Capítulo XVIII.

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[Kiwi]


Camila

Sábado 19 de noviembre.

Despertar con Chifuyu por la mañana, formaba parte de una larga lista de cosas que más amaba en el mundo, y por las cuales, pasaría largas horas sonriendo como boba, aunque no me importaba en lo más mínimo.

Dentro de su habitación, y bajo las sábanas, todo era demasiado cálido, cómodo y tranquilo, me sentía como una rebanada de queso fundiéndose dentro de una hamburguesa recién hecha. Apenas y se colaba un poco de luz por las cortinas cerradas, así que no era molesto.

Tan solo abrir los ojos, noté los cabellos rubios de Chifuyu y una sensación de paz inundó mi corazón, no me sentía tan mal luego de la discusión con mamá la noche anterior. Y cómo no sentirme mejor, si me tenía sujeta por las cintura, con su cara enterrada entre mis brazos y con Peke J. durmiendo a los pies de ambos.

Luego de lo sucedido, tuvimos que cambiarnos de ropa, de suerte no hubo necesidad de cambiar la ropa de cama.

Solo había una cosa que no me gustaba para nada. Y esa cosa, era el hecho de que me había despertado de manera natural a la misma hora que todos los sábados para ir a pasear a mis caninos. Sin importar cuánto intentara, no podía volver a dormir, la constante sensación de que se me haría tarde me mantenía despierta.

Pero ya tenía una decisión, iba a renunciar.

Ni siquiera tenía mi teléfono a mano para ver la hora, al salir de casa tan apresuradamente, no hubo tiempo siquiera de tomar mis llaves o como menos, un pantalón más apto para el clima.

Pasé mi mano por detrás de su cabeza, justo donde su cabello era más corto y comencé a hacer cariñitos. Daba cosquillas.

—Uh… Buenos días —murmuró con voz ronca, despertando despacio y sin moverse mucho—. ¿Cómo dormiste?

—De maravilla —respondí, dejando un beso corto en su frente. Eso solo hizo que hundiera más la cara y me abrazara con más fuerza.

—Hay que dormir otro rato —dijo, en tono ahogado—, quiero estar así más tiempo.

—Yo también, Fuyu, yo también… —mantuvimos silencio, era tan cómodo aquello que solo provocaba quedarme ahí todo el día, de cualquier manera, no podía volver a casa si mamá seguía allá— Pero, tengo algo qué hacer.

—¿No puede esperar a más tarde? —se quejó— Aún es muy temprano.

—Voy a renunciar —dije decidida. Separó el rostro y me miró confundido, como si hubiera dicho alguna locura.

—Creo que escuché mal —sacudió un poco la cabeza, tenía todo el cabello alborotado y revuelto, parecía que una vaca había lamido la mitad de su cabello, dejándolo hacia arriba—, ¿vas a renunciar?

Asentí.

—Ya no quiero seguir en ese trabajo.

—Pero, es tu única fuente de ingresos —continuó, levanté mi mano en un intento de peinar su cabello, pero solo lo dejé peor—, ¿no crees que es un poco apresurado?

—Mamá me consiguió ese empleo —y en aquel momento, no estaba de humor para recibir algo más de ella. No después de la manera en que me habló—, no pienso seguir haciéndolo.

—Ah… —dejó salir un largo suspiro, acomodándose de nueva cuenta con la cara en mi pecho— Bueno, pero vamos a dormir otro rato.

Podría ir en ese momento y renunciar sin más, dejarlos con sus perros mimados y groseros, no todos claro, Espárrago era muy lindo y lo iba a extrañar, pero yo no era su niñera para que me tratarán así.

Teenagers [Chifuyu Matsuno x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora