ventiocho;

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Royal London Hospital

—Tienes que despertar, Liam. Tienes que despertar.
Cinco días. Ya lleva cinco días inconsciente sin motivo aparente y los médicos empiezan a plantearse la posibilidad de que su cerebro haya sufrido un daño irreparable.
—Tienes que despertar, Liam.
Estoy solo en la habitación del hospital, muerto de preocupación y muy asustado porque sé que si Liam no abre los ojos pronto, su vida corre peligro. Lo sé con la misma certeza con que sé que yo no querré seguir viviendo si a él le pasa algo.
Shawn y Niall acaban de irse, los pobres vienen constantemente a hacerme compañía y a darme ánimos; él, además, ha lidiado con el tío de Liam y con Patricia. Mi hermano Nathan también está pendiente de nosotros en todo momento y cada día viene a verme para asegurarse de que no me pongo enfermo de preocupación.
Liam tiene que despertarse. No dejo de recordar la última vez que lo vi, el dolor que vislumbré en sus ojos y el que yo sentí en mi interior. Lo que más recuerdo es lo mucho que me arrepentí de haber tomado esa estúpida decisión. ¿Cómo pude negarle lo que él me había dado a mí?
Toco la cinta de cuero que le até a la muñeca la primera mañana que vine al hospital. Una enfermera me dijo que la habían encontrado en el bolsillo de Liam, alrededor del teléfono móvil, y que por eso la habían dejado encima de la mesilla, porque tuvieron la sensación de que el paciente —cuánto odio esa palabra— la guardaba por algo.
Le acaricio el brazo y luego la mejilla. Está recién afeitado, lo he hecho yo mismo, porque sé que no le gustaría llevar barba. Me incorporo y le doy un beso en los labios y vuelvo a pensar en nuestra horrible discusión y en que me fui de su apartamento sin besarlo por última vez.
—Dijiste que querías pertenecerme —le digo, de repente furioso porque me dejase marchar de ese modo—, que querías que te obligase a entregarte a mí, que necesitabas que yo tomase el control y dominase tus sentidos. Pues escúchame bien, Liam. Tú me perteneces, eres mío y sólo me obedeces a mí. Nadie te conoce mejor que yo y nadie excepto yo puede darte lo que necesitas.
No sé de dónde está saliendo toda esta rabia, pero de repente no puedo contenerla. Me siento en la cama, junto al brazo en el que Liam llevaba la cinta y lo miro. Apoyo las manos a ambos lados del rostro de él y me acerco.
—Te quiero, ¿me oyes? Y no es ninguna etiqueta. Te amo y me perteneces. Tú eres mío y estoy harto de que me ignores. No pienso seguir tolerándolo. Ahora mismo abrirás los ojos y me pedirás perdón por haberme asustado tanto. ¿Me oyes? Abrirás los ojos y me dirás…
—Zayn.
Me afloran las lágrimas y veo que los de él están de verdad abiertos. ¡Oh, Dios mío!
Liam se humedece los labios. Soy un idiota, tendría que avisar a una enfermera, pero tengo miedo de irme y de que él vuelva a quedarse inconsciente. Vuelve la cara despacio y dirige la vista hacia su muñeca con la cinta.
—¿Qué… qué significa? —consigue pronunciar.
No dejo de llorar y no me importa.
—Significa —le digo en voz baja— que te amo y que… —no puedo terminar, se me atragantan las palabras con los sollozos.
—¿Tuyo? —Es obvio que Liam está muy dolorido y que le cuesta hablar.
—Sí, mío. Eres mío.
Él ha vuelto a cerrar los ojos, pero esta vez de cansancio. Me inclino y le doy un beso en los labios antes de apartarme.
Liam se ha despertado.
Se ha despertado y saldrá de ésta.
Él ha hecho lo imposible, ahora me toca a mí.
¿Seré capaz de darle todo lo que me ha pedido?

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Llegó la hora de llorar, se terminó el primer libro. ¿Qué creen que ocurre con ellos? Aún falta muchas cosas por descifrar...

¿Podrá Zayn dominar a Liam?

¿Liam aceptará lo que siente po Zayn más allá de solo querer dominarlo?

Quién sabe...

¿Desean que adapte el siguiente libro?

Estaré leyendo sus comentarios.

Noventa días « Ziam »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora