—Aquí estás maldito imbecil.— Sanzu entró al burdel de Ran, donde el ultimo tenía una prostituta encima de sus piernas.
—¡Detente Sanzu!.— gritó Rindo detrás de él intentando detenerlo.
—¿Qué quieres perro?.— preguntó Ran al verlo entrar a donde él mismo estaba con la mujer.
—Levántate y camina.— ordenó Sanzu.
—¿Quieres golpearme? ¿Por coquetear con tu zorra?. Sanzu... deja de ser tan niño.
Sujetó el brazo de la prostituta para levantarla de las piernas de Ran y sacarla de ahí. Al volver una vena mas notoria se marco en el cuello y frente del pelirrosa. —Mira hijo de puta.— agarró al Haitani por el cuello. —Cuando te digo que te levantes, te levantas.
—¿O sino qué?.— habló entre dientes con una sonrisa burlona.
Sanzu lo soltó y lo miró estoico. —Espero que después de esto te sigas burlando Ran.— sacó un arma de detrás de su espalda entre el pantalón, le apuntó rapidamente y sin miedo, apretó el gatillo para darle un balazo en el hombro.
Sanzu escuchó gritos y gimoteos de Ran, este último se agachó y trató como pudo de parar la sangre. Haruchiyo solo sonrió. —¡¡¡BASTARDO DE MIERDA!!!.
Tomó su cabello con rudeza para acercarlo a su cara. —Vuelve a acercarte a Hiromi y el próximo irá tu cabeza o entre medio de tus piernas... ¿sí entendiste ahora Ran?.— lo soltó bruscamente y sin antes salir de ahí, le dio una patada en su intimidad proporcionandole a sus oidos otro grito y quejido de parte de Ran.
Habían pasado algunos días. Se encontraban en la casa de Hiromi después de cenar.
Sanzu bailaba lentamente con Hiromi mientras su padre se encontraba en una silla de ruedas leyendo un libro cualquiera, desviando la vista de vez en cuando a los dos enamorados que tenía enfrente.
Ura llegó al living. —Señor Miura, sus medicamentos para la noche.— le alcanzó unas pastillas y un vaso de agua. Haciendo que éste último los tomara sin problemas.
—Llévame a la habitación Ura. Quiero descansar, estoy... hoy anduve con bastante sueño.
—Esta bien, señor.
—Buenas noches, hija.— le habló a Hiromi dandole una sonrisa que ella correspondio con otra y un beso a la distancia. —Cuidate Sanzu, adiós, buenas noches.— se despidió de el pelirrosa amablemente.
—Que descanse señor.— respondió él siempre tan cortés. La pareja vio como la enfermera se llevaba al agotado señor en silla de ruedas. —Últimamente tu padre se cansa con bastante frecuencia...
—Si... Ura dice que es normal por como va su enfermedad. Aunque... la quimio debería de hacer efecto a estas alturas y no veo resultados...
—No te preocupes, todo saldrá bien al final...Tu padre es fuerte y paciente... Te crió a ti, ¿no es así?.
Hiromi entrecerró los ojos para darle un golpecito en el abdomen. —¿Qué tratas de decir, Haruchiyo Sanzu?.
—Nada...— respondió juguetón.
—Si claro...— lo volvió a abrazar para seguir con el balanceo lento que tenían gracias a la delicada balada que sonaba de fondo en ese gran living.
—...Es agradable.
—¿Qué cosa?.
—Esto.— acarició el cabello suelto de Hiromi desde la coronilla hasta las puntas.
—¿Te gusta este ambiente cálido?.— preguntó contenta.
—Sí... Me hace sentir en un hogar.
Hiromi dejó su mentón en el hombro de Sanzu. —Mh... Oye... Sé que no te gusta hablar de tu familia o tu pasado... O sea, antes de que yo apareciera... Sabes lo que digo ¿no?... Lo único que quiero decirte es que... Cuando estés listo para contarme lo que sea que haya pasado en tu vida antes de mi, estoy aquí para escucharte con toda claridad y atención.— Sanzu no contestó nada, y solo apretó más el agarre a ella, casi como si doliera. —Tú puedes contarme lo que sea... Por muy malo que sea, yo estaré contigo.
Sanzu tragó duro saliva. —¿Segura que lo que sea?.— cada cosa que hablaban eran como susurros. Todo para que aquella conversación solo quedara entre ellos dos.
—Completamente segura. Jamás te cuestionaría o juzgaría, cariño.— dijo con completa honestidad en ese momento Hiromi.
—Hay cosas que me gustaría guardarlas para mi... para no hacerte daño. Saberlas no te sumaría nada.
—¿Daño? ¿A mi?.— se detuvo y separó a Sanzu para mirarlo. —¿A qué te refieres?.
Él solo apartó la mirada. —Solo... Quizás hay algunas verdades sobre mí que no podrían agradarte.
—Bueno... yo también tengo cosas que podrían no agradarte a ti Sanzu.— acarició sus mejillas. — No te preocupes... No necesitas ser perfecto para mí, solo quiero que confíes en que puedes decirme lo que sea... Lo que sea.— reafirmó. Sanzu la miró, dejó sus manos en su cintura, con sus pulgares acarició el lugar. Se mordió el interior de la mejilla. "Podría contarle algo... sobre mí, o quizas sobre Bonten", pensó por un segundo, pero de inmediato se abofeteo mentalmente al pensar que era una posibilidad viable soltar toda esa verdad y que ella aún se quedará a su lado. —Quizás empezar con algo pequeño, ¿te parece?.
—¿Ahora?.
—No, tranquilo... No necesariamente tiene que ser ahora. Cuando estés listo, yo estaré ahí para escuchar.— lo volvió a abrazar. —Yo no me iré a ningún lado.
"Mierda... Hiromi", se habló a si mismo con dolor.
Sanzu quería contarle todo, y aliviar la pesada carga que ahora estaba teniendo en su espalda, pero ahí estaba ella... Siendo perfecta y amorosa como solo ella podía ser. Y para Sanzu, abrir la boca significaría perderla cosa que definitivamente no quería por nada del mundo.
Odiaba la sensación que le ocasionaba la situacion; miedo... miedo a perder lo único que lo mantenía cuerdo en esta vida.Me faltan sólo dos exámenes en la universidad y término POR FIN mi año académico.
Sólo quiero ver anime, escribir y leer mientras escucho chase atlantic, dios... Zzz.
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THE DEVIL IS BETWEEN MY LEGS | Haruchiyo "Sanzu" Akashi
Fanfiction"𝐄𝐥 𝐝𝐢𝐚𝐛𝐥𝐨 𝐯𝐢𝐧𝐨 𝐚 𝐛𝐮𝐬𝐜𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐥𝐞𝐯𝐚𝐫𝐦𝐞 𝐚𝐥 𝐢𝐧𝐟𝐢𝐞𝐫𝐧𝐨, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐲𝐨 𝐲𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐞𝐧 𝐞𝐥". Haruchiyo "Sanzu" Akashi arco Bonten. 📌 Los personajes son propiedad de Ken Wakui, excepto mi OC: Hiromi Miur...