𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐎𝐂𝐇𝐎

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—Eres un completo idiota si crees que dejaré que metas a Hiromi en las porquerías de Bonten

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—Eres un completo idiota si crees que dejaré que metas a Hiromi en las porquerías de Bonten... Hablo jodidamente en serio. No me importa si lo hizo en el pasado... Contigo.— se tomó un segundo para procesar eso. —...Ahora está conmigo y no haré que cargue con esta mierda. Voy a matarte si tan solo lo intentas.

—Si la viste con ese hermoso vestido azul quiere decir que vino el día que la cité. Esa niñita sabía que necesitaba un favor y sabe de cuales... Y no me refiero precisamente a los que nos llevaba a la cama... Pero quién sabe... Quizás si ese día yo hubiera llegado, ella seguiría siendo mía.

—Cuidado como hablas de ella. Puede que antes no tuviera a nadie para defenderla, pero ahora sí.

—Realmente te ató de pies, Haruchiyo.— se mofó de él. —¿Pero cómo no? Si aunque haya madurado y crecido sigue siendo una muñeca... Te ganaste el premio mayor, te felicito... Pero lamentablemente está usado.— hizo una mueca de asco.

—Eres repugnante. Francamente toda la vida has sido un maldito hijo de puta.— gesticuló con rabia.

—¿Y acaso tú no lo eres?.— lo atacó de inmediato. —¿Debo hacerte memoria? Yo solo cierro tratos y hago negocios con mafiosos y traficantes... Pero tú...— se rió. —¡Tu eres el puto numero dos de Bonten!... Nada pasa en esta organización sin tu autorización después de Mikey... Y definitivamente eres el que tiene las manos más manchadas de todos... Dime Sanzu, ¿Cuándo y cómo le vas a decir a Hiromi que con las mismas manos que la tocas...— le apuntó sus manos. —...Con la que te la coges... No tan solo pasa dinero sucio como las mías... Si no que hay vidas de por medio?.

La cabeza de Haruchiyo dió vueltas y en esa habitación habían mil pedazos de un corazón completamente destrozado.

—Vete.— soltó con un tono muy bajo mientras cerraba los ojos agotado.

—¿Mh?.— esbozó una sonrisita perversa.

—Vete antes de que te mate aquí mismo, Takeomi.— dijo con un tono doloroso. Se dió vuelta para tomar la botella de whisky y eliminar de su vista a su hermano.

—Ah... Pero si nos estábamos poniendo al día y contando nuestras experiencias con la niña.

—¡¡QUE TE VAYAS MIERDA!!.— se giró violentamente para lanzarle a la cabeza la botella de alcohol.

Takeomi hábilmente la esquivó. Vió como los vidrios y el líquido habían chocado contra la pared para después caer al suelo. —Carajo.— se sorprendió. —Bien, tranquilo... Ya tendré más tiempo de contarte a detalle de mi relación con nuestra Hiromi.

Sanzu tomó uno de los vasos de la barra y se dispusó a lanzarlo pero antes de hacerlo Takeomi ya había salido de aquel cuarto dejándolo solo con una angustia impalpable y el corazón desparramado por todo el suelo.

Sanzu tomó uno de los vasos de la barra y se dispusó a lanzarlo pero antes de hacerlo Takeomi ya había salido de aquel cuarto dejándolo solo con una angustia impalpable y el corazón desparramado por todo el suelo

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THE DEVIL IS BETWEEN MY LEGS | Haruchiyo "Sanzu" AkashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora