El Diablo estaba al borde del colapso. No lo soportaba más. Había pasado una semana, quizás un poco más, y, aunque el mal temporal estaba menguando conforme se acercaba la primavera, no podía más con la presencia desastrosa del zorro por la casa. En una semana logró romper dos jarrones, una tetera y casi media docena de platos. O le temblaban las manos en su presencia, o el chico era un completo inútil. Chanyeol apostaba por la primera, pero con un poco más de tiempo la mansión terminaría en ruinas porque Baekhyun se apoyó contra un pilar y este dio con el piso. El problema iba más allá, lamentablemente, pues Jonghyun no hacía otra cosa sino cuidarlo como a un cachorro. Su cachorro.
La ropa ajustada que le dio el demonio lucía pecaminosamente las curvas del zorro, enmarcando esa cola esponjosa que siempre veía bamboleándose por los pasillos. Su trasero y cintura era con lo que más fantaseaba Chanyeol cuando en la ducha o en la cama, de noche o de día, se masturbaba pensando en el híbrido. Era una bonita imagen, pero detrás de esa facha de inocencia, Chanyeol sabía que se ocultaba algo muy peligroso. Baekhyun era dulce y encantador, en palabras de Jonghyun, sin embargo, su instinto más recóndito le decía que debía ser cauteloso con ese cordero engañoso. Su instinto jamás le mintió y no empezaría a duda de él ahora.
Esa mañana de sábado cuando abrió los ojos halló la figura del híbrido frente a él, sosteniendo una charola con su amargo café arábigo mañanero.
—El sol salió, amo —le dijo con ese tono dulce.
Chanyeol quiso saber porqué eso era relevante, pero solo se destapó, sin importarle si a Baekhyun le seguía cohibiendo su desnudez al dormir, y tomó el café.
—Es tu día libre —le recordó.
—Lo sé —señaló y Chanyeol se dio cuenta de su vestimenta casual: un suéter blanco, un pantalón negro al igual que los zapatos y un abrigo largo—. El Señor Jonghyun me acompañará a comprar cosas que necesito..., ¿usted quisiera venir?
El Diablo largó una carcajada sardónica que sonrojó al jovencito.
—¿Por qué iría? —preguntó mientras se calzaba la bata de seda negra con su monograma al frente.
—Porque está solo... —se atrevió a contestar—, y triste. Creí que sería bueno para usted-
—... No quiero —le contestó toscamente.
—Por favor, mi señor —le suplicó agachando las orejas.
Esa tierna imagen jodió la cabeza de Chanyeol como no tenía una idea.
Quería morder esas orejas cuando lo cogiera en la cama, acariciarle esa coqueta cola y tirar de ella para golpear con su polla el culo de Baekhyun. Le prendía mucho y ello no molestaba en absoluto a Chanyeol.
"Soy el diablo..., no le temo a la lujuria, vivo de ella, y no hay nada de malo en desearlo con locura hasta hacerlo pecar conmigo", pensaba Chanyeol y bajo esa idea se volvía cada día más descarado con Baekhyun.
—Iré —concedió—, pero que no se te vuelva una costumbre importunarme de esta manera.
Baekhyun asintió sonriente antes de salir de la recámara para que se cambiara.
Chanyeol imaginaba que irían a comprar ropa, podría verlo medio desnudo y quizás usando escazas prendas de encaje, y solo bajo esa idea accedió. Tendría mucho material para uno o dos orgasmos esa noche.
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El Sirviente del Diablo (Chanbaek)
RomanceEn la tierra vivía el diablo y se llamaba Park Chanyeol. Solitario, aunque casado, esperaba la bendición de un heredero, pero en lugar de eso, obtuvo la bendición de un amante peculiar, un híbrido de zorro llamado Baekhyun, que le dará todo lo que s...