CAPITULO 19

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Sus ojos se abrían pesadamente, pareciera que había dormido años, se sentía tan cansada.
El peso extra de varios cuerpos a su alrededor la alarmó, inmediatamente giró su rostro en todas direcciones.
Su padre la abrazaba mientras tomaba la mano de su madre quien abrazaba a su mellizo el cual... Bueno, estaba babeandole en hombro y cabello.

-Ps, Boruto- susurró y trató de mover a su hermano- Boruto...

Subió su mano y trató de separar las de sus padres por un segundo.

-¿Sarada?- habló el azabache a su lado.

-Buenos días papá- dijo y el Uchiha la aprisionó entré sus brazos.

-Me alegra que hayas despertado, cariño- dijo y repartió besos por su rostro.

-Papá... No respiró.

-Perdón- dijo y la soltó- ¿Ibas a salir?.

-Supongo, no hay mucho que hacer acá adentro- dijo y el azabache asintió.

-Ya estamos en Uzu, deberías ir a conocer.

-Lo haré- dijo y le dió un último abrazó antes de salir.

Comenzó a caminar notando que ya habían hecho algunas cosas en la aldea, por ejemplo, había un templo y algunas casas, también estaban los edificios cilíndricos, los cuales, tenía entendido, habían sido de esa misma forma antes de que atacarán a los Uzumaki.

-¡Sarada!- saludó la Akimichi apareciendo en su campo de visión- ¡Despertaste!.

La morena la abrazó y cargó, pero Sarada no se inmutó en responder ni un poco.

-Si, lo hice- habló con serenidad y comenzó a caminar.

-Los chicos van a estar contentos de saber que despertaste- dijo mientras la seguía- pero ¿Qué pasó aquel día?.

La azabache no le contesto, solo siguió su camino, no pretendía hablar con ella, mucho menos porque se mofó de aquella vez que investigaban a los donceles.

-¿Sarada?.

-Quiero estar sola, ¿Puedes irte?- dijo y siguió su camino.

La Akimichi se quedó mirándola partir, no sabía que les había pasado, para empezar ni ella, Boruto o Mitsuki le hablan a alguno de su equipo, y le parecía bastante extraño pues se supone son mejores amigos.
Volvió sobre sus pasos y está vez se encontró a Shikadai "hablando" con Boruto.

-¿Vas a decirme qué te pasa?- Preguntó el pelinegro.

-No- dijo y pasó de largó a la morena- te agradecería que me dejaras solo.

El Nara, en un intento desesperado de saber lo que ocurría con su amigo, utilizó su jutsu de posesión de sombra para detenerlo, sin embargo el rubio lo esquivó y le regaló una última mirada al ojiverde haciéndolo sentir un escalofrío.

-¿Viste eso?- Preguntó la morena.

-Era el Sharingan- respondió el Nara- ¿Qué es lo que le pasa? Lleva días ignorandonos.

-¿Han visto a Boruto o Sarada?- habló alguien detrás de ellos.

-Buenos días Itei- saludó coqueta la morena.

El azbache llevaba en sus hombros a la ojicielo menor de la familia, quien le regaló una sonrisa a ambos adolescentes.

-¿Sabes qué les pasa?- Preguntó el pelinegro.

-No, recién los conocí, no sé mucho sobre su comportamiento.

-Mira, Itei, ahí están- dijo la azabache y apuntó al frente donde se encontraba el río.

HIJOS DE LO PROHIBIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora