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Ruggero: Itzitery —tosio—

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Ruggero: Itzitery —tosio—. Digo, señorita Itzitery. Eso no es para hablarlo en este momento.

Ruggero me miró incómodo.

Delfi: Ruggero... Dile que... —exclamó Delfi.

Ruggero levantó su mano para indicar que se callara. Ella obedeció, sobrinita mimada de mierda.

Itzitery: ¿Y cuándo? —me crucé de brazos.

Ruggero se volteó hacia la multitud.

Ruggero: Estudiantes, tienen libre el resto del día, aprovéchenlo, nos vemos mañana.

Todos se levantaron.

Manuel: Itzitery... ¿Vienes? —preguntó. Yo mire a Ruggero, él negó con la cabeza.

Itzitery: No se vayan, luego los busco para el asunto que tenemos —susurré, Manuel, Pedro y Jorge salieron. Erick me miró de largo, yo le hice señas que se fuera.

Ruggero: Gastón, Nina, acerquense —dijo Ruggero serio. Aquí iba a haber una discusión entretenida. Las perríficas de Sabrina y Sofía se quedaron esperando a Delfi.

Delfi: ¿Los conoces? —dijo Delfi sorprendida.

Ruggero: Señoritas, retírense —les ordenó Ruggero.

Sofía: Te esperamos fuera —dijo y salieron.

Ruggero presionó sus puños sobre el escritorio y nos miró a los cuatro y resopló. Al mismo tiempo Delfi y yo comenzamos a hablar acusándonos la una a la otra.

Ruggero: ¡¡Basta!! —gritó Ruggero y sacudió su cabello—. Delfi... —la miró, ella tenía ojos de pánico—. Itzitery, Nina y Gastón viven conmigo en casa de Ana.

Delfi: ¡¿Qué?! —dijo espantada—. ¡¿Cuidas a esta perra?!

Ruggero: Delfi. ¡Respeta! —ordenó.

Delfi: Como quieres que la respete si esta maldita me metió un preservativo en la boca —me señaló.

Ruggero: Itzitery... ¿Porque...hiciste..eso? —dijo pausadamente.

Itzitery: Porque esta perra se reía de mí y eso yo nunca lo permito —dije amenazándola.

Delfi: Como no me iba a reír si la muy ridícula botaba los condones al piso —rió burlona.

Ruggero: ¿Por qué carajos trajiste esas cosas?

Ruggero golpeó el escritorio con fuerza haciendo saltar a todos del susto. Yo me acerqué a su rostro.

Itzitery: Y también añado de donde los saqué —alcé una ceja y sonreí triunfante.

Ruggero presionó sus dientes.

<Así te gusta jugar, director?>

Ruggero: Nina y Delfi, retírense por favor —dijo con su vista prendida en la mía a sólo centímetros.

Mala ItziteryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora