Fuego Blanco - °BAKUSHIMA°KIRIBAKU°

Capítulo VIII

Después del desayuno del dragón y del rubio, los otros dos jóvenes regresaron a la cabaña, un poco más tranquilos al ver a Bakugo más calmado y conversando con el chico pelirrojo. Era hora de curar al dragón para por fin poder pasar a la siguiente fase del plan para encontrar al hermano del pelirrojo.

Salieron al patio principal de la cabaña, la bruja dibujó unos símbolos el la tierra mientras el chico se envolvía en llamas rojas para hacer aparecer de nuevo su forma draconiana, el inmenso dragón hizo acto de presencia frente a los presentes, los cuales nunca habían visto que se transformara, los cazadores mantuvieron su distancia del rito para no ser afectados negativamente por la magia de la bruja.

- Listo?- la bruja sabía lo difícil que sería la curación del ala, ya que no solo necesitaba curarla, si no también abrirla de nuevo para que el cicatrizado fuera completo.

El dragón solo asintió, en esa forma no podía pronunciar palabras humanas y el único que entendía sus pensamientos era el rubio cazador.

La hechicera empezó a recitar un conjuro en una lengua antigua, segundos después la herida empezó a abrirse y a sangrar. Los alaridos que salían desde lo profundo del dragón eran ensordecedores y los cazadores tuvieron que tapar sus oídos, estaba claro que sufría pero era algo necesario para que su ala se curara por completo.

El rubio veía la escena con los ojos entrecerrados; no sabía el porque, pero creía saber como se sentía el dragón en ese momento, el dolor era inmenso y se sorprendió de que la gran bestia resistiera todo el hechizo.

Al cabo de unos 10 minutos el conjuro se completó y el dragón cayó de lado, inconsciente, sobre la tierra. Los cazadores se acercaron para saber si estaba bien, parecía solo estar algo cansado, su respiración era desnivelada y entrecortada; supusieron que no despertaría en un rato, así que la hechicera y el chico peli verde intentaron moverlo hacia una sombra bajo un árbol.

- Kacchan, podrías ayudarnos? Es bastante grande y pesado - el chico realmente creía que aún siendo los tres, sería casi imposible mover al gran animal, pero no podían dejarlo solo ahí hasta que despertara.

- De verdad? Tsk, no sean ridículos, no pesa tanto.

- En serio? Ven y demuestra que no - la bruja estaba bastante cansada.

El rubio se acercó a la cola del dragón y empezó a jalar al mismo hacia la sombra a la que se dirigían los otros dos. No tardó mucho en llegar y el par de 'inútiles', como les decía el rubio, se quedaron estupefactos, entre ellos dos no pudieron mover al dragón ni un metro y el rubio en menos de 2 minutos lo había llevado al árbol.

- Algo más par de inútiles?- el rubio se fue sin esperar respuesta, pero un gruñido bajo lo detuvo.

El dragón parecía estar disconforme con algo, enseñaba los dientes y le gruñía a la nada, todo dormido claro.

- Creo que no quiere que te vayas Bakugo - la hechicera sonreía de manera pícara, intuyendo lo que pasaba con ese par.

- No soy su maldita niñera.

Al peli verde se le ocurrió algo y se lo susurró a su amiga, ella asintió convencida.

- Al menos podrías traer un balde de agua y un paño? Por favor, Kacchan?

- Que?!- el mencionado solo rodó los ojos - Agh, como sea - se dio la vuelta y entró a la casa.

Tardó unos 5 minutos en salir al patio con las cosas y cuando se fijó, no había nadie más que el inconsciente dragón.

- Pero que-?!- creía saber de que se trataba y después de maldecir un rato al par de lunáticos se resignó y se acerco al dragón.

Empezó a remojar el paño con el agua del balde y refrescó al dragón, parecía estar ardiendo por dentro, sus escamas escarlata casi parecían brillar por el calor y los pocos rayos de sol que caían en ellas. No supo en que momento ocurrió que terminó embobado (como ya era su nueva costumbre) viendo al rojizo dragón, pensando más en el pelirrojo chico en el que se transformaba, en su vida había pensado en algún chico o chica de forma que le atrajera, pero ese chico, ese dragón en especial, sabía que algo tenía, algo hacía que se le quedara viendo como idiota. Se dio cuenta del tiempo que había pasado por la posición del sol, se levantó y entró a la casa para guardar las cosas, no contaba que se encontraría con dos desgracias o mejor dicho, los dos desgraciados que lo dejaron con el estúpido reptil.

- Terminaste de ayudar a tu Kirishima?- la bruja habló resaltando de manera muy obvia la palabra 'tu'.

- Si, par de lunáticos - el rubio ni cuenta se dio de la manera tan natural que respondió a la obvia incitación de la hechicera, estaba agotado y quería dormir - yo me largo a dormir, ustedes despierten a la lagartija.

- No soy lagartija Bakugo y ya desperté - el pelirrojo estaba de pie en la entrada de la casa, claramente recién despertaba.

- Kirishima hola, te sientes bien? Te duele algo?

- Ven entra, te traeré algo de agua.

Los dos amigables amigos empezaron a llamar la atención del pelirrojo que antes de escuchar todas las preguntas y ofrecimientos de los chicos, empezó a caminar en dirección al rubio, ignorando sin querer a los otros dos.

- Gracias por ayudarme Bakugo - la sonrisa del chico era realmente enorme.

El rubio solo movió la mano, restando importancia al asunto y entrando a su habitación.

El resto del día la bruja estuvo haciéndole preguntas al dragón sobre la herida y lo que había sentido en el transcurso del ritual,  el pelirrojo le respondía algo cortado, ya que no sabía bien como explicarlo, realmente le había dolido pero al despertar su ala estaba como si nada le hubiera ocurrido, la movía con toda libertad, no podía esperar a poder volar de nuevo, y mientras tanto el peli verde tomaba notas sobre lo que creyera importante o sobre algo que le podría servir luego.

El rubio en su habitación solo escuchaba el bullicio que no le dejaba dormir. El día siguiente sería importante y realmente necesitarían toda su energía, buscar a un dragón no era precisamente una tarea sencilla, mucho menos en un pueblo como al que irían.

"Y mucho menos sin saber como era el dichoso dragón"