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Erick: Itzitery, voy camino a Manchester

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Erick: Itzitery, voy camino a Manchester. ¿Qué pasa? -sonaba preocupado y se escuchaba el sonido del viento de la carretera.

Itzitery: ¡Si! Manchester, yo estoy en la carretera de Manchester. ¿Por dónde vas?

Erick: Salí hace cuarenta y cinco minutos. ¿Vas para Manchester?

Itzitery: Algo así -murmuré-. Estoy literalmente en medio de la carretera, solita, amor, ven a traerme. Estoy a una hora y media de Londres -hice mi mayor voz de víctima posible.

Erick: ¿Qué? ¿Qué haces ahí? -escuche un frenazo.

Itzitery: El maldito de Ruggero me dejó aquí, por favor apúrate, estoy solita.

Erick: Itzitery. ¡Te puede pasar algo! ¡Qué tipo tan irresponsable!

Itzitery: ¡M%$da, que te apures! -colgué.

Erick, Erick, Erick, lo que te espera. Y ni hablar de ti Lí-Picón. Mi mamá se va a poner muy feliz cuando se dé cuenta de que me olvidaste aquí.... Me pregunto si ya te diste cuenta. ¿Qué haremos con Erick hoy? decía mi psicópata interna... Dale una lección a Ruggero y fájate a Erick.

¡Maldita sea! Media hora y el idiota de Erick nada que aparece. ¿Con que maldita prostituta se quedó fajando en media carretera?.... Cuarenta minutos... ¿Pero qué coño? Un puto auto a toda velocidad... Es un Ford Fusion 2013 plomo ¡Quítate, tonta que te va a pasar encima! Me aparté inmediatamente y a los segundos aquel auto estaba estacionado frente a mí. ¡Erick!

Erick: Sube -dijo sulfurado. No, no, no. Aquí falta más drama. Me fingí desmayada cayendo al suelo. Erick salió inmediatamente-. ¡Itzitery! ¡Itzitery! -me sostenía en sus brazos agitándome de los hombros.

Itzitery: ¿Mamá, eres tú? -decía con los ojos entreabiertos.

Erick: ¡Dios! Te has deshidratado, ven -me tomó en sus brazos y me sentó en el asiento del copiloto-. Bebe esto -me puso una botella con agua empinada en mi boca, yo tragué.

Itzitery: ¿Dónde estoy? -dije abriendo los ojos.

Erick: En la carretera. ¿Cómo te sientes? -dijo mi bobo preocupado.

Itzitery: Estoy bien, sólo que tengo mucha hambre -murmuré.

Erick me cerró la puerta y entró al asiento del conductor. Abrió el compartimento del copiloto y sacó una bolsa llena de galletas.

Erick: Toma, princesa. Eran para mi abuelita enferma en Manchester pero no quiero que te pase nada -acarició mi mejilla.

¿Su abuelita enferma? ¿Quién es este? ¿La caperucita roja?

Itzitery: Gracias -abrí la bolsa de las galletas y me las comencé a comer glotonamente. Con chispas de chocolate, la abuelita Andrade no toleraría la glucosa de estas galletas. ¡De nada, abuelita Andrade! El auto arrancó.

Mala ItziteryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora