Mala Itzitery

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Itzitery: No, no, no, no —me aparté alarmada.

Ruggero: ¿Qué pasa? —dijo Ruggero preocupado.

Itzitery: No puedo, tengo que quitarme esto —me quité la venda.

Ruggero se volteo inmediatamente, yo solté 20 litros de baba al ver su cuerpo escultural en boxer.

Gastón: ¡Itzitery! ¿A qué horas piensas bajar? Te estamos esperando —escuché que gritaba Gastón en la puerta ¡M$#da m%$da m%$da! Me levanté inmediatamente.

Itzitery: Ya bajo, me estoy canalizando las energías de Venus —me volví a poner el brasier del disfraz.

Gastón: ¿Has visto a Lí-Picón? —preguntó. Yo miré hacia atrás y él permanecía de espaldas con la cabeza en las manos.

Itzitery: ¡No! ¿A-a-a-a caso yo duermo con él?

Gastón: No, pero siempre lo andas acechando.

Itzitery: ¡Yo no lo acecho! ¡Lárgate que me estoy vistiendo! —dije nerviosa.

Gastón: Nina y yo estaremos en el auto, apresúrense —escuché que se fue... ¡Espera! ¿A caso dijo... Apresúrense? ¿En plural?

Ruggero: Vístete —tomó su ropa y entró al baño.

Justo cuando cerró la puerta me dejé caer en la cama y di un suspiro de perdedora total. Itzitery. ¿Por qué no te lo fajaste? Comencé a levantar y dejar caer mi cabeza sobre el colchón. Itzitery, eres una maricona decía mi psicópata. Mientras el ángelito apareció. Nunca debiste haber comenzado con esto decía inconforme. Pensé que sólo habían pasado segundos cuando la puerta se abrió, yo seguía de diabla. Me senté en la cama inmediatamente para apreciar aquel hombre hermoso acomodando sus pantalones. Por favor, mira nada más que hombre, niñita novata. Yo, inundando mi habitación de baba. Ruggero alzó la mirada y la bajó inmediatamente con una sonrisa tímida. ¡Por favor! ¡Este hombre me incita ponérmele de rodillas y cantarle un himno!

Itzitery: Hola —susurré. ¿Hola? ¿Qué más pude decirle?

Ruggero: Hola —murmuró suavemente mirando mi cuerpo. Me levanté y me acerqué a él instintivamente. Él miró hacia el suelo al igual que yo. Me tomó de la cintura y me aferró a su cuerpo envolviéndome en un abrazo. Sentí como todo mi cuerpo se relajó en sus brazos... Pero... ¿Por qué me abrazaba? No me importa, sólo sigue haciéndolo. Sentí sus labios presionando los míos, los mantuvo presionados unos segundos. Todo era tan malditamente intenso, luego de unos segundos me soltó—. Te espero abajo —salió.

Yo solté mi respiración contenida y me lancé al suelo. ¿Qué te pasa, Itzitery? ¿Tan mal te pone? Levántate y haz como si nada pasó... ¿Qué? ¿Cómo si nada pasó? Me levante y me puse la ropa, terminé mis maletas y salí de la habitación, cuando las bajé Gastón me ayudó a subirlas a la cajuela. Gastón me abrió la puerta trasera,