Run away

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Que bien se la pasaron ese día, les gustaba bastante pasar tiempo juntos, la luna estaba feliz por su avance, esperaba que pronto puedan dormir juntos sin miedo.

Día 26
Tercera cita

Inui se despertó a las seis de la mañana como normalmente hacía, fue al baño para ducharse y sin ganas de ponerse el traje se puso un shorts de tela que le llegaba a la rodilla negro con una remera del mismo color, claro también se puso unas zapatillas blancas, para que no se repitiera lo que pasó hace algunos días.

Ya cambiado y listo salió de la habitación para ir a la cocina donde preparo, está vez, te con unas galletitas.

Ya todo listo fue a la habitación del otro para avisarle pero se sorprendió de verlo dormido.

- Koko, despierta - se acercó y empezo a moverlo, luego de repetir varias veces su nombre y de moverlo se despertó y se sentó.

- Buenos días, ya está el desayuno - dijo con una sonrisa inui para después salir de la habitación para dejar cambiarse al otro.

Kokonoi fue al baño para bañarse, cuando termino salió de este y se puso un traje, bajo y vio al rubio sentado esperándolo.

- Buenos días - dijo Kokonoi para después darle un beso en la frente para después sentarse.

- buenas días ¿Cómo dormiste? - pregunto Inui con su bella sonrisa como siempre, le gustaba conversar con el pelinegro.

- Bien y tu? - dijo Kokonoi luego de tomar un poco de su té.

- Me alegro, yo bien.

Siguieron conversando de que harían hoy, por ejemplo : llevar al gatito al veterinario y comprarle cositas.

Luego de desayunar se despidieron como normalmente hacían, con un beso en la frente, cuando inui vio al pelinegro subirse al auto cerro la puerta y empezo a limpiar la sala, aprovechaba ya que estaba allí.

Luego fue al comedor,  saco todo de la mesa y la limpio, después de terminar con la mesa fue a la cocina y se puso a lavar los platos, hoy tendría que lavar de mas ya que ayer Kokonoi no le había dejado lavar.

De solo pensar en ello inui se ponía feliz, sentir las manos del otro en su cintura y la respiración de este en su cuello fue algo que le encantó y no lo iba a negar.

Luego de lavar y dejar reluciente la cocina salió al patio y se sentó en el columpio hasta que se le vino una idea.

Hacer helados.

Nunca había probado, capaz salga mal pero eso no importaba, el quería intentarlo.

Le dio miedo al final y termino buscando en internet como hacerlo, siguió cada paso y cuando terminó de meter los helados escucho como la puerta principal se abría, eran las ocho y media de la mañana, seguramente eran Chifuyu y Kazutora.