Capítulo XV.

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[Washing machine heart]

Camila

Martes 01 de noviembre.

—Sí sigues con esa mirada, te van a salir arrugas.

Ya que ni Keisuke ni Chifuyu habían asistido a clases de nuevo, había ido a sentarme junto a Yada para trabajar en el transcurso del día. Seguía bastante molesta, seguía sin responder a mis mensajes, ni siquiera se había dado la libertad de leerlos.

La mañana en general había sido mala. La nota del día no solo era una nueva frase obscena en mi mesa, esta vez era un ave muerta dentro de una bolsa de papel, parecía ser una golondrina. Ese había sido otro motivo para compartir lugar con Yada.

No solo eso, Takaoka había añadido a otro chico a su tonta pandilla y ahora se la pasaba haciendo un mal acento en español que solo lograba enfurecer más. Si no se detenían pronto, terminaría por cometer un crimen de odio. Sin embargo, tenía un asunto más importante llenando mi mente de tontos pensamientos intrusivos.

—Es que no es justo —resongué de mala gana, bajando mi cabeza hasta mi pupitre—. Por la mañana todo estaba bien, pero cuando llegó la hora...

—Seguro tiene un motivo —intentó darme ánimos—, ¿tal vez volvió a pelear?

—Dijo que su pandilla tenía una pelea —respondí, aunque eso no era justificación, me había prometido ir conmigo. Él lo dijo, dijo que de verdad quería salir conmigo.

—A lo mejor se fue con sus amigos a celebrar por ahí —ambas sabíamos que no era cierto, pero Yada estaba empeñada en no dejarme culpar a Chifuyu de todo.

—¿Y por qué conmigo no...? —me estaba desanimando tanto, no lo entendía, él no era así, no me parecía serlo, pero, al fin y al cabo, aún no lo terminaba de conocer.

—Oh, vamos —dio unas palmadas suaves en mi espalda, en un intento de hacerme sentir mejor, aunque no lograba demasiado, algo en mí se sentía fuera de lugar. Supongo que es cuando te acostumbras a alguien y luego no está contigo, se siente raro—, sabes que Chifuyu te aprecia bastante.

Pero yo no quería que me apreciara.

—No lo entiendo —seguí mis lamentos, Yada tendría un largo día por delante conmigo a su lado—, me vestí bonito, me maquillé, usé mi perfume favorito, tuve que ir al hospital por la mañana, le mentí a mamá para que me dejase ir con él...

¿Qué me había faltado?

—Entiende, Camila —ella no iba a parar aún—, no fue tu culpa.

Comenzaba a hartarme de escuchar a las personas decirme que "no era mi culpa", pues me seguía juzgando todo el día, todos los malditos días, haciéndome sentir todo lo contrario. Lo notaba en su mirada, en su expresión de lástima cuando me veían pasar, en sus tontos susurros a mis espaldas en los pasillos, en la manera que decían mi nombre, casi como un insulto, todo por culpa de ese imbécil. Yo no era su centro de atracciones.

Mis quejas no duraron mucho más, al ver cómo el director llamaba a la profesora para salir del salón de clases y hablar con ella en el pasillo, a puerta cerrada, me quedé en silencio.

Pasaron varios minutos antes de que volviera a entrar, con el rostro descolorido y una mirada desgarradora, detrás de ella el director, con la misma expresión desahuciada. Y al final, una mujer vestida con una falda y un saco negros, tenía el rostro hinchado de tanto llorar, sus ojos se encontraban perdidos y temblaba un poco.

Yada se paralizó en su lugar al verla entrar.

—Es la madre de Keisuke —murmuró para que pudiera escucharla, giré de nuevo al frente, buscando un parecido que no iba más allá de un largo cabello negro recogido en un moño, se veía tan vacía...

Teenagers [Chifuyu Matsuno x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora