Capítulo XIV.

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[Dark star]

Camila

Martes 25 de octubre.

Supe que Takaoka había vuelto de su pequeño periodo vacacional cuando llegué y vi la nota del día en mi banca. Solo que esta vez, no era un papel mal cortado y pegado con cinta adhesiva para que no se perdiera.

Escrito con un marcador permanente en color negro y letras enormes, ponía zorra. Pero esta vez, yo no era la única víctima, en la mesa vacía junto a la mía, en las mismas letras decía lame botas.

Era tan injusto, ni él ni yo merecíamos que nos tratara de esa manera tan horrible. Era peor saber que tendría que leer aquel mensaje todo el día, todos los días hasta que los encargados de mantenimiento decidieran borrarlo. Si lo hacía yo, podrían acusarme de dañar el mobiliario, y bastantes problemas tenía ya como para hacerme cargo de otro.

Chifuyu llegó a la escuela con varios vendajes en la cabeza, que le daban la vuelta y pasaban por dejó de su oreja, un enorme parche en su ojo lesionado, la nariz hinchada, varias curitas y cintas por todos lados, se veía tan herido y lastimado, que era increíble que estuviera tan emocionado y alegre durante las clases. Cómo si no le hubiese pasado nada, y como si el día anterior no hubiera estado inconsciente.

—Yo sé que soy muy atractivo —dijo, sacándome de mis pensamientos—, pero ya no me veas tanto.

—Entonces, ¿tu mamá te llevó al médico? —comenzamos en la hora de inglés, estaba algo inquieto y no prestaba atención a lo que decían al frente, como si hubiese bebido diez tazas de café al hilo.

—Ah, sí —giró para verme directamente, con ese enorme parche en su ojo derecho debía girar toda la cabeza o todo el cuerpo. Con tantas cosas en su cara, de alguna manera inexplicable, me parecía más lindo de lo normal. Quizás porqué se veía frágil—. Me hicieron unas placas o eso dijeron... pero, no había nada fuera de lugar.

—¿No se molestó contigo?

—Estaba que escupía fuego —respondió, asintiendo un poco y con los ojos, o el ojo, bien abierto—, como aún tengo suspendido el servicio de salud, tuvo que llevarme a una clínica particular.

—Debió costarle una fortuna —por lo que escuchaba a mamá y a Taisei hablar de vez en cuando, inclusive el acceso a los hospitales públicos era costoso, demasiado. No podía ni imaginar la cantidad de dinero que cobrarían en uno privado.

—Dijo que este año no tendré regalo de navidad —recargó la cabeza en su mesa—, y que me fuera olvidando de esa motocicleta de la que le había contado.

—Lamento eso —intenté consolarlo. Debía de ser extraño estar en una pandilla de motociclistas y ser el único que no tenía una, más tomando en cuenta su posición de vice capitán, como él decía.

—No importa —volvió a incorporarse—, puedo esperar un poco más por ella.

—El lado bueno —añadí, pasándole mi libreta para que copiara lo que tenía, pues ya habían borrado lo que estaba en el pizarrón—, es que no estás herido de gravedad.

—Eso mismo dijo el doctor —la revisó y leyó—, que no había ninguna fractura aparte de la nariz, pero la arregló ahí mismo.

—Escuché que esas duelen mucho —una vez, en la cafetería de mi antigua escuela, vi como una chica le arreglaba la nariz a otra, luego de un partido de básquetbol un poco violento. La chica herida contuvo las lágrimas y luego comenzó a almorzar.

Aunque claro, un médico en un hospital debía hacer mejor trabajo que una adolescente en la mesa del almuerzo, con media ensalada por comer.

—Fue como si me la arrancaran y la regresaran a su lugar para fijarla con pegamento en barra —hizo una mueca de dolor, quizás recordando el momento—. La única indicación fue que no me volviera a golpear o podría tener una hemorragia o algo así.

Teenagers [Chifuyu Matsuno x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora