Capítulo XIII.

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[Ultraviolence]

Camila

Lunes 24 de octubre.

El castigo de Chifuyu había terminado la semana pasada, al igual que el de Takaoka, pero él había dejado de presentarse a clases hasta la fecha, no era como que me importará mucho, pero mi alma se sentía más segura de esa manera.

Aunque fuera solo por un momento.

—Yada, ¿nos dan un momento? —Keisuke no sonaba igual de alegre que todos los días.

Esa mañana, sentados como de costumbre en una banca fuera del edificio, almorzábamos los cuatro juntos, el cielo estaba despejado, el sol bañaba cada parte que se permitía y dejaba una sensación cálida sin llegar a ser sofocante, y de vez en cuando una brisa fresca, digna del otoño, revolvía  nuestros cabellos. Yo comía un poco de la cena de ayer y Yada disfrutaba de un almuerzo preparado por Keisuke, pero... ellos no comieron nada.

No obstante, el ambiente se sentía tenso y pesado.

—Seguro... —Yada se apresuró a tragar el último bocado de su bento, limpió su boca con una servilleta y se levantó— ¿Cami?

—Ah, ya voy —igual ya había terminado mi comida, cerré mi tupper y tiré a la basura una caja de jugo.

Por lo que leía del ambiente, Keisuke y Chifuyu habían tenido una discusión la noche anterior, luego de una reunión de su pandilla. O al menos, eso fue lo poco que logré que Chifuyu me contara.

Las clases previas a la hora del almuerzo parecía molesto, como si no hubiese dormido en todo la noche, las pequeñas ojeras que tenía eran repentinamente muy grandes, se veía cansado, apenas y me había dirigido la palabra, supuse que debió pasar una noche de perros, pero por la manera en que evitaba mirar al de cabello largo, no me apresuré a sacar conclusiones.

Ninguno se había dicho algo, a duras penas se volteaban a ver, no llegaron juntos al comienzo del día y ni siquiera compartieron su almuerzo. Tal vez había sucedido lo mismo que la vez pasada, cuando Chifuyu fue de madrugada a mi edificio, solo esperaba que no fuera muy grave.

No me gustaba ver a Chifuyu así.

—¿Sabes qué les pasa? —le pregunté a Yada en cuanto llegamos al salón de clases, fuimos a sentarnos a su lugar. De su mochila sacó una mandarina y comenzó a quitarle la cáscara— Parece que se pelearon, otra vez.

—Creo que Baji dejó su pandilla —me ofreció un gajo de fruta y lo tomé—, no estoy segura, no quiere hablar conmigo.

—Chifuyu tampoco me dice mucho —me quejé, mordí y un poco de jugo escurrió, rápidamente lo limpié con mi pulgar—. Dijo algo que habían vuelto a discutir.

Ambas suspiramos rendidas, ¿había algo peor que el chico que te gustaba y su mejor amigo pelearan, y a tu mejor amiga le gustara el mejor amigo, y aún así, no saber qué hacer? Seguramente no.

—La última vez —agregué—, Chifuyu fue a buscarme.

—¿A ti también? —la volteé a ver, algo confundida. No cabía duda que entre los dos compartían la misma neurona— Baji fue a buscarme a mí, de suerte conseguí salir de casa unos veinte minutos.

—Como menos tú no te saliste a escondidas —me reí sin muchas ganas, había algunas cosas que nos guardábamos para nosotras mismas, pequeños secretos que nos hacían sentir especiales.

—Pero a ti no te fue a buscar en su motocicleta.

—Oye, eso fue un golpe bajo —la empuje un poco con el hombro, recordando que él solo apareció en su bicicleta a las altas horas de la madrugada, pero eso solo lo volvía más significativo—. Sabes que Chifuyu no tiene una.

Teenagers [Chifuyu Matsuno x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora