[My type]
Camila
Viernes 07 de octubre.
Cómo Chifuyu estaba suspendido, las clases eran excesivamente aburridas. Lo único bueno, había sido el cambio en la clase de Lengua. Ya no haríamos ensayos, ahora debíamos leer un libro en parejas para luego entregar un reporte de lectura al terminarlo.
Claro que las parejas se formaron con la persona que te sentabas en clase, así que debía trabajar con Chifuyu, pero oh, no podía ir a clases. Así que aprovechaba para leer solo un par de capítulos en el tiempo que nos daban, luego a la tarde, mientras él se ponía al día con las actividades yo leía en voz alta para los dos.
En sí, el libro era bastante bueno, considerando que lo habíamos escogido del montón de libros en oferta, con el bookset completo. Los encargados de la tienda no se habían dado cuenta que el set estaba nuevo, así que fue una ganga.
—¿Cómo estuvo el día de hoy la chica más lista de todo el cosmos?
Se había vuelto en extremo amoroso desde el incidente, a diario iba, esperaba a que terminara la escuela, a que yo saliera para ir por un helado y luego a casa, para que pudiera leerle mientras él hacía las tareas.
Claro, cada que lo escuchaba hablar así, las mejillas se me ponían coloradas y me avergonzaba.
—¿Y bien? —quitó mi mochila y se la puso al hombro, tomando mi mano y empezando la marcha a la tienda— ¿Hubo algo nuevo el día de hoy?
—Bueno… —recibí su mano al instante, cada que caminábamos así, una parte de mi cerebro se fundía como queso derretido sobre un plato de papas fritas— Fuimos al laboratorio para probar las diferentes coloraciones de distintos elementos al exponerse al fuego.
—¡¿Qué?! —se lamentó— Cada día hacen algo divertido cuando no vengo.
—Supongo que la maestra sabe que incendiarías el laboratorio —me burlé.
—Eso no es cierto —se defendió, cruzamos la calle—. Baji-san es el pirómano en potencia, no yo.
—Pero de qué hablas —reí—. Keisuke se toma muy en serio la seguridad contra el fuego. Yada dice que es muy precavido.
—Ese traidor —bajó la cara, notoriamente derrotado—, la semana pasada tuve que ir por él a un depósito de autos abandonados porqué empezó a prenderles fuego.
—Keisuke no haría eso.
—Claro que sí —seguimos caminando, habíamos descubierto una heladería recién abierta cerca de la escuela—, siempre le prende fuego a algo cuando tiene hambre.
—¿Por eso siempre llevas unas papitas en tu mochila?
—No, esas son para cierta chica que come en el salón de clases aunque la señal de no comer esté sobre su cabeza —añadió, empujándome divertido con el hombro—. Para Keisuke siempre llevo unas galletas, de chocochips.
Un par de calles después, llegamos a la heladería. Al haber ido toda la semana (salvo el lunes) la chica del mostrador parecía reconocernos. Más que nada porqué ambos estábamos teñidos de alguna parte del cabello, y a leguas se notaba que yo no era local. Nos saludó en cuanto entramos.
La tienda era de tamaño mediano, los refrigeradores formaban una L al fondo del lado derecho, justo frente a la puerta; del lado izquierdo había varias mesas para tomar lugar, algunas de dos plazas y otras de cuatro o más, al fondo había unas máquinas de refrescos. Y al final del local, una puerta que daba probablemente a un almacén o una cocina.
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Teenagers [Chifuyu Matsuno x Oc]
RandomTras la muerte de su padre en un trágico accidente de auto mientras iba al trabajo, la madre de Camila decide que la mejor opción para ambas es regresar a su país de origen, Japón. En un intento de hacer amigos nuevos, Camila se ofrece a ayudar a u...