Capítulo 2

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Chanyeol era apenas capaz de creer lo que veían sus ojos. Detrás de toda la mugre y de la ropa andrajosa, el cuerpo delicado y sensual del zorro era mejor que cualquiera de sus fantasías. De piernas torneadas y delgadas, su cintura pequeña y curvilínea, su pecho plano, apenas pintado con dos rosáceos botones; y su bien parado trasero que atormentaban la cabeza del Diablo.

Después de que el sirviente limpiara la herida en la pierna del chico, le recomendó darse un baño para retirar los rastros de sangre. Chanyeol se opuso profundamente pues su inquebrantable juicio empezaba a fallarme conforme más veía al joven híbrido. No pudo hacer mucho cuando Jonghyun llegó. El hombre era su mano derecha y el encargado de todo lo concerniente a la mansión. De porte mucho más bajo que el suyo, pero muy apuesto, suponía un demonio bajo las órdenes del Diablo.

—Te llevaré a la recámara de huéspedes donde podrás asearte —le dijo con tono cariñoso al asustadizo zorro que se escondía detrás de Chanyeol como si el Diablo fuera a ayudarlo.

—Tiene que irse —mencionó duramente.

—Claro que no. Está helando afuera y podría enfermarse gravemente, así que se quedará aquí hasta que pase la tormenta y regrese a su casa.

El zorro bajó las orejas. El no tenía a dónde volver. Sin casa ni familia, salir de esa cálida mansión suponía para él volver a pasar penurias interminables hasta encontrar algún tronco hueco y seco, o alguna bodega donde refugiarse. Además, no podía irse.

—A menos que no tengas a donde ir —señaló Jonghyun.

El zorro sacó la cabeza de detrás de Chanyeol y negó.

Una sonrisa pareció aparecer en los labios del demonio.

—Bueno..., ¿y te gustaría quedarte aquí?

—¿Qué diablos estás diciendo? —bramó Chanyeol.

—Puedes trabajar aquí como sirviente, ¿eso te parece bien?

Chanyeol se sintió infamemente ignorado y sobajado. ¿Acaso no era él el dueño de la casa? ¿Acaso no era el temible demonio que todos temían?

—Ni hablar.

—Hace pocos días mencionaste que hacía falta personal para atender la casa; bueno, he resuelto el problema.

—No dejaré que él-

—No es tu decisión, si mal no recuerdo me diste completa autonomía para manejar la casa y a los sirvientes.

Chanyeol se mordió la lengua. Debió encargarse él mismo de todo, aunque lo odiase, si hubiese sabido que iba a tener a un pequeño zorro tentándole con su cola por aquí y por allá. No tenía control de nada en ese momento, y se sentía avergonzado de ello. Se juró tomar las riendas de todo y...

—Gracias, Señor —habló Baekhyun saliendo de su absurdo escondite.

Chanyeol se sintió perdido al oír su voz tan suave y dulce, una que él ansiaba deformar en la cama cuando sus cuerdas vocales se rompiesen por los gritos y gemidos. Suspiró. Ese zorro no era bueno para él, ni él mismo lo era para nadie.

—Ven, te llevaré a la que será tu habitación de ahora en adelante.

Ellos subieron por las escaleras al segundo piso, hacia la zona de su propia alcoba. ¡Qué descaro! Y quiso refutar, pero seguramente Jonghyun ya habría ideado una respuesta para eso también.

El Sirviente del Diablo (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora