𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

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Pasaron las semanas

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Pasaron las semanas. Cenas, paseos y noches de complacencia fue lo que Sanzu halló en la pelinegra.

Sanzu se llenaba de extasis al estar entre las piernas de Hiromi y realmente en su cabeza trataba de buscar razones para no involucrarse con ella mas allá de solo sexo pero no encontraba ninguna. Y se sentía como un tonto al admirarla. Porque ahí estaba ella, sonriéndole mientras tomaba una copa de vino en la sala de su penthouse vistiendo solo con una de sus camisas. Sus ojos no juzgaban ni lo miraban con temor, como la gran mayoría de la gente lo hacía. Incluso muchas veces lo desafiaba con la mirada o usando un tono de superioridad que no permitiría que nadie usara con él, pero extrañamente con ella si.

Era hermosa, sin duda alguna, pero había más. En ella existía verdadera bondad e interés en él. La verdad era que Sanzu había encontrado en Hiromi un lugar seguro para regocijarse después de todo lo malo que había en Bonten y eso no le disgustaba para nada.

Eran las once de la noche de un viernes. El penthouse estaba iluminado con luces cálidas dando un ambiente suave y tenue acompañado de jazz como fondo y una calefacción a gusto. El contraste perfecto para la noche lluviosa que había afuera.

—¿Se detendrá?— habló Hiromi refiriéndose al agua que se escuchaba chocar contra los ventanales.

—No lo creo.— respondió él, su voz era tranquila. Caminó hacía la sensual joven con una tabla de quesos, aceitunas y frutos secos, entre otras cosas. Él solo estaba vestido con sus pantalones, dejando a la luz su marcado abdomen por el que hace unos minutos Hiromi había pasado obscenamente su lengua. Tomó su copa de vino y se sentó al lado de ella. —¿Preguntas porque quieres irte?.— cuestionó mientras dejaba la tabla de botanas en la mesa de centro enfrente del sofá en el que estaba sentada cómodamente con las piernas arriba.

Ella lo miró mientras tomaba un queso de la tabla de botanas que Sanzu había traído. Negó con la cabeza. —¿Quieres que me vaya?.— levantó una ceja mientras usaba ese tonito desesperante para Sanzu mientras sacaba el queso del palillo sutilmente.

Él la miró serio pero por dentro lleno de diversión. —Te encanta responderme una pregunta con otra.

—Mh. A veces.— contestó. —Es divertido.

—No me causa risa.— claro que le causaba risa.

—¿Y por qué a mí sí?.— sonrió juguetonamente.

—Porque te gusta verme irritado.— acarició las suaves piernas de Hiromi las cuales estaban estiradas encima de las suyas.

Ella se rió. —Oh Haruchiyo Sanzu...— tomó la copa de vino del pelirrosa. Dejó la suya y la de él en la mesita de centro. Se giró hacia él nuevamente. —A mi me gusta verte de todas las formas. Irritado... Molesto... Feliz... Riendo...— en cada palabra se acercó más a él hasta colocarse a horcajadas sobre sus piernas. Mordió su labio inferior. —Excitado... Gimiendo...— se detuvo un poco para moverse encima de él muy muy sutilmente. —Jadeando... Sudando...

THE DEVIL IS BETWEEN MY LEGS | Haruchiyo "Sanzu" AkashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora