Todo puede salir mal en una milésima de segundo. El momento en que sentis la muerte en la nuca y sabes que nada va a volver a ser como antes, y que tenes que sacar lo mejor de vos para sobrevivir.
Ezeiza organizó un área quirúrgica improvisada, estaba dispuesta a salvarle la vida a Nairobi. No la dejaría morir como un perro sacrificado.
Todos tenemos un francotirador directo al corazón, pero el verdadero terror se siente cuando esa bala no te da a vos, y se la lleva una persona que amas. El profesor era quien más sentía ese terror, en su pecho se habían unido dos palabras que por nada debían hacerlo amor y muerte. Y es lo cortocircuitó, mientras corría en el medio del bosque pensaba una y otra vez "Han matado a ls persona que amo" pero Lisboa estaba ahí, no se había ido. Por que los disparos de su supuesta ejecución habían ido directamente a la cabeza del profesor. Nuestro cerebro se hundía como nunca y con el, todos nosotros.
— Pulso 155 y subiendo -informa Estocolmo-
— Presión arterial 85/40. Está bajando -agrega Helsinki-
— Dos unidades de sangre y suero -pide Ezeiza-
— Nairobi, se fuerte. Estoy aquí -consuela Helsinki-
En la carpa, Tamayo sentía lo mismo que yo. Teníamos la muerte enfrente, la boca seca seca, sabor a metal, el pecho vacío y el dolor en la sien, pero mientras no saliera "game over" todo seguía en pie.
— Sangre a 30 grados, lista para transfusión
— Está acá atras la bala. Atrás de la séptima costilla -avisa Ezeiza- ¡No puede respirar esta teniendo un neumotórax
Todos se movían rápido y con miedo, la vida de una amiga estaba en juego, colgando en manos de ellos.
— Tenéis que sacarme de aquí -solloza Nairobi- Prefiero vivir en la cárcel, no me quiero morir aquí... Tokio, entregadme a la policía por favor -suplica-
— Tokio, ni se te ocurra -advierte Ezeiza-
Insistieron el conectar con un médico pakistaní para guiar la operación, haciendo que Ezeiza no se sienta valorada.
— Nairobi vamos a dormirte -informa Palermo-
— Tú no me vas a dormir. Tokio... Tokio... Es mi vida y decido yo, por favor -suplica ahogada-
— Precisamente por eso te vamos a operar acá -responde Ezeiza, negada a que salga-
— Ella decide y punto final -contradice Tokio-
— Helsinki, dormila ahora. Es una orden -ordena Palermo-
— Tú no me das las órdenes. No eres mi jefe, cabron -niega Helsinki-
— ¡Callate la boca, gordo! Te voy a matar hijo de puta -apunta Palermo- Te callas la boca, vos sos mi putita no sos mi mamá y si esta esta así es por su culpa que no tiene dos dedos de frente
-Tokio cargo el arma y apunto a Palermo- Si Nairobi dice que sale, yo la acompaño a la puerta. Y tu. pedazo de mierda te vas a quedar callado porque apartir de ahora ya no eres mi jefe
- Denver apunta a Tokio y Ezeiza imita su acción— Tokio, baja la puta pistola -ordena Denver
— Tokio, soy la esposa y decido yo. Nairobi se queda acá y la opero yo, fin de la discusión
— Si Nairobi se va de la lengua, nos matan a todos, Le hacemos las curas aquí dentro
Bogota puso un bisturí en el cuello de Denver
— ¿Tú que vas a curar, que eres gilipollas? Nairobi necesita un cirujano
— Y para algo tiene a la esposa, que ha estudia'o años de su vida pa esto -contraataca Denver-
— ¿Estáis todos locos o que? -cuestiona Estocolmo-
— Os juro por mi hijo que yo no le voy a decir nada a nadie -promete Nairobi-
— Nairobi, ahora crees que no, pero cuando te torturan la cosa cambia -agrega Rio-
— Me la suda. Ella sale -sentencia Tokio
Rio carga el arma y apunta a Tokio.
— No lo creo -niega- Además, la tenemos a Ezeiza y ella debe decidir, es la esposa y le corresponde por derecho -agrega-
Palermo ríe — ¿De verdad creen que es un buen momento para las rebeliones este? ¡Una compañera se esta muriendo, déjense de joder! Otra compañera más..
— ¿Cómo que otra más?
— Ejecutaron a Lisboa hace media hora. Yo podría darles una muestra de mi magnificencia democrática, que votemos y sacarla afuera, pero la estaría matando; La ejecutaron de rodillas, desarmada, Trajeron al hijo de Nairobi con un peluche para pegarle un tiro en la cabeza ¿De verdad se piensan que afuera esta la Cruz Roja con las monjitas? ¡Déjense de joder! -grita Palermo-
— Vais a tener que abrirme y sacarme una bala.. Y puede que extirparme un trozo de pulmón y todo eso sin que me desangre, me vais a matar -solloza- Helsinki, esto viene grande... Llevame a la puerta
En contra de su voluntad, durmieron a Nairobi. No podían permitirse dejarla morir ahí afuera.
— Señores, asumo el mando -avisa Tokio-
Todos se niegan
— No, que para algo tenemos una cirujana especializada aquí dentro -niega Bogota-
— Vamos a operar -informa Ezeiza-