Teenagers [Chifuyu Matsuno x Oc]

Capítulo III.

[Instant crush]

Camila

Jueves 04 de agosto.

Llegando a casa recordé que debía hacer las compras, así que me cambié el uniforme y salí al súper, que para mí suerte, estaba solo a dos calles del complejo. 

Quizás debía agradecerle a Chifuyu por ayudarme, ¿y si le preparaba unas galletas para cuándo llegara por la tarde? Siempre me había gustado hornear y preparar postres, aunque no siempre quedaran buenos al primer intento. Tal vez podría hacer pizza para comer mamá y yo, y darle algunas rebanadas. Podría hacer un pay. Podría hacer unas empanadas. Podría simplemente hacer quesadillas. 

Luego de acompañarme hasta casa, habíamos quedado que las sesiones serían todos los días a las seis de la tarde, para que ambos tuviéramos tiempo y no se nos cruzaran los planes de cada uno, como sí yo tuviera muchos planes. 

Dentro del súper decidí que solo haría galletas, unas con chispas de chocolate. Podría incluso llevarle unas cuantas a Yada, sabía que le gustaban las cosas dulces. 

Volví a casa y comencé a preparar la masa, encendí el horno y dejé que calentara lo suficientemente. Aún era bastante temprano, quizás para cuándo llegase estarían frías, y si no, le llevaría unas pocas mañana a la escuela. 

Momento...

¿Por qué quería hornearle galletas? Las personas podrían malinterpretar la situación. 

¿Quién mal interpretaría unas galletas? 

Odiaba esos pensamientos intrusivos que aparecían cuando me ponía nerviosa. ¿Hacerle galletas a Chifuyu me ponía nerviosa, o la idea de que fueran para él lo hacían?

¿Por qué me ponía nerviosa? 

Respiré hondo, era la primera vez que hacía algo así para alguien que no fuera de mi familia, o para Valentina. Desde que me había mudado casi no hablaba con ella, salvo quizá unos mensajes ocasiones a la noche y la mañana, pero no pasaba a mayores. Sabía que existían relaciones que podrían durar años sin dirigirse la palabra, y cuando lo volvían a hacer, era como si el tiempo nunca hubiera pasado. Ojalá así fuera con Valentina. 

Valentina había sido mi mejor amiga desde el primer año de secundaria, hacíamos todo juntas, íbamos a todos lados juntas. Realmente la extrañaba. 

Cuando puse las galletas al horno ya casi era hora de comenzar con la sesión. Me emocioné preparando la masa y terminé haciendo demasiadas, algunas de colores (para Yada, y solo tal vez Keisuke), otras con nueces (para mamá) y las de chispas de chocolate, que serían para Chifuyu. Como resultado de mi emoción, tenía la ropa llena de masa y huevo, así que fuí a tomar una ducha. 

Me detuve frente al espejo mientras me desvestía en el baño; revisé con cuidado mi figura. No era tan delgada como las demás chicas de mi clase, tampoco era lo suficientemente robusta para considerarme una talla grande; pero la piel bajo mis brazos colgaba un poco por la falta de músculo, mis muslos tenían algunas estrías, mi estómago sobresalía cuando usaba ropa ajustada y se hacía rollito cuando estaba sentada. Sin embargo, nada de ello me hacía sentir mal, era mi cuerpo y solo debía gustarme a mí. 

Al terminar de desnudarme di una última mirada a mi pecho, pensé que a lo mejor, hacerme las perforaciones del pezón tan joven había sido una pésima idea.