CAPITULO 30

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Había pasado ya una semana desde la muerte de Madara, Naruto había vuelto y aunque sus hijos se mostraban realmente felices por tenerlo con ellos, él notaba que la reciente perdida los tenía mal.

-¿Niños?- habló entrando a la habitación de los mellizos.

-¿Si mamá?- habló el rubio.

-Yo... Bueno... Esta semana yo los e visto algo... ¿Cómo decirlo?.

Luego de casi seis años sin tener comunicación con sus hijos, le parecía que trataba de hablar por primera vez con ellos. No sabía que había pasado en esos cinco años, y la poca comunicación que tenían con él cuando lo veían en el hospital también lo hacía dudar de lo que haría.

Los mellizos le hicieron un espacio al rubio mayor quien se sentó entre ellos. Boruto dejó caer su cabeza en las piernas de su madre quien acarició sus hebras rubias. Sarada se recargó en su hombro mientras también jugaba con el cabello de su hermano.

-Lo notaste ¿No?- Preguntó la azabache.

-Si... ¿Quieren hablar de él?, No dejen que lo que sienten los destruya, lo mejor que pueden hacer por ese hombre es vivir de la manera más normal posible- dijo y miró a su hijo quien tenía los ojos cristalinos.

-Pero duele- murmuró.

-Yo afortunadamente no perdí a mi Sensei, pero estuvo al borde de la muerte- dijo y sonrió- estuvo en coma durante cuatro meses, incluso luego del ataque a konoha, él estuvo entubado en un hospital improvisado, iba todos los días a verlo y trataba de siempre ir con una sonrisa para que, si él aun seguía por ahí mirándome, no me encontrará lamentandome o destruyendome... su papá me dijo que él les prometió seguirlos viendo desde donde estuviera, y sé que no le gustaría mirarlos de esta manera.

Ambos mellizos comenzaron a llorar y su madre los abrazó, sabía que les estaba doliendo y seguiría doliendo por un buen tiempo.

-Lloren, lloren todo lo que tengan que llorar- dijo mientras los consolaba.

Himawari estaba recargada en la pared fuera de la habitación con una mano en la boca mientras sus lágrimas salían.
Quizá sonaba mal, pero a ella más que a nadie le dolía la muerte de aquel hombre, lo tomó como su abuelo en poco tiempo, el cariño que le tenía era inmenso.

-Himawari- habló su madre desde dentro- ven cariño.

La menor caminó hasta ellos y se unió al abrazo mientras sus lágrimas y sollozos seguían saliendo.

A Naruto le partió el alma ver a tres de sus pequeños llorar de esa manera. Al girar de nuevo su rostro a sus hijos, no pudo evitar mirar a sus pequeños a edades muy menores, pareciera que el tiempo había ido hacia atrás y sus niños hubieran pasado de ser adultos a ser su bebés de nuevo.

Sasuke asomó la cabeza por la puerta y los vio a los cuatro en la cama. Se acercó y abrazó a sus hijos quienes simplemente lloraron aún más. Detrás de él entraron los otros cuatro chicos de la casa, los dos menores miraron confundidos la escena, mientras que para los mayores, les dejó un ma sabor de boca al recordar lo pasado.

•  •  •

Sasuke y Naruto salieron de la habitación luego de que sus tres hijos mayores cedieran al cansancio de haber llorado por horas.

-¿Se durmieron?- Preguntó Itei al verlos bajar a la sala.

-Si...- respondió el rubio y los miró- ¿Quieren que les preparé algo de comer?.

-¡Yo quiero ramen!- exclamó Menma con alegría- ¿Podemos hacerle ramen a mis hermanos?.

-A todos les haremos ramen, cariño... Bueno, a Boruto no le gusta- dijo y miró a los demás- ¿Quieren dangos o ensalada de tómate?.

HIJOS DE LO PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora