Proyectos

50 2 2
                                    


Tras sonar la campana los alumnos solo tienen cinco minutos para trasladarse de un salón a otro, los pasillos suelen vaciarse rápidamente, en especial por los más jóvenes quienes esperan que los de último grado bajen para subir a clases, quieren evitar el bullying lo más posible.

Gabriel entró al salón de clases y se dirigió a su puesto sin saludar a nadie. Su lugar favorito era la silla bajo la ventana que daba a la cancha de futbol, Carlos se ubicó justo detrás de él. Para el moreno, la abundante información de las redes sociales era más atractiva que lo que pudiera haber preparado el maestro a esa hora, así que se puso sus auriculares y no se volvió a saber de él. Gabriel sacó de su bolsillo una pastilla blanca, para el dolor, y se la tragó sin necesidad de líquido. Su brazo sufría de golpes y tenía dos dedos envueltos de bandas curativas. Venía con ellas hace tiempo, daba poco o nada de respuestas a los profesores del porqué las tenía. 

La brisa fresca que entraba desde la ventana refrescaba su árida personalidad. En su mente se revolvía un sentimiento agrio junto con celos, cosa que se intensificó al ver a Matt y Shawn entrar tomados de la mano. Por pena o comodidad se soltaron pero tomaron asiento juntos. 

— Esos dos... — regurgitaba entre dientes. 

— Déjalos, no te busques una mala hora — dijo Carlos golpeándolo en su nuca con una libreta y luego volviendo a su celular.

Mario y David llegaron a los pocos minutos con sus prendas arrugadas, sudadas, y uno que otro arañazo en su piel. Mario se acercó a charlar con Matt aunque David lo aparto lejos tomándolo del brazo; quería evitar cualquier malinterpretación.

— Solo quiero pedirle perdón a Matt — Explicó Mario.

— ¡Mario! — exclamó el profesor  — ¿Qué te he dicho de usar esos lentes en clase?

 — ¿Estos, profe? Son mis favoritos — replicó. 

— ¿Si supo lo que paso anoche, profesor? — Interrumpió una alumna al lado —  Dicen que nos darán cuarentena por dos días o más.

— Eso no es algo seguro aun  — Respondió el maestro  —, y ni aunque así fuera aquí en el Cajón no pasa nada. 

"Yo escuché que ya cerraron las carreteras hacia Viña del Mar, no dejaran salir a nadie de la ciudad", mencionó uno, "Mi padre trabaja allá y él nos mandó una foto de la explosión", mencionó otro. Y así el tema se regó por todo entre todos, unos dando conclusiones y otros proponían razones. Pablo, el profesor, les llamó la atención y puso en orden de nuevo su clase, todos con excepción de Mario quien seguía con el tema en cuestión.

— Mario, suficiente por hoy — Exclamó el profesor. 

— Profesor, ese es un tema importante, quien sabe si es una guerra entre países. Ya Alberto me mostró las fotos de su papá, eso definitivamente es de algún tipo de arma especial.

— Miren chicos, escuchen todos  — dijo el profesor suspirando  — Poco se sabe de lo que sucedió, y les pido que sean reservados con esta información. No es bueno especular. Sea lo que sea que paso, las autoridades competentes se hacen cargo. Si llegaran a dar cuarentena, nos lo dirán pronto, mientras tanto debemos seguir con las clases... ¡Y Mario siéntate de una vez en tu silla! ¡Iras a rectoría después de clases!

— Pues vengo de allí profesor — respondió Mario orgulloso —. Y si quiere hacerlo, pues hágalo, mi hermano mayor vendrá pronto por estos lados. 

Pablo quedó mudo en un instante, el que le mencionarán el hermano mayor de Mario le causaba más pánico que un ataque terrorista a la ciudad. Cada vez que Mario se metía en problemas graves, sus padres no eran los que llegaban a hablar del tema, no, era su hermano mayor. Un joven de mediana edad que hacia parte de la armada Chilena. Nadie lo quería ver, nadie quería meterse con él, y Mario sabiéndolo lo usaba de escudo. 

Las Notas de EthanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora