Fuego Blanco - °BAKUSHIMA°KIRIBAKU°

Capítulo XXII

Al entender el propósito de tal encuentro, el cazador solo pudo sentirse asqueado. Hacer pelear a dos animales, siendo de la misma especie, era igual de desagradable para él que cuando lo hacían con un par de humanos.

Sabía que no podría detenerlo, necesitaban que el rey llevara a Kirishima hacia su hermano para saber exactamente como era el lugar y saber por donde podrían sacarlo.

- Como mierda se supone que termine esto?- aún sabiendo eso, le desagradaba no poder hacer nada.

- Kirishima tendrá que acabar con el otro para que mi padre lo considere dentro de su línea de fuego.

- Línea de fuego? Y que se supone que es eso?- el príncipe solo lo miró - estas diciendo que hay más?!- gritó ahogadamente el rubio.

El chico bicolor solo asintió y eso solo le causó más escalofríos. Si ese viejo tenía aún más de esas bestias, sumándolo con su ejercito (de por sí ya bastante poderoso), eso solo significaría una cosa, el monarca de Kain sería imparable.

Y hablando de esos animales, los dos dragones encadenados uno frente a otro en la arena del Ground estaban siendo liberados, al estar libre de las cadenas el dragón escarlata se giró hacia donde el rubio le dijo que estaría, realmente no sabía que sucedía y estaba asustado. Lo siguiente que sintió fue un golpe en uno de sus costados, el dragón amarillento le había dado un fuerte cabezazo y para el tamaño que poseía, si que le había dolido.

Ahora que lo veía bien, algo se le hacía familiar, el color tan peculiar y su... si, era eso. La marca que tenía ese dragón pertenecía a una de las manadas cercanas a su antiguo territorio. La marca de relámpago en un costado de su rostro, cruzando por su ojo, simbolizaba el poder eléctrico de esa raza.

Antes de que pudiera seguir dentro de sus recuerdos otro golpe lo sacó de su ensoñación, aún estando herido, ese dragón parecía más que dispuesto a seguir con sus ataques. Kirishima no era un guerrero, pero sabía defenderse.

El rey al percatarse de la demora en que la pelea iniciara realmente, decidió acercarse al cazador cenizo e investigar a que se debía que el rojizo dragón no atacara.

- No va a pelear, no es un asesino - así de simple el rubio le explicó al rey.

- Tal vez no lo sea ahora - el gobernante se acercaba cada vez más al cazador - pero con el incentivo adecuado, cualquiera puede convertirse en asesino - la mirada del rey brilló por un segundo dándole un aire bastante tétrico.

- Usted sabrá mucho de eso, no es así?- contestó Bakugo con altanería y sin dejarse intimidar por el rey.

- Guardias, lleven al chico a la arena, el animal necesitará algo para querer pelear - ordenó el monarca antes de volver a sentarse.

Los caballeros arrastraron al chico hasta llevarlo a la parte baja del Ground y de un momento a otro todo se volvió negro para el cenizo.

Kirishima antes de volver a cubrirse para evitar las garras electrificadas del otro dragón notó algo extraño, ese ataque no había llegado, tal vez sintió un poco de estática, pero nada como lo de antes. Al girarse notó el porque. Los tipos que lo habían metido ahí habían llamado al dragón, cosa que fue un alivio para él, al menos podría tener un respiro de sus ataques.

Se giró para ver a Bakugo pero el rubio no estaba junto al bicolor y eso le extrañó un poco, no podía haber ido a algún lado y todos los guardias estaban ahí. Se estaba poniendo cada  vez más ansioso hasta que escuchó otra compuerta abrirse, el dragón amarillo estaba a un lado de él y parecía expectante a lo que sea que apareciera del otro lado de la puerta.

Al abrirse la puerta por completo, a Kirishima se le heló la sangre. Bakugo estaba del otro lado de la puerta, de rodillas y atado casi por completo, parecía estar algo aturdido, claro, tendrían que haberlo dejado inconsciente para llevarlo hasta ahí, no se los iba a dejar fácil.