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Maratón 4/4

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Maratón 4/4

Itzitery: ¿Qué? ¿Yo qué? —mi sangre comienza a combustionar, mis nervios se ponen de punta y el miedo se abalanza sobre mí.

Ana: Sí, sí. ¡Ella fue! —me acusa Ana con el dedo, tiene la misma ropa de ayer y su cara está inflamada de tanto llorar.

Ruggero: Ana, no acuses a Itzitery —intervino Ruggero—. Ella no pudo haber hecho algo así.

Itzitery: ¡Yo no lo hice! ¡¿Por qué me culpa?! —murmure nerviosa.

Oficial: ¿Podemos interrogarla? —me pregunta el oficial.

Ruggero: Itzitery es menor de edad, no pueden interrogarla —Ruggero me defendió.

Oficial: Como testigo.... No como acusada.

Aclara el oficial y me mira, yo asiento. Lo seguí hasta una de las habitaciones, donde duerme Gastón, miré bajo la cama la tanga de Nina. Nos sentamos, mis manos temblaban. No quiero ir a la cárcel.

<No vayas a meter la pata, cálmate>

Itzitery: ¿Y bien? —toco mi frente, mi mano sigue temblando y sudando.

Oficial: ¿Se siente bien? Estás muy nerviosa —me mira acusadoramente.

Itzitery: No diario me acusan de asesinato —reí nerviosa. Él asintió.

Oficial: ¿Dónde estaba ayer a las doce de la noche, señorita...

Itzitery: Pasquarelli —digo rápidamente—... Con mi novio; Erick.

<Niégalo todo, absolutamente todo>

Oficial: ¿Puede él confirmarlo? —alza una ceja.

Itzitery: Por supuesto, incluso fuimos a cenar y luego a un hotel.

Oficial: ¿Tiene como probarlo?

Itzitery: Él tiene las facturas —comienzo a jugar con mis dedos. Mierda.

Oficial: ¿Podemos localizarlo? —me mira, mis nervios se pusieron de punta.

Ya me miraba en las noticias de asesina, tras las rejas comiendo comida de cárcel y cagando en una celda compartida.

Itzitery: C-C-Claro —tomo mi teléfono—. H-Hola, Erick.

Erick: Itzitery. ¿Por qué te fuiste? ¿Dónde estás? —dice preocupado.

Itzitery: En casa del director Lí-Picón. Ocurrió una tragedia; la casa de Ana se incendió y sus hijos dentro murieron —él jadeó.

Erick: ¡Itzitery, que hiciste! —mi corazón se detuvo.

Itzitery: Aquí está un oficial de policía y quiere hablar contigo, necesito que traigas la factura del hotel y del restaurante —miro al oficial nerviosa, este se confunde.

Mala ItziteryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora