Teenagers [Chifuyu Matsuno x Oc]

Capítulo XIX.

[Lover]

Camila

Jueves 24 de noviembre.

—¿Es aquí?

Últimamente la profesora me ha puesto mucha atención durante la clase de inglés, no me molesta, pero me parece sospechoso.

Al terminar las clases, Yada y Chifuyu se ofrecieron a acompañarme a la oficina de vinculación académica, la cuál ni siquiera sabía que existía, para poder obtener una información importante sobre un torneo de conocimientos próximo a realizarse.

En un inicio no entendía el porqué, pero conforme nos acercábamos a ese lugar, mi cerebro idiota unió todas las pistas.

—Sí —afirmó Yada, ella iba mucho a ese lugar así que sabía de memoria a qué hora ir, para ser atendida con rapidez—, toca la puerta, te esperamos afuera.

Apreté las asas de mi mochila y di dos golpes en la madera, de manera inmediata está se abrió y dentro vi una mujer madura, con unas pocas arrugas en el rostro y vestida con un saco negro.

—Adelante, cierra la puerta —hice caso y entré, bajé mi mochila al suelo y tomé asiento en la silla frente a su escritorio—. Tu nombre, por favor.

—Camila.

—Ah, eres la chica de la profesora del segundo año —asentí suavemente—. Muy bien, me han dicho que eres bastante buena con los idiomas.

—Un poco —comenzaba a ponerme nerviosa, ¿cómo podría hablar de mis habilidades lingüísticas sin sentirme como una presumida?—, solo lo más básico.

—Y aún así —continuó, bajando sus gafas a la altura de su cuello y manteniéndolas ahí—, aquí estás, al otro lado del mundo, hablando japonés, ¿no es así?.

—Ah… —no iba a decirle que me costaba trabajo, que si alguien hablaba muy rápido no entendía ni una milésima parte de lo que decían, tampoco que no podía leer los letreros neón de la calle, mucho menos que a veces confundía los señalamientos— Mi mamá me ha enseñado, desde niña.

—Eso es maravilloso —me dio una sonrisa que todos los estudiantes conocen, esa que sabes te hará pasar un mal rato, haciéndote creer que es para tu desarrollo cuando en realidad, solo quieren aprovecharse de ti—, pero por ahora, no necesitamos eso.

—¿Entonces…?

—Verás, hay un torneo escolar a inicios del próximo año —echó la silla hacia atrás, estirando las piernas— y hemos visto, que tienes facilidad para hablar otro idioma.

Inglés.

—Mi antigua escuela hacía mucho énfasis en él —aclaré, conforme pasaban los segundos se me hacía un nudo en la garganta.

Pero yo no era la mejor, ni la más lista, mucho menos la más preparada. A veces, me guiaba por las canciones para ordenar oraciones, no sabía diferenciar todos los verbos, siempre ponía acentos, mi speaking era horrible y, en ocasiones, sólo adivinaba en qué lugar de una palabra iban las h.

Aunque a ella eso no le importaba en lo más mínimo.

—Tu profesora me comenta, que tienes facilidad para hablar —sin embargo, ahí estaba yo, ahogándome con mis propias palabras—, y que eres muy responsable.

—Si ella lo dice debe ser verdad… —murmuré incómoda.

—En ese caso —abrió uno de los cajones de su escritorio, de ahí sacó varias hojas y formularios—, creo que te encantará participar.