Capítulo 7

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Chanyeol estaba muy feliz, demasiado, con una radiante sonrisa en el rostro que casi delataba su fechoría nocturna. En el desayuno, cuando la mesa estuvo puesta y a su lado lo acompañaba Luhan, a su mente llegaron aquellos recuerdos que lo atormentaron con sueños húmedos toda la noche. Y el despertar fue igual de bueno porque casi podía oírlo nuevamente tocándose y gimoteando por ello.

Alegremente se llevó la taza de café a los labios, degustó su sabor y aroma. Café arábigo de la mejor calidad, aunque al inicio no logró entender la diferencia entre uno y otro café, ahora era particularmente apegado a este por su rico gusto y perfume.

Luhan lo miraba con extrañeza viva, interiormente cuestionándose a qué se debía tanta alegría.

Baekhyun entró entonces llevando una bandeja con fruta y panecillos de frambuesa, parecía muy ensimismado con no tropezar y desperdiciar los alimentos que una vez estuvo dejando los platos sobre la mesa, alzó la mirada y se encontró con los ojos brillantes de Chanyeol. Un ferviente rubor se apoderó de sus mejillas e inmediatamente apartó la mirada. Los recuerdos de su desliz nocturno lo atacaron con culpa y fue incapaz de regresar su mirada a su amo. Se sintió un completo desvergonzado, un cínico y miserable calenturiento que ocupó la más mínima imagen de su caliente jefe para masturbarse. Esperaba olvidar el suceso pronto, o que al menos ya no lo atormentara tanto, pero, entonces, escuchó a Chanyeol hablarle.

—¿Pasaste buena noche, Baekhyun?

Estaba sonriendo, casi burlándose del pobre zorro.

—S-sí, amo —respondió titubeante y apegó la bandeja contra su pecho delatando su nerviosismo.

—Me alegro por ti porque yo no pude dormir mucho —comentó con vaguedad—. Estuve caminando por los pasillos por la noche para conciliar el sueño.

El zorro, a pesar de su piel blanca, se volvió aún más blanco; no había rubor en sus mejillas ni sobre su nariz respingada, solo el miedo de haber sido descubierto. Baekhyun percibía que Chanyeol le hablaba como si ya lo supiese todo. Y temió que, además de ser escuchado, Park haya intuido también que era por él por quien se acariciaba, por aquel encuentro durante la tarde cuando le vio con la polla dura y erguida.

Baekhyun jugueteó con sus dedos.

—Antes la mansión era muy callada a esas horas, pero tú la has convertido totalmente. ¿Qué hacías?, ¿cantabas? Tienes una voz muy melódica.

Lo sabía.

Chanyeol lo sabía todo.

—¿Estuviste espiando a Baekhyun? —increpó Luhan al ver al zorro tan asustado.

—Por supuesto que no —se atrevió a mentir—. Dado que Jonghyun le asignó una habitación muy cerca de la mía, cuando salí a pasear escuché ruidos. Nada más.

Pero mientras hablaba sonreía perversamente.

Baekhyun ocultó su rostro tras la charola de plata, sus orejas danzarinas bajaron y cubrieron sus ojos, y su cola juguetona se quedó quieta, baja en el piso.

Chanyeol quiso reírse a carcajada suelta, burlarse como un completo desgraciado del abochornado zorro, relatarle lo que escuchó y lo que vio; sin embargo, también tuvo ganas de tumbarlo sobre la mesa y follarlo en medio de tantos manjares.

—¿Baekhyun, estás bien?

El zorro asintió antes de salir corriendo hacia la cocina donde pudo pegar un pequeño grito de frustración.

El Sirviente del Diablo (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora