𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄

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A la mañana siguiente

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A la mañana siguiente.

Sábado, 11:43 a.m.

Hiromi despertaba gracias a los pequeños rayos de sol que se dejaban ver por la ventana de la habitación de Sanzu los cuales chocaban sin cuidado en el rostro somnoliento de la pelinegra.

Se dio vuelta en la cama para ver el lado de Sanzu vacío.

Escuchó como la puerta principal era abierta, se quedó en la cama esperando a que Sanzu apareciera por el umbral de la puerta de la habitación. Pero no fue a quien vio, sino a una mujer de unos cuarenta años.

Hiromi automáticamente se tapó el cuerpo desnudo con las sábanas.

—Buenos días señorita Miura.— habló la mujer a la vez que se reverenciaba levemente hacia la joven encamada.

—¿Uh?. Buenos días.— respondió un poco dudosa.

—El señor Sanzu me pidió que le dejará algo de ropa ya que la espera para almorzar.

—¿Ropa?— preguntó. "Dios, ¿mi ropa dónde está?", se preguntó a sí misma mientras veía toda la habitación. Vio su vestido y sus bragas muy lejos de la cama.

La mujer notó lo que veía la joven. —No se preocupe, el señor Sanzu dejó esto para usted.— la mujer dejó a los pies de la cama una caja de Dior y una bolsa VS. Hiromi se acercó con cuidado de no dejar ver su piel desnuda, abrió la caja dejando ver un vestido de cóctel. Abrió la boca sorprendida. Lo dejó a un lado para abrir ahora la bolsa de VS. Desde el principió supuso que era ropa interior pero al dejarla a la luz se sonrojó al sentir la mirada de la mujer de cuarenta en ella y en el encaje.

Se avergonzó al verla recoger el vestido y su braga. —No... Déjelo ahí.— soltó.

—No se preocupe. Soy quien se encarga del aseo del penthouse y de la ropa del señor Sanzu. Él me pidió que la atendiera bien.

Ella se removió un poco en la cama tapándose un poco más. —¿Me diría su nombre?.

—Mitsue Tagami.— hizo una reverencia al presentarse.

La joven negó con las manos. —Por favor deje las reverencias, usted es mayor.— habló ante la incomodidad ante tal respeto.

—El señor Sanzu me pidió que me encargará de usted para que se sintiera lo más cómoda posible.

"Otra vez con eso.", pensó Miura. —No se preocupe, estoy muy cómoda señora Tagami.— hizo una leve reverencia con la cabeza desde la cama.

La mujer se quedó mirando a la joven por unos segundos, pensó en cómo una persona como ella, que a simple vista parecía dulce y buena, podía haber pasado la noche con alguien como Sanzu, quien para ella era un mocoso frío y arrogante, además de los temas turbios en los que andaba metido, de los cuales ella sospechaba pero no sabía nada. —El señor Sanzu la esperará en Towers para comer. El señor Kuroda la llevará una vez esté lista.

THE DEVIL IS BETWEEN MY LEGS | Haruchiyo "Sanzu" AkashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora