𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐔𝐍𝐎

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—Hiromi

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—Hiromi...— su voz se escuchó casi con un tono de miedo mezclado con sorpresa al verla ahí.

La pelinegra vió detenidamente cómo Haruchiyo pudo zafarse del agarre de la rubia y se acercó a ella.

Con él en frente, habló: —¿Cómo has estado, Sanzu?.— preguntó sin gesticular, su rostro no estaba ni sorprendido ni con dolor porque todo eso se lo quiso guardar para sí misma. Definitivamente no quería darle "el gusto" a Sanzu de verla así. —Realmente espero que bien, aunque...— ladeo la cabeza mirando a la rubia desde arriba alzando una ceja. —...no se porque pregunto, la respuesta es muy obvia.

—No es lo que crees.— se apuró en contestar.

—Nunca lo es contigo.— su templanza era única.

Se quedaron mirando.

Hiromi estaba con un aura completamente tranquila, sabía a lo que había ido.

En cambio Sanzu, estaba ahí parado pensando en cómo desaparecer de la faz de la tierra sin hacer que su pelinegra malinterpretara aún más las cosas.

—Viniste... ¿Por qué?.— preguntó con una luz de esperanza en sus turquesas. —Acaso... ¿Viniste a perdonarme?.

Hiromi lo miró, inspeccionó su rostro. Sabía que a él le dolía, lo había comprendido. Su padre se encargó muy bien de eso... Pero a ella también le dolía, y le dolía lo que ahora sus ojos estaban viendo.

—Vine a conversar contigo...— Sanzu la miró con ilusión. —Pero creo que con quien quiero conversar ahora es con otra persona...— desvió su vista hacia la rubia. —Es ella, ¿no?. La mujer con quien hablé.

—¿Cómo es que supiste?.

—Supongo que tiene una voz muy particular. Creeme, aunque quisiera... No podría quitar su voz de mi cabeza preguntando por ti.

Sanzu la miró con dolor.

—No necesitas hablar con ella, viniste por mi. Hablemos...

Hiromi lo vio directamente a los ojos. —Te preguntaré esto por última vez, Haru... ¿Nunca me has engañado con ella o alguna mujer?. Dime la verdad... Por favor.

—No. Por supuesto que no. Todo este tiempo te he dicho la verdad.— respondió con completa confianza esperando que a Hiromi solo le bastara eso.

Dió algunos pasos hacia la mujer pero aun dirigiéndose a Sanzu. —...Entonces no tendrás problema en que yo converse con ella.

El pelirrosa se alertó. —No lo hagas.— habló a la vez que ponía su mano en el abdomen de Hiromi para detenerla. —No es necesario.

Hiromi miró hacia el frente sin girar su cabeza para ver a Sanzu. —Estoy enamorada de ti...— simplemente soltó con dolor. A Sanzu casi se le devuelve el alma al cuerpo al escucharla. —Y realmente mientras conducía hacia acá me obligué a tragarme mi orgullo para disponerme a volver contigo... obvio, si tu aún querías.

THE DEVIL IS BETWEEN MY LEGS | Haruchiyo "Sanzu" AkashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora