Capítulo XVII

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Pasaron aproximadamente 20 minutos hablando, sobre el pasado y sobre lo que ocurría actualmente, sobre Kirishima, su hermano y su plan de buscarlo. El príncipe sin dudarlo aceptó ayudarlos.

Después de su charla, decidieron reunir al bicolor con los demás y discutir un plan para que los cazadores lograran entrar, ya que con el pelirrojo y la hechicera no habría problemas, no eran conocidos, por otro lado el rubio y el peli verde serían reconocidos por cualquiera en cuanto pusieran un pie en el reino.

- Podríamos fingir ser prisioneros del príncipe, nos dejarían entrar - la hechicera se oía motivada.

- Sí, pero nos encerrarían y sería un jodido problema salir de ahí sin que nos escuchen.

Todos estaban de acuerdo con el cenizo, tenían que pensar en algo que los dejase entrar en paz y libremente, algo que pudiera interesarle lo suficiente al rey para olvidar quienes eran los cazadores. Mientras los demás pensaban en algo, el chico escarlata dijo lo primero que pensó, sin percatarse de lo peligroso que podría ser.

- Y si le dan un dragón?

Todos se quedaron callados intentando entender a que se refería el chico. No era una mala idea, el problema sería encontrar un dragón y eso les tomaría semanas.

- Donde piensas que encontraremos un dragón, Kirishima?- el pecoso preguntó, aún temiendo conocer la respuesta.

- A mí.

- De que mierda hablas lagartija, sería exactamente lo mismo que con el plan de la bruja.

- Me refiero a que al entregarme, tendrían que llevarme al mismo lugar que a mi hermano, no?- dijo mirando al príncipe.

- En teoría sí.

- Pues cuando lo hagan, puedo transformarme para liberarme y buscar a Ryuutaro. Ustedes estarían fuera del reino, nosotros saldríamos y problema resuelto, no?

- Suena demasiado sencillo, además todavía podría haber un problema, la guardia del viejo vigila todas las salidas del reino, si los ven lo más probable es que no los dejen salir.

Nadie sabía que hacer realmente, cualquier plan que se les ocurriera podía fallar a causa de esa dichosa guardia. Antes de que se dieran cuenta, los caballeros del príncipe estaban buscándolo por todo el bosque y tardarían muy poco en encontrarlo. Todos se empezaron a poner nerviosos por los ruidos de las armaduras chocando entre sí, tenían que decidir rápido que hace, antes de que Shoto se fuera y no pudieran hablar más con él.

- Uraraka - el príncipe llamó a la hechicera - puedes comunicarte con otras brujas, no - ella asintió - cuando necesiten ayuda o sepan lo que van a hacer llámame a través de Tsuyu.

La hechicera asintió de nuevo y el príncipe se giró hacía Midoriya, no quería volver a dejarlo, se lo había dicho y el peli verde lo sabía, así que solo le sostuvo las manos entre las suyas y juntó sus frentes mientras susurraba algo cerca de su rostro.

- Nos volveremos a ver cuando esto termine.

Los sonidos de las armaduras se oían cada vez más cerca, así que los cazadores, la bruja y el dragón se internaron de nuevo en el bosque alejándose del camino pero no del reino, tenían que quedarse cerca mientras planeaban que hacer, al menos sabían que tenían el apoyo del príncipe.

El cual solo veía alejarse de nuevo a su amado, solo que esta vez sabía que estaría bien y que esta vez no dejaría que se fuera solo, si para estar con él tenía que irse, lo haría.

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Pasaron alrededor de dos semanas después del encuentro con el bicolor, los chicos se habían resguardado en una cueva bastante escondida como para que ningún cazador o cazarrecompensas que pasara por ahí los viera. Su rutina era casi la misma, Bakugo salía a cazar lo que sea que fueran a comer, a veces se llevaba al dragón, sus sentidos al estar más desarrollados eran muy útiles, Ochako y Midoriya se quedaban en la cueva, pensando en todos los posibles planes que pudieran funcionar.

