HIJOS DE LO PROHIBIDO

CAPITULO 22

Un pielnivea miraba por la ventana de su habitación, se habían cumplido dos años desde la desaparición de su querida ojiazul.

-Pst, Inojin- escuchó a sus espaldas.

-Shika- murmuró y lo miró- ¿Por donde entraste?.

-La ventana del baño estaba abierta- dijo y caminó hasta él- ¿Tienes todo listo?.

-¿Es seguro hacer esto?.

-La quieres volver a ver ¿Si o no?- preguntó el pelipiña y tomó su mochila- debemos buscarlos, ya deben estár en la aldea, no faltan ni un mes.

Dos años atrás, cuando nació el pequeño Menma, Shikadai logró visualizar la cabellera rubia de su mejor amigo en los cuneros, al parecer no iba solo, Sarada, Himawari y ese tal Madara Uchiha, estaban acompañandolo.
Aquel día habló con sus compañeros y se encargó de vigilar los alrrededores del hijo menor del matrimonio Uchiha-Uzumaki, notando, que volvían todos los meses a observar al menor. Sus dos siguientes años fueron ocupados en crear un plan de escape para encontrar la ubicación de sus amigos. Dos meses atrás comenzarón a preparar todo para su aventura, saldrían esta misma noche.

-Date prisa, Chou Chou e Itei nos esperan afuera- dijo y salió por la ventana del pielnivea.

El yamanaka miro su habitación y dejó un sobre en su cama antes de salir por donde su amigo.

-Se ve hermoso durmiendo- murmuró la ojicielo.

-No hagas mucho ruido, alguien podría despertar- habló el rubio.

-Sólo ya no hablen- les regañó la ojinoche

Madara los miraba desde la ventana, un año atrás se había planteado informarles a los padres de los niños la situación, pero tendría que cambiar por completo sus planes pues seguramente el Hokage y su esposo tratarían de tomar el control de todo.

El sonido de una puerta abriendose, los obligó a los cuatro a salir de la habitación y esconderse entre los árboles de frente.
Un azabache entró y se sentó junto a la cuna del menor, pasó sus dedos por su rostro y algunas lágrimas escaparon de sus ojos.

-Algún día traeremos de vuelta a tus hermanos- murmuró y miró por la ventana- algún día...

-¿Son ellos?- preguntó el pielnivea- no veo a Hima.

-Tranquilo, no hagas una estupidez inojin- murmuró el pelipiña- esperemos a que salgan de la aldea para seguirlos.

-¿Por qué no se han movido de ahí?- Preguntó la morena- ¿Se dieron cuenta de nosotros?.

-No, el señor Sasuke ya debe estar en la habitación y tratan de no hacer ningún movimiento- murmuró él pelipiña.

Sus compañeros asintieron y esperaron el siguiente movimiento.
Un par de minutos pasaron cuando sus amigos por fin bajaron de aquel árbol.

-Debemos volver, pronto se hará el cambiador de guardia, ocuparemos esa ventana de tiempo para irnos sin que lo noten- habló el mayor- vamos.

Los hermanos miraron al bebé y siguieron al azabache, volverían el mes siguiente, no debían preocuparse.
Detrás de ellos, el equipo InoShikaCho, brincaba de árbol en árbol, tratando de seguirles el paso. Evitaban hacer ruido, pues si los descubrían se irían por la borda aquellos dos años de preparación.

En silencio salieron de la aldea, y miraron una última vez su nuevo hogar. Siguieron desde las sombras al grupo de Uchihas que parecían ir platicando muy amenamente, algo muy raro para haber sido secuestrados hace dos años.

-Alto- murmuró él pelipiña- hay algo en ellos que no me gusta.

-¿De qué hablas?- Preguntó el pielnivea mientras veía a su ojicielo alejarse- los vamos a perder.