[Panic room]
CamilaMartes 30 de agosto.
Puedo calificar, al martes treinta de agosto, como uno de los peores días en lo que he tenido la desgracia de vivir.
—Por favor, Fuyu. Ya no aguanto...
—Ve rápido —cedió—, buscaré unos lugares no muy al frente. Que sea la última vez que te cubro para que vayas al baño durante una conferencia.
Le di mi mochila y de manera rápida me escabullí entre las filas de quienes entraban al gimnasio para la conferencia. El día anterior hubo una pequeña riña en pleno almuerzo, los involucrados terminaron peleando sobre una mesa del comedor, tirando la comida de las pobres víctimas que ahí comían algo.
Automáticamente el director llamó a una reunión urgente con los alumnos, usualmente eran los viernes, pero en vista de lo importante que era el asunto, la cambió al martes, justo en la última clase del día. Porque claro, era algo que debía detenerse lo más pronto posible.
Fuí directo al baño, había bebido mucho café y sentía que mi vejiga iba a explotar en cualquier segundo si no me apresuraba. De camino los pasillos estaban vacíos, casi todo el mundo estaba en el gimnasio, salvo por el personal de mantenimiento, seguían ocupados arreglando esa mesa donde había sucedido todo y unos cuántos cristales rotos.
Como me esperaba, los baños estaban completamente vacíos, dándome el privilegio de escoger el que más limpio pareciera. Las paredes eran blancas, las puertas de los cubículos eran de un verde claro y el piso de azulejo blanco, los lavamanos también eran blancos y tenían un enorme espejo al frente.
Entré rápido al primer cubículo que ví abierto e hice mis necesidades. El alivio fue instantáneo. Escuché las pisadas de varias personas que entraban, completamente en silencio, una puerta se abrió y luego cerró.
Cuando terminé, salí, lavé mis manos y las sequé con una toallita de papel del dispensador, acomodé un poco mi cabello y me dispuse a salir.
La puerta estaba cerrada.
—Te lo dije, chiquita —sentí un escalofrío recorreme la espalda, di media vuelta—. Tarde o temprano ibas a ser mía.
—¿Qué quieres? —le dije molesta a Takaoka.
—Tú sabes perfectamente que es lo que quiero —se acercó a grandes pasos, tiré de la puerta pero esta no se abría, solo conseguía sacudirla—, y esta vez no tendrás escapatoria.
De forma brusca me tomó por una de las muñecas y tiró de mí hasta chocar contra la pared opuesta. Intenté darle de nuevo un golpe con la cabeza pero hábilmente lo esquivó.
—Ese truquito no te funcionará de nuevo —usó todo su peso para tirarme al suelo, se colocó sobre mí y sujetó mis manos por sobre mi cabeza—, y nadie podrá ayudarte.
Una de las puertas se abrió, esperé con ansias que fuera alguien más, que alguien hubiera entrado y escuchado, que alguien decidiera ayudarme.
—Sujétala de las manos.
Uno de sus amigos tiró con fuerza de mis manos para pegarlas al suelo y dejarlas inmóviles. Sentí sus manos deslizarse sin vergüenza por sobre mis piernas, aparentando mis muslos y clavando sus asquerosas uñas.
—¡Suéltame! —subió más sus manos hasta el borde de la blusa, tentó los botones lentamente y luego tiró a ambos lados, rompiendo algunos de ellos, escuché como caían al suelo— ¡Para, por favor!
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Teenagers [Chifuyu Matsuno x Oc]
RandomTras la muerte de su padre en un trágico accidente de auto mientras iba al trabajo, la madre de Camila decide que la mejor opción para ambas es regresar a su país de origen, Japón. En un intento de hacer amigos nuevos, Camila se ofrece a ayudar a u...