Todos estaban bastante tranquilos, o al menos lo aparentaban, el chico pelirrojo salía casi todas las noches en la madrugada a ver las estrellas, no sabía como estaría su hermano, podría ya ni siquiera estar vivo, pero donde fuera que estuviera él lo encontraría.

En el último día de la tercer semana los cazadores se reunieron con la hechicera, lo que iban a hablar no iba a gustarle al pelirrojo y pensaban que si se enteraba iría directo a Kain. Así que se reunieron en la parte más profunda de la cueva.

- Que haremos, ya pensamos en cualquier plan y en las posibilidades de que fracase, para poder salir del reino todos, tendríamos que deshacernos de la guardia real - el pecoso era el más angustiado, no quería tener que decirle al dragón que entrar al reino era una misión suicida.

- Podríamos buscar la ayuda de alguien más, alguien externo a Kain y a su rey - dijo la castaña mientras se aseguraba de que solo estuvieran los tres ahí.

Lo que ninguno sabía era que el dragón carmesí los había visto entrar a los tres y por mera curiosidad los había seguido. Nunca se imagino que fuera a escuchar eso. Al menos esperaba que no todos se hubieran dado por vencidos. Sabía que no sería así.

- No tenemos mucho tiempo Uraraka, el hermano de Kirishima podría ni siquiera estar...

- No, sigue vivo - eso hizo respirar al chico escondido en las sombras - solo tenemos que encontrar un plan lo suficientemente útil.

- Kacchan yo también quiero creerlo, pero han pasado casi dos meses, no sabemos para que querría el rey a un dragón, pudo haberlo matado ya.

- Que no, está vivo. Tu mismo lo dijiste no? Ambos lo dijeron, ese dragón es valioso vivo, si lo matara valdría lo mismo que uno cualquiera.

Todos se quedaron callados unos minutos, pensando en que podrían hacer. El ojirubí quería hacer algo, era su hermano el que estaba en peligro y los tres chicos que tenía en frente se estaban arriesgando mucho por él. Tenía que hacer algo, algo que no los involucrara... algo que no los pusiera en peligro... no quería que nadie saliera herido.

Al entender a donde se dirigían sus pensamientos, salió lo más rápido que pudo de la cueva, haciendo algo de ruido y llamando la atención de los tres chicos.

- Que ha sido eso?- el pecoso creyó que podría haber sido una rata o un mapache.

- Había alguien más aquí? Estoy segura de que revisé antes.

- Kirishima.

Después de eso los tres salieron lo más rápido que pudieron de la cueva, buscaron dentro de ella al dragón pero no estaba, en el bosque tampoco se veía indicio de que haya salido corriendo como solía hacerlo.

- Creen que se haya ido a Kain?

- Es ridículo, creo que hasta él sabría lo peligroso que sería ir solo, no podría pasar a los guardias y solo lograría que lo encerraran - el peli verde lo dijo, aún sin estar muy seguro de que fuera cierto, a fin de cuentas hablaba de un dragón.

La hechicera y el pecoso estuvieron buscando un rato, alrededor de la cueva, en el bosque y dentro de la misma cueva, era muy grande y tenía muchos pasadizos, podría haberse escondido en alguno.

El rubio solo se quedó parado fuera de la cueva, algo no le cuadraba, si los hubiera escuchado era obvio que saldría corriendo a buscar a Ryuutaro y por el calor del momento dudaba que se  hubiera siquiera acordado de que era un maldito dragón y que tenía alas, hubiera corridos todo lo que sus patas le permitieran, en caso de que se hubiera transformado, que era lo más lógico si quería llegar rápido.

Pero conociéndolo, él sabría que el ir sería suicida y no ayudaría en nada. Lo escuchaba ridículo, pero tenía una pequeña corazonada de que el dragón había salido volando, pero no a Kain. 

En ese momento recordó que hace unos días había encontrado un pequeño lago, por alguna razón idiota se lo había comentado a la lagartija y este se había emocionado bastante, al parecer era lo bastante grande para que el dragón jugueteara en él en su forma original y eso le había encantado.


"Como un maldito cachorro" 








Fuego Blanco - °BAKUSHIMA°KIRIBAKU°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora