sus amigos, rendirle honor a su padre. Por primera vez en sus 27 años sentía que estaba disfrutando de verdad, rodeada de gente tan extraña pero conocida, tan lejana y cercana a ella al mismo tiempo, un grupo de desconocidos que se volvería una familia y eso, ese sentimiento le provocaba felicidad.

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Buenas, la estoy volviendo a escribir porque sentía que de esto podía sacar una historia más profunda, con más sentimientos e historia de por medio, así que estoy tardando en actualizar porque quiero que sea diferente a la anterior en la que solo importaba el sexo, acá quiero sentimientos y amor de verdad.

𝐌𝐢𝐥𝐢𝐜𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora