𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐃𝐈𝐄𝐙

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El sexo ya era sin preservativo, despues de todas esas semanas, llegaron al consenso juntos de que las inyecciones anticonceptivas serían lo suyo

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El sexo ya era sin preservativo, despues de todas esas semanas, llegaron al consenso juntos de que las inyecciones anticonceptivas serían lo suyo.

Experimentaron tanto en todas estas semanas que jamás se aburrieron de nada.

A Sanzu le agradaba cada vez más escuchar su nombre solo porque era esbozado por ella... "Haru", Dios... qué bien quedaba su nombre en su boca.

Realmente estaba comenzando a sentir cosas por Hiromi, cosa que no le disgustaba del todo, incluso, deseaba más, deseaba tocarla cada día, deseaba sostener su mano al caminar, y claro, deseaba más amaneceres para ver esa sonrisa al despertar...

A diferencia de Hiromi que era una eterna enamoradiza, Haruchiyo jamás había sentido amor o cariño, definitivamente era un sentimiento nuevo. Se atrevió a sentir, y salió bien. Salió increíblemente bien, porque ella era buena y honesta.

...Pero en la madrugada despertaba arrepentido. Porque sin querer... la estaba engañando al no contarle todo sobre él. Con las mismas manos que asesinaba y tomaba dinero sucio, tocaba el cuerpo Hiromi y consecuentemente, no se sentía digno, ni leal con ella y eso... extrañamente... le dolía.

Le dolía ser un fraude.

Le dolía ser un fraude

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—Bang. Otro traidor menos.— respondió Ran.

—Muy bien Sanzu. Cada vez tus tiros son más centrados.— felicitó Rindo.

Sanzu se rió por las líneas y pastillas que se había metido unos minutos atrás. Ese comportamiento tan errático y dopado en el pelirrosa era normal para sus compañeros. Para ellos, Sanzu se drogaba por diversión o para hacer más estimulante los asesinatos que cometía.

Pero erraban, Haruchiyo no lo hacía por eso...

Sanzu miró su arma y giró su rostro hacia el ventanal que tenía a su lado, observó su reflejo con algunas salpicaduras de sangre y se rió de una forma que cualquiera de ellos lo hubieran confundido con entretenimiento, pero no, casi era un mecanismo de defensa. El conocido "rio para no llorar". Al principio, todo ese mundo lo llevaba bien, las drogas eran buenas y el asesinar personas no le importaba, pero el tiempo hizo lo suyo y todo se metió en su cabeza dejándolo casi enfermo y podrido por dentro.

THE DEVIL IS BETWEEN MY LEGS | Haruchiyo "Sanzu" AkashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora