Capítulo XXVI

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- Entonces, que es lo que viene a hacer aquí?

El pelirrojo estaba agotado por el extenso interrogatorio que le estaban haciendo los guardias, los cuales, dicho sea de paso, no parecían dispuestos a dejarlo entrar. Habían estado haciendo prácticamente las mismas preguntas una y otra vez.

- Ya se los dije, estoy buscando a alguien, se que está aquí y vine a recogerlo.

Los guardias no parecían muy convencidos y Kirishima esperaba haber aprendido de Bakugo a ser al menos medianamente bueno mintiendo, ya que antes no solía hacerlo. El par de caballeros solo se hicieron a un lado, dándole al chico la noción de que podía entrar y al fin, después de casi veinte minutos, el chico carmesí estaba en el pueblo de Kain.

Abría los ojos después de quien sabe cuanto tiempo, ni siquiera sabía donde diablos estaba y la oscuridad que lo rodeaba no era de ayuda. Al pasar unos minutos pudo acostumbrarse un poco a la falta de luz y mirando a su alrededor pudo cerciorarse del entorno en el que estaba. Otra jaula, algo que no le extrañaba mucho, pero esta era distinta, era enorme.

Se trataba prácticamente de un cuarto entero cubierto por rejas y por una oscuridad brumosa, si no fuera por una pequeña linterna en medio del techo del lugar, el rubio no podría ver ni por donde caminaba.

No tenía mucho cerca de él, solo había dos puertas, una de tamaño normal en la cual, debajo de ella, se encontraba una bandeja con una hogaza de pan y un vaso de agua. La otra puerta era inmensa, tal vez medio metro más alta que la lagartija rojiza que estaba ayudando.

Es verdad, ahora que lo recordaba estaba ahí metido por causa del viejo rey de Kain. Endeavor lo había encontrado junto al príncipe bicolor en los últimos pisos del sub suelo, a él lo habían llevado hasta ahí, donde quiera que estuviera, y no tenía ni idea de lo que había sido del bicolor. Tendría que salir de ahí primero antes de averiguarlo.

Empezó a buscar barrotes sueltos a lo largo de la reja, todos estaban sumamente fijados al suelo, es probable que estuvieran soldados. Cuando llegó a una de las esquinas del cuarto pudo escuchar un sonido, un murmuro casi inaudible, la luz pálida que proyectaba la lámpara de techo solo hacía visible una especie de silueta.

Sin duda era un dragón, era bastante grande en altura, pero se veía un poco delgado para se un animal de semejante tamaño. El rubio cenizo intentaba acercarse al menos un poco para lograr ver si se trataba de un integrante de la manada de Eijiro, la maldita marca sería fácil de ver, aún con la poca iluminación.

El problema era que cada vez que intentaba acercarse el animal parecía alejarse, no podría ir muy lejos si se encontraba entre él y la esquina de la habitación.  Dio unos cuantos pasos más antes de lograr llegar al hombro en el que, se supone, estaría la marca y al agudizar un poco más su sentido de la vista logró divisar algo extraño.

- Tiene que ser una maldita broma.

- Que hizo qué?!! - fue el grito del (ahora chico) peli plateado - por qué no lo detuviste?! Sabes lo peligroso que es que haya entrado solo a ese lugar?!!

- Sí, lo sé y ya te dije que solo lo vi, no pude haberlo detenido ni aunque lo hubiera intentado. Además, he visto como se comporta Kirishima cuando se trata de Kacchan, estará bien.

El chico platinado solo dio un suspiro exasperado, si el idiota de su amigo hacía un lio dentro del reino tendrían que ir a sacarlo y con suerte se encontrarían con Ryuutaro, si no era el caso bien podrían darlo por muerto, era muy improbable que siguiera con vida pero Kirishima era muy cabeza dura para notarlo.

- Entonces que se supone que hagamos? Esperar? - comentó un poco más calmado.

- Sí, ahora mismo sería más peligroso que fuéramos con él a que fuera solo y no estamos totalmente incomunicados con él.

Fuego Blanco - °BAKUSHIMA°KIRIBAKU°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora