¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Estaba amaneciendo.
Hiromi se levantó de su cama para ir a saludar a su padre.
—Buenos días papá.— le dio un beso en la frente. Le acomodó la almohada y lo sentó un poco apretando uno de los botones de la cama clínica que tenían en la casa.
—Buenos días hija, ¿aún no llega Ura?.— habló el progenitor preguntando sobre la enfermera.
—Me llamó y dijo que llegaría un poco más tarde. Su hija tiene un recital en la escuela y le dije que podía ir a verla.— respondió mientras vertía agua en un vaso para pasárselo a su padre. —Así yo... me quedo contigo un rato más antes de irme a la empresa.— le sonrió.
—Excusas para no levantarse temprano y venir a hacer su trabajo.
—Papá no seas así.
—Es la verdad, y tu también. Mejor vístete y vete a trabajar.
—Aunque no te guste me quedaré aquí contigo hasta que ella llegue, viejo cascarrabias.
—Mh...— a regañadientes terminó aceptando. —¿A dónde fuiste anoche?.
—Cascarrabias y entrometido.— se burló de él.
—Hiromi.
—Fui al casino. Quería beber mientras me divertía ganando algo de dinero.
—Como si nos faltara.
—Sé que vivimos increíblemente bien.— le contestó. —Lo hice por entretención, pero no te preocupes, jamás será vicio.— tomó la mano de su padre para darle un cariño.
—¿Y cómo te fue?.— preguntó curioso el hombre.
—Un idiota apostó su auto y un cheque con muchos ceros.— contestó entre risitas.
—¿Cómo le ganaste?.— preguntó curioso.
—Par de Ases.— respondió orgullosa mientras movía ambas cejas.
—Es Dios que te hizo habilidosa con las cartas o el Diablo anda metiendo su cola.
La joven volteó los ojos y negó con la cabeza. —Ni uno ni lo otro. Tú fuiste el que me enseñó.
Escucharon los pasos de una persona por el pasillo.
—Buenos días.— saludó la enfermera.
—Ura, buenos días, ¿No que llegarías más tarde?.— preguntó la pelinegra.
—Al final se canceló el recital porque uno de los niños se rompió el tobillo.
—Uh, que mal... Bueno, entonces te dejo con este viejo zorro... Anda cascarrabias así que no lo tomes muy en serio hoy.
—Te escucho insolente.— se defendió el mayor.
Hiromi se volteo a verlo. —Te amo, que tengas buen día papá.— dejó un besó en su frente nuevamente. —Me voy a la empresa.
—También te amo.
—Ah. Señorita Miura.— habló Ura para que ésta se girara a verla. —Un señor la está esperando afuera, dice que es de parte de ¿Haruchiyo Sanzu?.
"Señor Sanzu". —Bien, gracias.— esbozó una sonrisa y salió de ahí.
—¡Oye! ¿Y ese quién es?.— gritó el padre.
Hiromi volvió y dejó ver la mitad de su cuerpo por el umbral de la puerta. —No te metas. Te amo.— le tiró un beso.
Se arregló un poco el cabello a medida que caminaba hacía la puerta. Salió al jardín y en el estacionamiento privado vio dos autos.
—¿Usted es Hiromi Miura?.
—¿Si?.
—Soy Ran Haitani— estiró su mano para que la chica la estrechara. —Él.— señaló al hombre que lo acompañaba.— Es el chófer de Sanzu. Él me pidió que le trajera personalmente la ganancia de su partida de poker con Kokonoi.
—¿Usted estaba ayer en la noche, no?.— preguntó la joven.
—Sí, estuve presente cuando le quitó todo a Koko.— le sonrió. Observó detenidamente a la pelinegra. No estaba maquillada, básicamente venía recién despertando pero para los ojos de Ran, ese lunar en el pómulo y esos ojos rasgados eran increíblemente sensuales y atractivos.
Ella le correspondió la sonrisa. —¿Trabaja con el señor Sanzu?.— preguntó interesada.
—Si, trabajamos juntos. Aunque de alguna forma es mi superior...— respondió tranquilamente. Su tono era divertido y dejaba ver una seguridad en él completamente pausible.
—Uh. Entiendo.— respondió la ojigris observando sutilmente el tatuaje en el cuello del hombre que tenía en frente.
—Además Sanzu pidió encarecidamente que recibiera esta invitación.— sacó un sobre de entremedio de uno de los bolsillos de su elegante chaqueta.
—Gracias.
—Un auto con ese hombre la vendrá a buscar hoy un cuarto para las ocho de la noche para llevarla a su destino.
—Puedo ir yo misma.— respondió con una sonrisa nerviosa. —No quisiera moles...
—Sanzu dejó instrucciones claras para que usted estuviera lo más cómoda posible.— interrumpió Ran.
—Uh, está bien.— aceptó un poco sorprendida.
—Que tenga buen día.
—Igualmente.
El hombre del tatuaje se giró para caminar al auto restante con el chófer abriéndole la puerta trasera para que él tomara asiento.
Hiromi entró nuevamente a la casa para dirigirse a su habitación. Abrió el sobre, traía una carta la cual ella se dispuso inmediatamente a leerla.
"Señorita Miura:
Esperando que haya pasado buena noche, me comunico con usted mediante esta carta para hacerle una invitación a cenar. Espero acepte, ya que en estas horas he deseado volver a conversar con usted y tomar nuevamente una copa de vino. Su compañía fue un placer y me encantaría repetirlo lo más pronto posible.
Se despide ansioso.
Haruchiyo Sanzu."
Una sonrisa coqueta salió de los labios de la pelinegra para después morder el inferior de ellos con delicadeza por la euforia del cortejo que estaba recibiendo.
Como él mismo había dicho... Habían pasado solo unas pocas horas, y como Sanzu.. Ella ansiaba verlo otra vez.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.