Capítulo XXIV

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Después de que el chico peli verde tomara algo de agua y se tranquilizara un poco, la castaña volvió a preguntar si se encontraba bien, el chico estaba realmente pálido y parecía haber visto un fantasma.

- De que problemas hablas? Alguien te vio?- el pecoso negó.

- E-es ahm... No lo sé, venía de regreso del arroyo y creí haber escuchado algo detrás de los árboles.

- Lobos?- el chico volvió a negar.

- Dragones, eran al menos diez de ellos, parecían estar cazando ya que había varios cadáveres de ciervos esparcidos. 

La castaña estaba muy sorprendida, ya que se supone que en el territorio que abarcaba Kain no había rastro de manadas de dragones. Los pocos que se dejaban ver eran automáticamente blanco de la guardia del rey, ya que por decreto de este, los dragones eran ladrones por saquear el ganado de las granjas del pueblo y por ello debían ser exterminados.

Claro que solo se limitaba a su territorio por el hecho de ser casi el único en contra de estos animales. El reino de Null, gobernado por la reina Yaoyorozu, protegía a las manadas rezagadas de varios reinos, mientras que el reino de Aenor no estaba muy presente en ese asunto, no les molestaba la presencia de estos animales, pero tampoco hacían mucho por ellos.

El par de cazadores habían visto muy pocas veces a algunos pares de dragones mientras viajaban, nunca se imaginaron terminar ayudando a uno.

- Crees que el rey ya sepa de su presencia en el bosque?- a la castaña no le agradaba la política del rey sobre estos increíbles animales, pero no había mucho que pudiera hacer.

- No lo creo, habría mandado a...

Interrumpiendo al pecoso a mitad de su oración, un sonido bastante fuerte y rápido se acercaba al lugar en el que se encontraban. Más bien iba hacia el este, cerca del muro. Los dos se miraron y asintieron, corrieron hacia el lugar, el punto de encuentro en el que creyeron que se reuniría la guardia real para atrapar a los dragones que se encontraban alimentándose.

No sabían si podrían ser de ayuda, no podían dejar que vieran a Midoriya, pero algo tenían que hacer.

El chico pelirrojo estuvo a punto de saltar fuera de los arbustos. Como era posible que Tetsu Tetsu estuviera ahí? Habría ido a buscarlo? Si no hubiera sido por la mano del rubio, este ya estaría interrogando al dragón plata. Ahora que lo pensaba bien, si Tetsu Tetsu lo viera en este momento, lo atacaría en menos de un segundo, ya que nadie a parte de su familia (y de los chicos con los que viajaba) lo había visto nunca en su forma humana. Además de que también atacarían a Bakugo. Y al príncipe, claro.

El grupo de dragones parecía estar buscando algo, olfateaban el camino y el dragón plata observaba todo alrededor de este. Claro, su amigo tenía la mejor vista de toda su manada. Sería posible que de verdad lo estuviera buscando? 

- En que tanto piensas idiota?- la voz del cenizo sacó al chico de su trance.

- Ah? OH!, no es nada - el pelirrojo volvió a ver a su amigo dragón - solo que esa es mi manada - eso último salió en un susurro. Uno que el rubio alcanzó a oír.

El cual solo se quedó callado, pensando en si sería una buena idea salir, si eran la manada de la lagartija, no tendrían porque lastimarlo no?

Antes de que pudiera pensar un poco mejor su plan, ya estaba saliendo de detrás de los arbustos. Los dragones habían escuchado los ruidos de las hojas crujiendo debajo de las botas del cazador y al verlo se fueron contra él. El chico escarlata tardó un poco en reaccionar, realmente no se esperaba que Bakugo hiciera eso y al salir de los arbustos lo empujó fuera del camino del tiro de fuego de Tetsu Tetsu.

Fuego Blanco - °BAKUSHIMA°KIRIBAKU°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora