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He "volvido" :D 

La semana pasada no pude traerles un capítulo T--T Estuve ocupada buscando un compu nuevo, ya que el antiguo me daba muchos problemas. Peeeero esta vez les tengo una propuesta. Si consiguen llegar a los 3k de comentarios en este capítulo, habrá otra actualización esta semana. Pero ojo piojo, solo si llegan o sobrepasan los 3k, de lo contrario, pues el siguiente capítulo será la próxima semana.

Que comience el juego >:D


RETAZOS DEL PASADO


Estos días he pasado declinando las llamadas de Raziel por miedo a qué me tiene por decir y a esquivarlo cuando nos encontramos en el trabajo. Tengo la suerte de que ya no pase tanto tiempo por ahí, pero me duele un poco saber que la razón es su otro trabajo. No quiero actuar como una celosa y negarle que haga sus asuntos, ya que técnicamente no somos nada, pero no voy a dejar de lado el pensamiento posesivo de decirle: "hey, hay otras formas de saber lo que todas estas familias ocultan". Luego recuerdo que debo evitarlo para no enfrentar mi realidad.

Lo cierto de todo esto es que sí, le he estado ocultando algo: yo desde el principio sabía que mi madre se cambió el nombre y que mi padre, aquel borracho despreciable, en realidad no es mi padre biológico. Sin embargo, explicarle cuál es la razón de todo esto, es inútil, porque, sinceramente, ni yo lo sé.

De mi niñez los recuerdos siempre han sido bastante difusos, como una ciudad bajo una espesa y aterradora neblina. No son constantes, más bien son como los sueños. No puedo distinguir si son reales o parte de mi imaginación. Mi memoria de niña ha sido atacada por los años. O, tal vez, por algo que debí olvidar por las buenas o por las malas.

Un confuso recuerdo viene a mí cada vez que pienso en lo que Raziel dijo. En él, mamá me sostiene de los brazos. Sus dedos están casi incrustados en mi piel, tanto que mi piel se estira y duele. Yo estoy llorando, pero no por la forma tan brusca en que mi madre me agarra, sino por algo más. Puedo sentir en mi pecho algo que me aflige. Algo malo que yo he cometido.

Mamá está agachada frente a mí, con los ojos muy abiertos, las cejas curvas, la frente arrugada. La desesperación en la manera que toma mis brazos y me remueve, insistente, balbuceando algo que no logro comprender. Poco a poco su voz se aclara.

—Tienes que prometerlo —ordena al borde de la histeria. No pestañea, lo que me dio muy mala espina. Sus ojos se ven tan grandes e intimidantes...

Estoy llorando, asustada.

—Mami...

—Nada de mami —me regaña ella y sus dedos me aprietan con más fuerza—. Promete que olvidarás todo.

Y yo, con las lágrimas cayendo sin parar, le digo sin comprender:

—Pero papi está...

—Papi ya no está con nosotros. —Su voz se quiebra cuando lo dice—. Se fue para siempre. Ahora somos las dos. Ahora mami es alguien nueva.

—¿Y yo? ¿Y papi?

Era demasiado pequeña para entenderla.

—Nunca hables con nadie sobre papi. Él ya no está, ¿entendiste? Si hablas de él algo malo nos pasará. A ti y a mí. ¿Eso es lo que quieres?

Aquel «ya no está» provocó que chillara de llanto.

—¡¿Quieres que nos pase algo malo?! —insistió.

INTENCIONES OCULTAS  EAM#2 | PRONTO EN LIBRERÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora