𝚃:𝟷 𝙴𝙿:𝚟𝚎𝚒𝚗𝚝𝚒𝚌𝚒𝚗𝚌𝚘

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Tras haberse jurado la paz, Tokio y Ezeiza tomaron caminos separados. Ezeiza fue en busca de su pareja, la encontró animando a los rehenes mientras embolsaban dinero, se tomó unos minutos para observarla, ella hacía su trabajo con tal dedicación y amor que solo ella misma comprendía, el brillo en sus ojos le daban una razón a Ezeiza para seguir luchando por el futuro de la banda. Finalmente se acercó, la abrazo por detrás, apoyando la cabeza en su espalda por la diferencia de altura, Nairobi abrazo los pequeños y tatuados brazos de aquella Argentina jodida que le había robado el aliento con sus poemas y pequeños pero importantes y valiosos detalles.

- Todo esto es tan hermoso... -comenta Nairobi con fascinación-

- Es Arte. Arte en su estado más puro -concuerda Ezeiza sin alejarse la mayor-

Luego de unos minutos de silencio Nairobi hablo, llamando la atención de Ezeiza.

- Te amo -confiesa en un tono melifluo-

Ezeiza sonrió ampliamente, se alejo y se posicionó frente a ella con la sonrisa más dulce que Nairobi había visto jamás.

Ezeiza para Nairobi era etérea, su amor hacia ella era inefable y sempiterno, nadie podía comprenderlo. Estaba dispuesta a dar su vida con tal de que su amor no tenga un solo rasguño hecho.

Pero, como siempre, caía en la realidad, formaba parte de una banda criminal, había perdido a su hijo, dentro de unos días se alejaría de Ezeiza y junto a ella se iría su corazón y todas las falsas ilusiones que se había hecho a su lado.

- Yo también te amo -susurra Ezeiza antes de darle un beso dulce-

El grito de Rio llamándola hizo que se separe abruptamente de Nairobi, dejándola con ganas de más. Bajo corriendo las escaleras para encontrarse con el más chiquito de la banda de los Dalí's.

Cuando empezó a caminar a su lado, Denver apareció apuntandole de frente y un calibre se le posó en la nuca, sintió la voz de Tokio en su oído, indicándole que la siga pacíficamente porque no dudaría en disparar. Rio le saco las armas y la guiaron al baño, donde se encontró a Berlín atado a una silla, ambos rieron al saber porque era.

Ellos se negaron a salir en la votación que hicieron y mencionaron un plan que no debían mencionar, El plan Chernobyl.

Era un plan secreto que solo sería puesto en marcha en una situación desesperada, dado que perderían todo el botín.

- Tokio, Tokio -llama Ezeiza mientras Denver la ataba a la silla-

Al ver que la mujer no le prestaba atención llegó a una medida desesperada. De un solo, rápido y fuerte movimiento se soltó de la cuerda golpeando a Denver con la misma, aprovechando su momento de distracción le saco un arma y apunto. Rio y Tokio imitaron su acción.

- Baja el arma -ordena Tokio-

- No, a mí no me vas a atar como si fuera una perra -niega Ezeiza-

Tokio río.

- Te conviene quedarte calladita si no querés que abra la boca adelante de Rio -amenaza-

- Cierra la puta boca -demanda Tokio-

- Pensé que te gustaba abierta, mi amor -comenta sarcásticamente con una sonrisa maliciosa-

Rio la miraba confundido, Denver aprovecho la distracción para atarla nuevamente esta vez con ayuda de Tokio, la pelicorta seguía en estado de shock por lo que había dicho su, ahora, rehén y Berlín reía por el atrevimiento de su amiga.

Cuando finalmente tuvieron a Ezeiza atada a la silla comenzó a gruñir, maldecir y sacudirse, intentando soltarse.

- Mírate, ahora sí pareces una perra -se burla Tokio, Ezeiza amagó a morderle la cara pero justo se alejo-

𝐌𝐢𝐥𝐢𝐜𝐢𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora