El Fin de la Noche

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Tras ver el nombre de su hermana en la hoja de papel, Shawn registró las páginas sobre el piano. Eran varias, y de lo que se podía ver por la poca luz, algunas estaban muy deterioradas. Las revisó con dificultad, no encontró nada que le diera un indicio de su hermana, solo su firma y aquel desconocido "Jonathan". Se preguntó quien sería tal persona. 

Sarah fue una pianista profesional así que escribir partituras para algún recital era algo que hacía muy a menudo. Cuando Shawn era menor, muy seguidamente veía hojas por doquier con sinfonías que ella tocaba o creaba. Pero en esa única ocasión, esa página, estaba escrita por ella. Shawn no dudo en averiguar más pensando que encontraría algo sobre su paradero. 

— Ojalá y pudiera ver mejor  — Dijo mientras miraba a su alrededor, luego observo el techo —. Tal vez pueda escalarlo y hacer más luz.

El chico tomó la página y la rasgó donde estaba el nombre de su hermana, la guardó en su bolsillo cuidadosamente para después, bajó del montículo de tierra donde el piano se hallaba y se acercó a la pared de enfrente. Miro al techo de nuevo y calculó bien como subir, creía que con algo de fuerza podría romper esas ramas así dejar pasar algo de luz o tal vez escapar de algún modo por el techo.

La pared era estrecha y empinada, y las muchas raíces podían permitirle subir si tenía cuidado.

 Shawn se percató de nuevo en la hendidura en la roca que guardaba una pila de libros. 

— Con un poco más de luz podre leerlos — Dijo refiriéndose a los libros —. Algo sobre mi hermana dirán, estoy seguro.

Como la puerta que conducía a su pasillo desapareció por completo, adentrarse en la negrura del área no era una opción, por ende se dispuso a subir. Se quitó las medias, ya mojadas por los charcos y la humedad, y se agarró fuerte a las primeras lianas. Él es un chico atlético, no era problema para su físico subir una pared. El único inconveniente eran los musgos, lo hacían muy resbaladizo.

Shawn siguió subiendo poco a poco con destreza hasta que alcanzo las ramas superiores. Estaba a unos 15 metros de altura. Notó la luz escabullirse entre muchas hojas y maleza, intentó separar las ramas más débiles sin soltarse de su punto de apoyo, lo cual aumentaba la dificultad. Acomodándose, se estiró lo más que pudo hasta que agarro las ramas frágiles y de un jalón las arrancó. Tras varios intentos consiguió agrandar el hoyo en el techo. Ahora un poco más de luz entraba a la cueva. Él pudo ver el piano desde arriba mejor e incluso la habitación entera.

La luz le dejo ver más allá: Era una habitación extensa y simple. Lo único que había en ella era ese piano y los libros en la pared pero tenía unos cráteres como salidas o entradas, había unos 5 o 6 de esos esparcidos en los bordes de la cámara. Era posible que se tratara de un laberinto si tantas entradas llegaban a ese lugar. 

La puerta de regreso a su casa había desaparecido por completo, y no dejaba de pensar sobre la posibilidad de estar en una pesadilla, una muy real. El chico comenzó a bajar. En todo ese tiempo aún se escuchaba la música del piano sonar a lo lejos como si estuviera en otra habitación. 

— Bueno, eso fue fácil. Ahora con un poco de luz podré leer esos libros. Saldré por alguno de esos pasadizos, pero ¿cuál? Matt puede que esté allí, creo que seguiré el sonido, me llevará a...

Tras decir eso su pie resbaló. Intento agarrarse de las raíces del techo pero estas quebraron al agarre y cayó al suelo de cabeza perdiendo el conocimiento en un instante.

[...]

En el patio trasero, tras la cerca que dividía el monte y el área urbana de la montaña Matt aún discutía con la criatura. 

Las Notas de EthanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora